Política monetaria

Lagarde afirma que queda "un poco de camino por recorrer" en las subidas de tipos

Algunos consejeros del BCE ya se opusieron a incrementar el precio del dinero en su última reunión

Christine Lagarde.

Christine Lagarde.

Pablo Allendesalazar

El proceso de subida acelerada de los tipos de interés oficiales iniciada el pasado julio podría estar encarando, si nada se tuerce, su recta final, si bien la dimensión de esta no se puede aún determinar. La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha asegurado este jueves que su organismo ya ha realizado una "cantidad significativa" del trabajo necesario para devolver el IPC de la zona euro al 2% a medio plazo y que resta "un poco de camino por recorrer". En cambio, el pasado marzo, en la rueda de prensa posterior a la última subida de tipos, afirmó que quedaba "mucho más terreno por cubrir".

La tormenta bancaria de hace unas semanas ha vuelto a sacar a la luz la pugna entre las dos almas que conviven en el seno del BCE: la de quienes defienden una interpretación flexible y amplia de su mandato que tenga más en cuenta la situación económica ('palomas') frente a la de aquellos que abogan por ceñirse a su objetivo de lograr la estabilidad de precios ('halcones'). Parece seguro que la autoridad monetaria del euro volverá a encarecer el precio del dinero en su reunión de mayo, pero hay más dudas sobre si volverá a subir tipos tanto en la de junio como en la de julio y hasta qué punto. 

Entre los moderados se cuenta el gobernador del Banco de Italia, Ignazio Visco, que precisamente este jueves ha alertado de que "el riesgo de hacer demasiado es al menos similar al de hacer muy poco". Las turbulencias financieras, ha destacado, "pueden regresar", de ahí la importancia de "decidir reunión por reunión sobre la base de los datos". En una línea similar se ha manifestado en las últimas semanas el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. Del otro lado, su homólogo del Banco de los Países Bajos, Klaas Knot, ha defendido que es "demasiado pronto para hablar de una pausa" y se ha mostrado partidario de subir los tipos en junio y julio. 

Pendientes del crédito

Lagarde, que juega un papel más intermedio, no ha querido precisar hasta cuándo ni hasta dónde podrían subir los tipos: "La longitud del camino dependerá de una serie de factores, en particular el impacto en el crédito de los problemas financieros que vimos". Se trata de un factor clave. Las turbulencias financieras encarecen y endurecen el acceso al crédito, lo que tiene un efecto contractivo en la inflación sin necesidad de subir tipos. "Si las tensiones perduraran o se intensificaran, podrían provocar un endurecimiento de las condiciones del crédito más acusado de lo esperado y minar la confianza, dando lugar también a un escenario de crecimiento económico más moderado y de descenso más acelerado de la inflación", destaco recientemente Hernández de Cos. 

El BCE, precisamente, ha publicado este jueves las actas de la última reunión de su consejo de gobierno en marzo, en la que elevó los tipos en los 0,5 puntos previstos, al 3,5%, pese a la tormenta bancaria. Según ha revelado, "una muy gran mayoría" de consejeros apoyaron el alza propuesta por el economista jefe, Philip Lane, para "para infundir confianza y evitar crear más incertidumbre en los mercados financieros". Sin embargo, "algunos miembros" del consejo abogaron por no subir los tipos y esperar hasta que las tensiones en los mercados financieros disminuyeran, al tiempo que recordaron "episodios pasados en los que el consejo de gobierno había subido los tipos de interés y poco después tuvo que revertir la subida", en referencia al alza aprobada bajo el mandato de Jean-Claude Trichet en los albores de la anterior crisis financiera. 

Dada estas discrepancias, los consejeros acordaron no comunicar qué tienen previsto hacer en las siguientes reuniones, al contrario de lo que había sucedido en las últimas. Sin embargo, algunos expresaron su "preocupación porque la ausencia de dicha orientación pudiera interpretarse como una indicación de que el ciclo de subidas estaba llegando a su fin". Por esta razón, apuntan las actas, se propuso transmitir el mensaje de que, de no haber ocurrido las recientes turbulencias en los mercados, el BCE "habría expresado la expectativa de que aumentaría aún más los tipos".