De residuo platanero a negocio

La empresa Fibras Naturales Canarias se dedica a dar una segunda vida a los desechos del sector primario con el objetivo de generar una economía circular y sostenible en las Islas

Néstor Santiago en una finca examinando unas fibras de platanera

Néstor Santiago en una finca examinando unas fibras de platanera / LP/DLP

Desde fabricar coches hasta alimentar lubinas, los desechos de las plataneras pueden usarse en multitud de sectores, algo en lo que Néstor Santiago (Cardones, 1994) vio una oportunidad de negocio.

Casi 18 millones de rolos (troncos) de platanera al año se convierten en desechos molestos una vez el racimo ha sido cortado. Algunos se aprovechan para alimentar al ganado, pero otros muchos se tiran o se queman. Ante esta disyuntiva, en 2014 la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria comenzó a investigar con el fin de buscar salida a todos esos residuos del sector primario. 

Un alumno de la institución y actual ingeniero, Néstor Santiago, vio en esa búsqueda de conocimiento una oportunidad de negocio: extraer la fibra, la pulpa y el agua del árbol platanero para comerciar. El resultado es la empresa Fibras Naturales Canarias. Un negocio en expansión que vende estos residuos agrícolas ya procesados al sector textil, automovilístico, bioplástico, construcción, alimentación animal, etc. Con ello, su fundador pretende impulsar un nuevo modelo industrial para el Archipiélago, apostando por la economía circular y la reducción de las importaciones. 

La firma fue galardonada a finales de marzo como la startup más innovadora de Canarias en los Premios EmprendeXXI, iniciativa que impulsa CaixaBank.

El proceso de producción comienza en las fincas de plataneras del norte de Gran Canaria. Tras la recogida de los racimos, los agricultores deben tirar al suelo el árbol, ya que este solo da frutos una vez a lo largo de su vida útil. En este punto entra en la ecuación la empresa, que ofrece a los trabajadores de la tierra recoger de manera gratuita los desechos generados durante la tala. 

Todos estos residuos son transportados por un camión hasta Tafira, donde se ubica la ULPGC. En sus instalaciones se halla la planta de transformación de Fibras Naturales Canarias, que consta de cinco máquinas acopladas en las que se desarrolla todo el proceso industrial. En primer lugar, se secciona el rolo para obtener las hojas que esconde en su interior. Estas láminas se introducen en el aparato de "raspado" cuyo fin es extraer la fibra natural. El resultado se deja secar al sol para proceder al empaquetado y envío al cliente. Santiago recalca que "no han inventado la panacea" ya que abuelos y bisabuelos isleños han hecho esto toda la vida, eso sí, de forma más artesanal. "Lo que hemos hecho es actualizar una tecnología y una materia prima que ya antes se usaba, pero se dejó de lado", subraya. 

La fibra puede emplearse en el sector textil, la industria del embalaje, en el automovilístico, así como material compuesto para la construcción; la pulpa de la platanera puede servir como aislante acústico o térmico y para pienso de peces en la acuicultura, sobre todo para alimentar a las lubinas. También se puede usar para fabricar tablones de madera, compost e incluso libretas. Por su parte, el agua del interior del tronco contiene propiedades fertilizantes y puede funcionar también como retardante del fuego en caso de incendio por su alto contenido en látex.

Elementos fabricados con fibras de platanera

Elementos fabricados con fibras de platanera / LP/DLP

Actualmente, debido a la escasa demanda que han encontrado en el Archipiélago, toda la producción se envía a grandes empresas de la Península, pero el objetivo es "cerrar el círculo" de venta en Canarias. La razón principal es el poco margen con el que cuenta el negocio para reducir los precios y competir con el plástico. "Nosotros estamos iniciándonos, no tenemos capacidad para abaratar los costes de producción, por lo que a la industria de las Islas le sale más barato comprar plástico en grandes masas que nuestros productos", declaró Santiago. 

Objetivo: financiación

La ULPGC iba a guardar el proyecto en un cajón, así que en 2019 Santiago comenzó el proceso para convertir su idea en realidad. ¿Cómo? Creando en 2021 un spin-off de base tecnológica, un modelo de compañía que se utiliza para llevar al mercado investigaciones y tecnologías propiedad de una institución universitaria. De esta manera, contaban con los medios de la institución palmense y la estructura empresarial necesaria para negociar con inversores o clientes.

Ser una spin-off no es gratis. La universidad posee unos derechos de royalty sobre Fibras Naturales Canarias por los que, a partir de una cantidad determinada de beneficio, la empresa debe cederle un porcentaje del mismo. Por eso, el objetivo de Santiago es conseguir financiación suficiente para montar una planta industrial totalmente automatizada propia e independiente en el Centro tecnológico de Gáldar, edificio que alberga sus oficinas y que se encuentra cerca de las fincas de plataneras de las que obtienen los rolos. ¿El problema? Cada máquina puede costar alrededor de 100.000 euros, aproximadamente 500.000 la planta de procesado al completo.  

Desde que se configuró la empresa, Santiago se ha reunido con varios inversores, pero no está dispuesto a aceptar cualquier acuerdo. "Algunos han venido modo tiburón con el objetivo de quedarse con todo o con la mayoría", relata el empresario. También ha negociado con extranjeros, pero él es «más canario que el gofio» y no está dispuesto a sacar el negocio fuera de las Islas. "Esto es canario y punto, al final yo soy muy tajante y tengo claro que primero se hará aquí y ya después fuera", sentencia el ingeniero. Afortunadamente, parece que tras la tempestad llega la calma y este año, si todo continúa según lo planeado, obtendrán la cantidad necesaria, una buena noticia que Santiago cree que serán un antes y un después para Fibras Naturales Canarias. 

La nueva industria

Canarias produce el 50% de los plátanos que se consumen en la Unión Europea. Para Santiago, este hecho es la palanca de cambio de la industria isleña. "No podemos producir fruta y ya, tenemos que ver qué otras oportunidades nos ofrece para generar una economía sostenible y circular", señala. Es más, indica que este nuevo modelo de industria demandaría más puestos de trabajo técnicos y cualificados, por lo que los jóvenes no tendrían que migrar para encontrar un futuro laboral "en lo suyo". "Por ejemplo, si todo sale bien y seguimos creciendo, nos hará falta ingenieros, doctores y biólogos para seguir investigando", apunta el emprendedor. 

La finalidad de Santiago, según confiesa, no es hacerse rico. De hecho, no le importa ganar menos si así consiguiera cambiar en algo el modelo industrial de Canarias, "ese es el fin último de Fibras Naturales Canarias". "El reto es crear una empresa para sobrevivir y cambiarlo todo desde dentro", afirma.

Además manifiesta que, con su idea de negocio, se impulsa el sector primario, modernizando y tecnificando "algo que es tan nuestro y que se está perdiendo". Incluso él está pensando montar su propia plantación porque al valor de los plátanos se sumará en "no mucho tiempo" el valor de la fibra de platanera. 

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