Las dos caras de la crisis: Canarias tiene menos empresas pero más trabajadores que nunca

En las Islas hay 905 negocios turísticos menos que antes de la pandemia pero emplean a 37.000 asalariados más que entonces

Turistas en el municipio de Puerto de la Cruz, al norte de Tenerife.

Turistas en el municipio de Puerto de la Cruz, al norte de Tenerife. / LP/DLP

Casi tres años después de la irrupción de la covid en España, el tejido productivo canario es incapaz de recuperar el número de empresas que tenía en aquel momento. Hoy hay en las Islas muchos más trabajadores que en febrero de 2020, el último mes antes de que el Gobierno central decretara el estado de alarma para contener el avance del coronavirus y comenzara así la crisis de la covid, a la que siguió en la primera mitad de 2021 el inicio de la escalada de los precios. Es más, no solo hay más empleados que antes de la doble crisis, sino que hay más empleados que nunca. Sin embargo, y aunque a primera vista pueda parecer paradójico, esa recuperación de la mano de obra no tiene correspondencia con la situación del tejido empresarial. El Archipiélago aún tiene 613 empresas menos que en aquel último mes prepandemia y un millar menos que en 2019, el último año de bonanza económica. Y se trata de empresas propiamente dichas, es decir, de negocios que en todos los casos tenían asalariados. ¿Cómo es posible entonces que haya menos empresas con trabajadores en plantilla y que al mismo tiempo haya más trabajadores que nunca? Por un lado, por el boom del autoempleo, por todas esas personas que se han lanzado al emprendimiento, ya sea por convencimiento o por necesidad; y, por otro, por la buena marcha del sector turístico una vez superado lo peor de la pandemia, lo que ha permitido incrementar las plantillas de las firmas del ramo.

Canarias cerró 2022 con un total de 60.989 empresas activas e inscritas en la Seguridad Social, según los datos que acaba de publicar el Ministerio de Trabajo. En febrero de 2020, cuando aún había quienes desde el Gobierno de Pedro Sánchez aseguraban que la covid no golpearía a España, había 61.602. Y 2019 había terminado con 61.947. Incluso, si se echa la vista un poco más atrás, resulta que 2018 acabó con hasta 62.365 negocios de alta en la Seguridad Social en la Comunidad Autónoma, 1.376 más de los que hay en estos momentos. Además, hay que precisar que no se trata de un hecho puntual. En ninguno de los meses transcurridos desde el estallido de la pandemia se recuperó el número de empresas de antes de la doble crisis, siquiera de forma pasajera. De hecho, todavía no se han alcanzado las 61.000.

La otra cara de la moneda es el empleo. Aquellas 61.602 empresas que había en la región en febrero de 2020 daban trabajo a 630.777 personas. Las 60.989 que hay en la actualidad ocupan a 670.816. Dicho de otro modo: 613 negocios menos emplean a 40.000 personas más. La razón de este aparente contrasentido está en un sector turístico que se ha restablecido de los meses de confinamientos y cuarentenas a mucha mayor velocidad de la esperada. La primera industria del Archipiélago está en cifras prepandemia en casi cualquier indicador, incluida la facturación, y esto, claro, se nota en las contrataciones. El motor de la economía regional lo integran 905 empresas menos que antes de la covid, pero las 49.991 que sobrevivieron a las restricciones de la movilidad y los cierres de fronteras en media Europa hoy dan trabajo a 37.000 asalariados más que entonces. También han perdido negocios los sectores agrario, con medio centenar menos, e industrial, con 84 menos de alta en la Seguridad Social. La única excepción ha sido la construcción, que en los meses más duros de la pandemia sustituyó al turismo como motor económico y que tiene en la actualidad hasta 426 empresas más que antes de la crisis, lo que maquilla un poco la merma en las demás ramas de actividad.

El otro factor que explica por qué hay menos negocios inscritos en la Seguridad Social pero más empleados es el auge del trabajo autónomo. Un auge que tiene una cara B no tan positiva en esos casos en los que la persona no emprende por vocación sino por necesidad; esa persona a la que se le exige darse de alta en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA) para seguir desempeñando el mismo puesto que venía desempeñando pero ahorrando costes a la empresa. El empleado pasa así de asalariado a falso autónomo, y aunque este es un problema que viene de lejos, hay expertos que sostienen que la reforma laboral de PSOE y Podemos es caldo de cultivo para la proliferación de estos casos. Sea como sea, en las Islas hay 135.300 trabajadores por cuenta propia o autónomos, cuando no llegaban a 126.500 en febrero de 2020, aquel último mes antes de que la economía occidental volviera a entrar en crisis.

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