Rubén Zarauza: «Trabajar para el mundo desde el paraíso»

Los casos de éxito demuestran que es posible atraer al capital extranjero y captar financiación cuando la idea nace en las Islas

Los cuatro empresarios que ejemplificaron el éxito de la inversión foránea: José Manuel Ramos, Fernando Martín, Rubén Zarauza y Noelia Beltrán.

Los cuatro empresarios que ejemplificaron el éxito de la inversión foránea: José Manuel Ramos, Fernando Martín, Rubén Zarauza y Noelia Beltrán. / José Carlos Guerra Mansito

Julio Gutiérrez

Julio Gutiérrez

Rubén Zarauza es codirector general de la francesa Amuse Studios, nacida en París hace tan solo ocho años. La empresa contaba con 88 profesionales en la capital gala y solo dos –«mi pareja y yo», detalló– en el año 2018. La oportunidad de dar el salto a las Islas dio la vuelta al calcetín por completo. Hoy quedan siete trabajadores en Francia y son ya 78 en el Archipiélago. ¿Qué ha significado para él ese cambio? Aparte de los éxitos empresariales y artísticos, porque la compañía se centra en el mundo de la animación audiovisual, ahora puede, así lo dijo él, «trabajar para el mundo desde el paraíso».

Es solo uno de los ejemplos de éxito que se trataron en el foro celebrado ayer. Y no siempre el objetivo es atraer un negocio extranjero. Existen también casos en los que es una idea gestada en las Islas la que da pie a la entrada de capital foráneo.

José Manuel Ramos es astrofísico y CEO de Wooptix. Solo con escuchar la descripción que hace de la actividad de la empresa, ya se obtiene una idea de que en esta spin off surgida en la Universidad de La Laguna (ULL) se cuecen grandes avances.

«Once familias de patentes», «nanometrología», «medición de las obleas de silicio»... En definitiva, saltos adelante que permiten, por ejemplo, acelerar la fabricación de los deseados, por escasos, microchips. No es de extrañar, por tanto, que en Silicon Valley captara la atención del fondo Intercapital o que la propia Comisión Europea haya concedido dos millones de euros de subvención a Wooptix y que se haya comprometido a aportar la misma cantidad que la compañía consiga levantar –«estamos en ronda b», aclaró Ramos– en el sector privado. En otras palabras, que hasta Bruselas quiere ser socia de la compañía que comanda este astrofísico; «se ve que para algo servimos», ironizó.

En la internacionalización de la economía canaria surge siempre un parámetro que en ocasiones distorsiona el resultado: la ausencia de talento o perfiles. También los exitosos ejemplos que se dieron cita en el foro lo abordaron. Sin abandonar Wooptix, Ramos explicó que durante su etapa como docente –impartía Física en la ULL hasta que tuvo que aparcarlo ante el tamaño del reto que se le presentó– ha dirigido «once tesis doctorales». Cinco de aquellos postgraduados trabajan hoy con él «y tres ganan más que un catedrático universitario», añadió.

Esta demostración de que la retención del talento es posible si se ofrecen las condiciones adecuadas va más allá. La compañía ha despertado la atención de ciudadanos de otros países. «Ahora mismo llega un holandés, que se trae la moto y el perro», anunció.

Lo que no sobra es «capital inversor canario», continuó el CEO de Wooptix. Y eso es un riesgo, porque «el inversor de Silicon Valley quiere que te vayas allí, el japonés, lo mismo», advirtió. «De momento no hemos podido convencer al capital del turismo», lamentó. No obstante, algunas iniciativas de esta naturaleza han surgido en las Islas, como es el caso del fondo de capital riesgo Archipélago Next.

De moderado tamaño en comparación con los gigantes del venture capital, esta iniciativa ha acertado en apuestas como la realizada en favor del proyecto Reboot Academy. «Nos dedicamos a la formación tecnológica superacelerada», según explicó su fundador y director, Fernando Martín. Eso permite nutrir, prácticamente a la carta, el mercado laboral con los perfiles que se demandan.

También existen proyectos que han decidido moverse desde la Península. Por ejemplo, Nob166, que creó y dirige la valenciana Noelia Beltrán. Acumulan «seis patentes desde 2020», expuso. La pandemia provocó que el «biocida» se apreciara. «Se aplica al textil y el 70% de las infecciones hospitalarios se producen por esa vía», detalló Beltrán.

Ya han dado con la tecla para crear un producto que dura un año y hasta para que una aplicación advierta cuando toca reponer.

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