La alta demanda lleva la venta de viviendas a extranjeros a números récord en Canarias

La demanda retenida por la pandemia, la alta rentabilidad de los inmuebles y la fuga de inversores por la guerra disparan las operaciones de internacionales

Turistas en playa del Inglés.

Turistas en playa del Inglés. / Juan Carlos Castro

Los extranjeros compran en Canarias más viviendas que nunca. El número de operaciones firmadas por internacionales se disparó el año pasado en el Archipiélago y, a falta de los datos del último trimestre, 7.659 adquisiciones inmobiliarias de las Islas tuvieron detrás a un propietario no residente. Una cifra que supone un incremento del 52% respecto a la que se registró en 2021 en ese mismo periodo y que es un 16% superior a la del año 2017 que ostentaba hasta ahora el récord desde que existen registros.

Los extranjeros se han lanzado a la caza de oportunidades inmobiliarias en las Islas. Pero, ¿qué razones están detrás de este importante incremento? Por un lado, la demanda retenida durante los años de pandemia parece haber explotado al fin tras la llegada de la ansiada normalidad. Por otro, la alta rentabilidad que se puede obtener por los inmuebles en Canarias se convierte en un atractivo muy goloso para los internacionales que ven en la compra una forma de hacer negocio. Y por último, la fuga inversora de países limítrofes con Ucrania –como por ejemplo Polonia– que tras el inicio de la guerra buscan un refugio más seguro para adquirir nuevas propiedades y que lo encuentran en el Archipiélago. 

Pros y contras

Todo ello ha sido el caldo de cultivo para hacer despegar de nuevo este mercado que se hundió con la llegada del coronavirus. Unas ventas que se convierten para unos en maná caído del cielo y que otros ven como un problema que ahonda en la emergencia habitacional que experimenta las Islas, en donde los canarios tienen cada vez más difícil acceder a una vivienda. De hecho, algunos partidos como Nueva Canarias (NC) ya han pedido que se estudien en la comisión del «reto demográfico» –aquella que aborda la posible superpoblación en el Archipiélago que amenazaría el estado del bienestar en las Islas– los «efectos» que producen las compras de viviendas por no residentes. 

El partido que lidera Román Rodríguez trae de esta manera a Canarias un debate que ya ha abierto el otro archipiélago del país, Baleares, que ha dado recientemente el primer paso para tratar de limitar la compra de viviendas por parte de foráneos. Una maniobra que con toda seguridad se dará de frente con la normativa europea, ya que este tipo de cortapisas supone conculcar los derechos de los ciudadanos comunitarios. 

El alza reaviva el debate de si las Islas deben seguir la vía balear y estudiar una posible limitación

Canadá es otra región que en los últimos días también ha impuesto una limitación a la compra de inmuebles por parte de no residentes. Una restricción que se mantendrá vigente al menos durante de dos años ,con el objetivo de aliviar los precios para favorecer el acceso a la vivienda. 

No a los límites

El sector inmobiliario y los expertos ya se han posicionado en contra de que Canarias explore la vía balear y coinciden en que sería un auténtico disparate poner palos en las ruedas a unas operaciones que suponen más del 30% del volumen total de compraventas que se registran en Canarias. «¿Qué supondría que de un plumazo desaparecieran una de cada tres adquisiciones?», se pregunta Isidro Martín, delegado en la Comunidad Autónoma de la Asociación Profesional de Expertos Inmobiliarios (APEI), que recuerda que estas transacciones mueven una gran cantidad de dinero que se traduce en actividad económica y empleo.

«Supondría eliminar trabajo en las notarías, las gestorías, el sector de las reformas o la venta de muebles o decoración», sin contar con que también se eliminarían un tercio de los impuestos que se pagan por el total de las transacciones inmobiliarias. Martín señala también que se pondría limite a la llegada de muchos turistas que vienen a Canarias a pasar temporadas en sus propias viviendas y que también consumen en bares y cafeterías, hacen compras en el supermercado o en el comercio local.

Según los datos de transacciones inmobiliarias del Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana, los extranjeros no residentes se hicieron con 7.659 de propiedades el año pasado en Canarias. Una cifra que si se suma con las transacciones que suscribieron los foráneos que sí son residentes supone un total de 13.111 operaciones. Por lo que más de la mitad de las 24.533 compraventas de viviendas que se realizaron en Canarias hasta septiembre del año pasado tuvieron detrás a un propietario que no había nacido en España. Entre los compradores extranjeros del Archipiélago destacan los británicos y alemanes, pero también italianos o polacos en los últimos años. Personas que por lo general tienen un poder adquisitivo mayor que los canarios y que tal y como reconoce Martín tiran hacia arriba de los precios. 

Fórmulas para aliviar la tensión

Sin embargo, el experto inmobiliario advierte que entre los compradores extranjeros que adquieren propiedades en Canarias existen diferentes perfiles. «Hay de todo, pequeños compradores que buscan inmuebles por encima de los 100.000 euros, inversores que se centran en residencias a partir de 250.000 y también los que ponen el ojo en propiedades de más de un millón de euros», señala.  

Y aunque asegura que no está a favor de limitar por limitar la compra de vivienda por parte de extranjeros, Martín sí se abre a que se estudien fórmulas que puedan servir para aliviar la tensión que existe en el mercado inmobiliario. «Habría que estudiarlo de manera seria porque no se cómo podría afectar, por ejemplo, una carencia por un periodo de tiempo o condicionar la adquisición a ciertas cosas», concluye. 

Además, insiste en que la actual situación internacional deja dudas acerca de cómo se va a comportar este segmento del mercado en el futuro. «La devaluación de la libra puede frenar estas transacciones», detalla, a las que también pueden afectar que se encarezcan los billetes de los aviones que conectan el Archipiélago con el resto de Europa, si finalmente los vuelos hasta las Islas no quedan excluidos del mercado de las emisiones en 2024. 

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