Banca

Manuel Menéndez, un académico convertido en banquero

El economista protagonizó en 35 años de actividad financiera la gran lucha por el control de HC y la convulsa transformación del sector de las cajas

Manuel Menéndez.

Manuel Menéndez. / Pablo García

Javier Cuartas

Manuel Menéndez (Ovanes, Salas, 1959), economista y catedrático de Economía Financiera y Contabilidad, pone fin a su etapa de casi dos años como consejero delegado del sexto banco español. Esta desvinculación se produce tras 35 años de ejecutoria en puestos de alta responsabilidad en el sector financiero asturiano como máximo responsable, de modo sucesivo, de la sociedad de garantía recíproca Asturgar, de Caja de Ahorros de Asturias (Cajastur), de Liberbank (sucesor de la entidad asturiana) y del banco malagueño Unicaja Banco, con el que Liberbank se fusionó en julio de 2021.

Hijo de agricultores y con un perfil académico y técnico, Menéndez se convirtió en presidente de Asturgar y consejero de Cajastur en 1988, con 29 años, designado para ambos cargos a propuesta del entonces Gobierno autonómico de Pedro de Silva.

Su ascenso a la presidencia de Cajastur se produjo en 1995, con 36 años, y desde entonces ha estado al frente de esta entidad y de sus sucesoras durante 35 años consecutivos, con la salvedad de los cinco meses (entre marzo y agosto de 2000) en los que fue apartado del cargo por el Gobierno de Vicente Álvarez Areces y restablecido en él por una alianza entre el grueso del grupo socialista en el parlamento asturiano y los grupos de la oposición, en lo que constituyó la mayor crisis política que vivió el PSOE en la comunidad.

La participación accionarial histórica de Cajastur en Hidroeléctrica del Cantábrico le obligó a manejar la etapa convulsa e incierta que sobrevino sobre esta empresa energética de referencia en la economía asturiana (actual EDP España), una vez que los grupos accionariales de la burguesía regional decidieron desinvertir en medio de una catarata de opas sobre la compañía y de sucesivos de intentos de absorción que se produjeron a raíz de que esos mismos grupos capitalistas regionales hubiesen perdido el control del Banco Herrero, el otro accionista de referencia que, junto con las propias familias y Cajastur, habían garantizado desde comienzos del siglo XX la asturianía e independencia de la compañía eléctrica.

El blindaje estatutario que protegía a Cajastur le permitió hacerse fuerte, mediante una alianza con la portuguesa EDP, frente a otros pretendientes nacionales e internacionales, y asegurar el control por la alianza astur-lusa en 2001, momento a partir del cual Menéndez asumió la presidencia no ejecutiva, que aún desempeña. Con posterioridad, EDP se hizo con el 100% de Hidrocantábrico mediante un pacto por el cual Cajastur (más tarde aliada con el grupo asturiano Masaveu) pasó a ser accionista de referencia de la multinacional portuguesa.

La crisis financiera internacional de 2008 operó como un vendaval sobre las cajas de ahorros, que sin accionistas ni capacidad por ello de ampliar su capital como sí hicieron los bancos privados para sortear las gravísimas dificultades del periodo, vivieron las sacudidas más destructivas. Las cajas sanas fueron sucesivamente conducidas a absorber a las rescatadas y en crisis. Cajastur se hizo con la castellano-manchega CCM. Mediante este procedimiento –un auténtico vuelco en el sector–, de las 45 cajas existentes entonces solo han sobrevivido cuatro grupos.

Las cajas fueron forzadas primero por ley a transformarse en fundaciones bancarias y a traspasar sus negocios a bancos de nueva creación, con la salvedad de aquéllas (solo dos en el conjunto del país) que fueron eximidas por tener un estricto ámbito local, y finalmente se abrió la veda de las grandes fusiones y absorciones, a las que fueron sutilmente conducidas.

Al frente de Cajastur, que era la 20ª caja española por tamaño hasta la toma de control de CCM, Menéndez utilizó la mayor dimensión adquirida con la toma de control de la entidad castellano-manchega para liderar sendos proyectos de fusiones bancarias. Primero fue Effibank, con Caja Cantabria y Caja Extremadura, que luego se amplió a la caja alicantina CAM con la denominación provisional de Banco Base en 2010. CAM fue expulsada por el resto de socios en marzo de 2011, antes de que se hubiese consumado la fusión, tras descubrirse graves problemas financieros ocultos que sólo meses más tarde fueron confirmados por el Banco de España.

A partir de ese momento, Menéndez lideró la creación en 2011 de Liberbank, del que pasó a ser presidente y consejero delegado mediante la unión de nuevo de Cajastur, Caja Extremadura y Caja Cantabria. En 2014 dejó el primero de ambos cargos y siguió como primer ejecutivo.

Desde entonces, Liberbank salió a Bolsa, incorporó nuevos accionistas y fue objeto de dos acercamientos por parte del grupo Abanca, sucesor de las antiguas cajas gallegas y del Banco Echevarría, para explorar sendos intentos de fusión, que fueron rechazados por Menéndez y otros integrantes de Liberbank.

Unicaja y Liberbank abrieron una negociación en diciembre de 2018 para fusionarse, pero las conversaciones fracasaron en mayo de 2019 por el reparto accionarial y de poder. Esta fue la causa de que el segundo intento también hubiera estado a punto de ser abortado en el otoño de 2020. Al final hubo acuerdo y la fusión se materializó en julio de 2021 con Menéndez como consejero delegado pero supeditado a una revaluación en julio de 2023. Desde entonces ha habido una tensión permanente y un pulso por parte del sector malagueño para recuperar el control de un cargo crucial.

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