El esfuerzo de los canarios para comprar casa está a punto de cruzar la ‘línea roja’

El precio de la vivienda se consolida en máximos históricos tras subir un 11,2% por la inflación | Los hipotecados ya emplean casi el 30% del sueldo para el pago del préstamo

«Empecé a buscar casa hace dos años, y ya he llegado a un punto en el que he visto que me sale más rentable construir mi propia casa que comprarla». Ruth Martínez vive con su madre en Los Realejos, al norte de Tenerife. Tiene pareja y ambos disfrutan de empleos estables y razonablemente bien remunerados. Pero ni por esas. Intentan encontrar una vivienda unifamiliar en la comarca norteña, no necesariamente en Los Realejos, pero los precios se salen de madre. Así que Ruth y su novio han tenido que desistir, al menos de momento. «Sigo mirando casas de vez en cuando por si veo alguna bajada de precio, pero parece que siguen subiendo en vez de bajar», explica. Y así es. Si comprarse una vivienda hace ya tiempo que dejó de ser una opción accesible a la mayoría, ahora, con la inflación por las nubes y los tipos de interés en alza, supone un esfuerzo inasumible incluso para quienes cuentan, como Ruth, que es profesora de inglés de secundaria, con ingresos estables. De hecho, el recibo medio mensual de la hipoteca de los nuevos compradores está en Canarias a punto de cruzar la línea roja que marcan los expertos, a punto de comerse más del 30% del sueldo, que es ese porcentaje a partir del cual el hipotecado compromete su economía doméstica. En otras palabras: el punto a partir del cual el pago del préstamo obliga a recortar otros gastos habituales. Eso en el mejor de los casos; porque en el peor, la familia no tiene más remedio que retrasarse en los pagos a riesgo de acabar en los archivos de morosos.

Tinsa, una de las firmas de referencia en la tasación de inmuebles, publica cada trimestre una radiografía de los mercados hipotecarios regional y local. A comienzos de 2021, cuando casi nadie se imaginaba hasta qué punto iba a dispararse el coste de vida, las familias isleñas que compraban una vivienda asumían una cuota hipotecaria bastante por debajo de esa línea roja del 30%. De media, los hogares canarios tenían que destinar para el pago del primer año de hipoteca un 21% de sus ingresos. Una familia con dos sueldos que ganaba al mes 3.000 euros le pagaba al banco 630. Pues bien, dos años y una ola inflacionaria más tarde, esa misma familia de nuevos hipotecados tendría que abonar un recibo mensual de 840 euros. Si antes de la crisis de precios la compra de un piso o de una casa les suponía a los isleños un esfuerzo económico equivalente al 21% de sus ingresos, resulta que ese porcentaje se ha disparado en la actualidad hasta el 28%. Es decir, está rozando el máximo recomendado por los expertos del sector inmobiliario.

Ni siquiera en los años de burbuja llegaron los inmuebles a los actuales valores

Los analistas de Tinsa Research, el servicio de estudios de la entidad, calculan el esfuerzo que les supone a las familias el pago del primer año de una hipoteca a partir de la renta media disponible de los hogares de cada Comunidad Autónoma y el valor medio de la vivienda también en cada Comunidad Autónoma. Ello para una hipoteca tipo que financie el 80% del precio de la casa, ya que los bancos no suelen conceder préstamos para la compra de inmuebles que superen ese porcentaje. Con todo, y pese a ese notable mayor esfuerzo que deben hacer quienes se aventuren a hipotecarse en la actual coyuntura, lo cierto es que los canarios bien pueden darse con un canto en los dientes vista la situación del mercado inmobiliario en otras regiones de España.

Hay lugares en los que las familias que compran casa destinan la friolera de más del 40% de su renta disponible para la hipoteca. Son los casos de la provincia de Málaga, donde adquirir una vivienda en propiedad se lleva por delante hasta un 42% de los ingresos familiares; y de Baleares, el otro archipiélago del país, donde la cuota hipotecaria media consume la friolera del 53% del sueldo, esto es, más de la mitad. Junto con los de Málaga y las islas mediterráneas, los mercados inmobiliarios más inaccesibles son los de la provincia de Barcelona, donde es necesario emplear hasta un 35% de los ingresos para el pago de la hipoteca, y la Comunidad de Madrid (38%). La media nacional es de un 30,9%, con lo que se rebasa ya la línea roja.

