Sector audiovisual | Ejemplo de éxito con acento canario

Matemáticos canarios para dar contenidos y servicio a Netflix y HBO

Anima Kitchent despega en la industria de la animación de mano de

las plataformas audiovisuales y el diferencial fiscal del Archipiélago

Sede de la  productora audiovisual Anima Kitchent en Canarias. | |

Sede de la productora audiovisual Anima Kitchent en Canarias. | | / Julio Gutiérrez

Julio Gutiérrez

Julio Gutiérrez

La historia de Anima Kitchent es la de la irrupción de la industria audiovisual al calor de los incentivos fiscales. «El grupo ya es totalmente canario», señala el CEO de la compañía, Octavio Chirino, en referencia a la reciente operación de compra de la parte que todavía quedaba en manos mexicanas. En el país centroamericano empezó todo, porque Anima Estudios nació allí en 2002. Especializada en películas, los responsables de la empresa enseguida vieron una oportunidad de negocio en el despegue de plataformas como Netflix y HBO, y decidieron explorar sus posibilidades en el mundo de las series.

En paralelo, comenzó a configurarse el carácter multinacional de la compañía, que desembarcó en la capital de España en 2015. Allí conocieron el importante diferencial fiscal del que disfruta el Archipiélago y decidieron alumbrar Anima Kitchent Canarias. «En 2019 compramos una parte de esta empresa», explica Chirino. Las ventajas impositivas motivaron que las producciones se centralizaran cada vez más en la Islas.

Anima Media, Anima Kitchent Canarias y Anima Digital son las tres patas de un negocio –«todas dan beneficios», afirma su CEO–, que cuenta con una plantilla de 140 empleados, cifra que se va a ampliar de inmediato. Se buscan «otras 30 personas» porque acaban de firmar el contrato para producir una película que dará trabajo durante «los próximos tres años».

Un proyecto más a sumar a los seis en los que trabajan en la actualidad y que engordarán una cuenta que no cesa de crecer desde 2016, con más de 3.400 minutos gestados en la comunidad autónoma desde ese año. Son trece proyectos para televisión, servicios de suscripción (SVOD) y publicitarios (AVOD) los que han entregado desde su desembarco en la región. Un ritmo alto en un ámbito, el de la animación, que exige mucho tiempo de dedicación y que sitúa el volumen de negocio en los 9 millones de euros anuales.

Los últimos datos, de enero, que ofrece la propia empresa colocan en manos de Anima 37 canales gestionados en Youtube, con un volumen de suscriptores que ya supera los 30 millones y más de 16 billones de visualizaciones. En horas, son más de 1.300 las que han pasado los usuarios (de 150 países) consumiendo los contenidos que nacen en la antigua sede central de Cajamar en la capital grancanaria.

Anima Digital, que suma otros 20 empleados, cubre el flanco de la creación de contenido para las redes sociales. Y Anima Kitchent recibe los encargos de ella y los ejecuta. La fría exposición de esta mecánica simplifica un trabajo que requiere de un nivel muy exigente de especialización. ¿Hasta qué punto? «Contamos con un equipo de matemáticos», admite Octavio Chirino. Su objetivo es «entender el algoritmo» de Facebook e Instagram, por poner solo dos ejemplos, y, de ese modo, «detectar las oportunidades» que, finalmente, cubren con sus producciones.

«Cuando llegamos, solo el 5% del talento con que contábamos era canario», señala Octavio Chirino

La economía canaria, que recuesta gran parte de su peso sobre la actividad turística (supone más de un tercio de su PIB), está gobernada desde hace años por la necesidad de diversificarse. Sin embargo, se atasca en el posterior salto del debate a la realidad. La industria alojativa es intensiva en mano de obra, pero de escasa cualificación, lo que mantiene a Canarias en el vagón de cola cuando se fiscalizan tanto los salarios medios del país como las pensiones.

La distancia con el continente y la escasez de suelo niegan a esta comunidad autónoma la posibilidad de posicionarse con garantías en el ámbito de la producción de bienes. No hay lugar para pensar en que pujantes fábricas saquen a las Islas del bucle en el que se hallan, pero sí cuando se sustituyen aquellas por la investigación y cualquier otra actividad en la que el desarrollo tecnológico permita que los muchos kilómetros que separan al Archipiélago del resto de Europa se recorran con un clic.

Así las cosas, solo falta el fuego para que esa receta se convierta en un plato con alta demanda. Ese rol inductor queda reservado para el incentivo contenido en el régimen económico y fiscal canario (REF). Las producciones audiovisuales pueden deducirse el 54% de la inversión realizada, hasta un máximo de 18 millones de euros.

Está pensado para que quepan las grandes producciones. Si, como es el caso de Anima Kitchent, se trata de un negocio «muy intensivo», como destaca el CEO de la compañía isleña, es lógico pensar en la necesidad de «invertir mucho». Y ahí entra el modelo de negocio que ha dado con la tecla para propiciar el éxito de esta empresa canaria.

Inversores ‘light’

Las agrupaciones de interés económico (AIE) permiten la entrada de «inversores light» que amortizan «en siete meses» unas aportaciones que les reportan «el 25% de beneficio». De tal manera, que Chirino no duda en afirmar que el incentivo «es básico». En números, detalla: «Si tenemos que invertir un millón de euros para producir 20 capítulos, la fiscalidad nos permite recuperar unos 540.000 euros». El resto, hasta llegar al beneficio, viene por la vía natural de la comercialización del producto, que siempre podrá ser más competitivo al partir de una línea de salida colocada bastante más adelante que la del resto.

Esa es la clave de un proyecto exitoso que aún puja por sacarse la gran espina que tiene clavada. «Cuando llegamos, solo el 5% del talento con que contábamos era canario. Hoy es ya el 45%», relata Chirino, que se marca como objetivo «el 80%» y lamenta que no exista desde el ámbito público una apuesta decidida por impulsar la formación en los nichos que demanda el mercado laboral.

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