Provincias

De nuevo en lo estrictamente relacionado con Canarias, apenas hay diferencia entre provincias. Hipotecarse en las islas orientales implica perder, exactamente, un 27,8% de los ingresos; mientras que en la provincia de Santa Cruz de Tenerife el porcentaje es ligerísimamente inferior (27,7). Por eso los problemas de Ruth para encontrar casa en el norte de Tenerife son idénticos a los que sufre Nerea González en la conurbación metropolitana de Gran Canaria. Su caso es distinto porque busca un piso que le permita independizarse y no una vivienda familiar, pero los precios en Las Palmas de Gran Canaria o Telde por inmuebles de entre 45 y 70 metros cuadrados «son un disparate». Como Ruth, Nerea también cuenta con ingresos estables, pero no tiene pareja y quiere una casa que pueda pagar con su salario. «Con los precios de ahora es imposible, así que tendré que seguir viviendo con mis padres», se resigna. ¿Y cuáles son esos «precios de ahora» a los que alude esta joven de 32 años? Nada menos que los más altos de la historia.

El coste de las casas se ha disparado con mayor intensidad en la provincia de Santa Cruz de Tenerife

En marzo de 2021 –la ola inflacionaria empezó a gestarse hacia el segundo trimestre de ese año–, el coste medio del metro cuadrado de la vivienda estaba en el Archipiélago en 1.873 euros. En estos momentos, de acuerdo con los datos del portal inmobiliario Idealista correspondientes al mes pasado, el precio ha escalado ya hasta los 2.083 euros. El coste de las casas se ha disparado así en las Islas una media de un 11,2% a consecuencia de la inflación, aunque aquí sí hay diferencias entre provincias. En la demarcación de Las Palmas, el precio medio del metro cuadrado está en 2.046 euros, un 5,5% más que antes de que la inflación se disparatase pero aún un 2,4% por debajo del máximo histórico, que se registró a comienzos de 2007, cuando todavía no había estallado la burbuja inmobiliaria, con 2.097 euros. En cambio, los 2.113 euros que en estos momentos marca el valor del metro cuadrado en las islas occidentales sí son la cifra más alta de siempre. Además, el incremento del precio de la vivienda desde los inicios de la oleada inflacionaria en la provincia tinerfeña es de un 16,6%, el triple que en la demarcación oriental.

El delegado de la Asociación Profesional de Expertos Inmobiliarios (APEI) en Canarias, Isidro Martín, explica que uno de los grandes problemas del mercado inmobiliario en la Comunidad Autónoma es la escasez de oferta. Algo que viene de lejos –ha habido años en los que no se ha levantado en el Archipiélago ni una sola vivienda pública– y que se agrava ahora con la crisis de precios. Como cualquier otro bien, las casas también están subordinadas al diálogo entre la oferta y la demanda; y como cualquier otro bien, los precios suben en situaciones de escasez de oferta y alta demanda. Y en Canarias, donde la población no ha dejado de crecer ni en los años de mayores dificultades socioeconómicas, la demanda no es que sea alta, es que es altísima. No sorprende, por tanto, que la inflación no haya hecho más que intensificar esta característica del mercado inmobiliario isleño.

El mercado sufre en la región una aguda escasez de oferta que agrava ahora la crisis de precios

Es más, a esa combinación de escasez de oferta y alta demanda se han sumado a lo largo de los últimos años factores como el auge del alquiler vacacional, que ha hecho que muchos propietarios vean más rentable arrendar a los turistas su segunda vivienda o la casa heredada de sus padres que venderla. Menos casas, por tanto, en el mercado de compraventa. Es verdad que en los últimos meses, con la inseguridad jurídica a la que ha dado lugar la intervención del Gobierno de Pedro Sánchez en el negocio del alquiler, muchos propietarios han cambiado de opinión y vendido las viviendas que hasta ahora arrendaban para evitarse problemas, «sobre todo muchos herederos», precisa el delegado de la APEI. Pero no es menos cierto que se trata de una situación en principio coyuntural que por sí sola no corrige la histórica falta de oferta.

Además, tal como apunta Martín, está también el factor de las compras masivas de extranjeros, que acaparan ya el 30% de las compraventas en la Comunidad Autónoma, es decir, tres de cada diez. Y eso solo los extranjeros no residentes, porque si se incluye a los súbditos de terceros países con residencia en Canarias, entonces resulta que los foráneos protagonizan el 50%, la mitad, de las compras de viviendas en el Archipiélago. Esto, claro, también contribuye al encarecimiento de los inmuebles y a la reducción de la oferta para los locales. Las pocas promociones en marcha en las Islas no duran así ni un segundo. Quienes pueden comprar aprovechan la oportunidad de adquirir una casa, un piso o un chalé de nueva factura sabedores de que apenas hay mercado de vivienda nueva. «Compran antes de estar construidas, compran sobre plano», ahonda el experto.

Suscríbete para seguir leyendo