Entrevista | FERNANDO ALAIZ Presidente de la Asociación Láctea Empresarial

"Con el precio bajando, te planteas si merece la pena la esclavitud de la vaca de leche"

"Las industrias achuchan, vienen todas con la bajada calcada aunque saben hasta dónde pueden apretar para que no reviente el ganadero"

Fernando Alaiz, presidente de la Asociación Láctea Empresarial.

Fernando Alaiz, presidente de la Asociación Láctea Empresarial.

Irene Gómez

"La situación de nuestros ganaderos de vacuno de leche se complica mucho de cara a los próximos meses" advierte la Asociación Láctea Empresarial, que preside el ganadero leonés Fernando Alaiz. Mientras que el coste de producir un litro de leche sigue disparado por el encarecimiento de la alimentación, las industrias bajan el precio en las compras entre los cinco y los siete céntimos el litro, según las empresas, advierte esta organización perteneciente a la Unión de Cooperativas de Castilla y León (Urcacyl). "Puede ocurrir que un día vayan a por la leche y la granja ya no existe" advierte Alaiz sobre la falta de rentabilidad que arrastran las explotaciones.

–Tras un periodo de cierta tranquilidad vuelve la tensión a las granjas, con la bajada de la leche impuesta por las industrias. ¿Qué está pasando?

–Hemos caído en una trampa que consiste en que viene la industria láctea y te dice lo que te va a pagar, con el agravante de que nos encontramos ante una situación durísima de sequía y de bajada de precios de la leche. Y es menor, estoy convencido, porque hay sequía. De lo contrario, las industrias nos hubieran reducido tranquilamente 10 céntimos, porque quieren y porque pueden. Es el único criterio.

–¿Acaso hay leche que sobra?

–No la hay. La producción ha bajado hasta en Galicia. Allí no hay sequía, siguen produciendo leche, supuestamente son más competitivos que nosotros porque tienen otro sistema y sin embargo han bajado. Es verdad que entra algo de fuera, que hay que recolocar alguna cuba de Galicia porque las empresas de Castilla y León son deficitarias. Es un hecho que ha caído la producción y aún así las industrias vienen aplicando una bajada inexplicable.

–¿Por qué manejan las industrias el mango de la sartén cuando hay una Ley de Cadena Alimentaria que prohíbe la venta por debajo de precio de coste?

–Hay una Ley de Cadena Alimentaria que supuestamente hay que cumplir, pero carece de un sistema sancionador, con lo cual no pasa nada. Si te dicen que tienes que conducir a 120, pero vas a 150 y no hay ninguna sanción, pues adelante, que no pasa nada. La Ley dice que no puedes vender a pérdidas, pero si te compran la leche por debajo de coste y no pasa nada, es lo que hay. Las industrias saben hasta dónde pueden apretar, saben dónde está el límite para que no reviente el ganadero.

La Ley dice que no puedes vender a pérdidas, pero si te compran la leche por debajo de coste y no pasa nada, es lo que hay

–¿Qué criterios siguen a la hora de fijar los precios?

–Bajan los precios porque quieren. He hablado con algún quesero y dicen que no tienen problema en mantenerlos, pero si los bajan todos, él también. Primero porque lo hacen todos, pero además porque va a tener a gente pidiendo que les lleve su leche y no le interesa recoger lo que no puedo transformar.

–¿Por qué las industrias manejan el mercado sin tener en cuenta al productor, al que por otro lado necesitan?

–Pues quizás las hemos dejado y ahora no somos capaces de hacer algo diferente para que no lo manejen. Las industrias ya te vienen imponiendo unos precios y unas condiciones. Tenemos un producto muy volátil, no podemos almacenar leche como si fuera trigo y esperar a un momento mejor. Pero es verdad que la estrategia de negociación ha sido ‘el que se mueve no sale en la foto’. Si te sobra leche y la intentas colocar, no te la quieren porque entre las industrias llegan a acuerdos. Y por nuestra parte es muy difícil cambiar de empresa porque entre ellas no se muerden, se tienen miedo unas a otros, o respeto o acuerdo. Si baja el precio es porque todas las empresas vienen con el mismo planteamiento y no hay donde ir porque la competencia de la empresa que te recoge te va a pagar lo mismo y encima no quiere recogértela para no desatar una guerra entre empresas. La conclusión es que los productores no tenemos margen de negociación, todos vienen con una bajada similar calcada y con una estrategia de ‘no me toques al ganadero’.

Es muy difícil cambiar de empresa porque entre ellas no se muerden

–¿Cómo está la producción del litro de leche?

–Según un estudio de la Universidad de Valladolid, encargado por la Junta, hasta abril el coste de producción de leche era de 580 euros la tonelada y nos estaban pagando una media de 600 euros a los ganaderos, con lo cual se podía tirar. Ahora mismo, con la sequía, el coste se ha disparado porque los forrajes están por las nubes. Si la producción está en los 600-610 euros la tonelada y las industrias están ofreciendo en torno a 530-540 por la leche, las cuentas no salen. Y todas vienen más o menos con lo mismo, con 5 céntimos de bajada, que es la que tienen estipulada y pactada. Lo más triste es que no bajan 10 por la sequía. La industria te estrecha la rentabilidad y te achucha sin llegar a ahogarte. Ellos lo saben; te llega el agua al cuello, pero se aseguran de que respiras.

–Si no es rentable un negocio, está abocado al cierre.

–Pues es lo que está pasando. Un continuo cierre de explotaciones y las que se mantienen muchas veces es por el orgullo de tener el negocio y también por compromiso, ya que si te has acogido a un plan de mejora, no te puedes echar para atrás en cinco años. En estas condiciones llega un momento que tienes que plantearte si merece la pena continuar con la esclavitud de la vaca de leche.

Antes cerraba una explotación y esos animales los recogía otra. Ahora las vacas van directas al matadero

–¿Qué futuro le espera al sector con el ritmo trepidante de cierre de explotaciones?

–Durante un tiempo se cerraba una explotación y esos animales los recogía otra, con lo cual la producción se mantenía. Pero es que ahora no, las vacas van directas al matadero. Hay ‘overbooking’ de vacas en el matadero por problema de sequía. Y además hay un continuo anuncio de venta de novillas que no se quieren comprar porque son un problema. Cuando una ganadería vende novillas, como mínimo no va a crecer. La novedad es que no se reciclan animales, sino que van cerrando granjas paulatinamente y sacrificando. Y vaca sacrificado, vaca que no da leche.

–Menos producción en el mercado nacional...

–Sí. Pero es lo que hay, es lo que nos impone la industria. Y ésta tampoco tiene una visión muy amplia, porque si creen que van a traer leche de Francia para hacer queso, no va a ser así. La leche ya va a venir elaborada, en el tetra-brik o el queso, pero no la cisterna, porque a Francia le interesa vender el producto elaborado.

–Pero se está importando leche de Francia.

–Siempre se ha importado porque España es deficitaria, pero se importa la justa y Francia es excedentaria. Pero el quesero de Castilla y León o la empresa que envase aquí, sin ganaderos no va a tener futuro. No puede contar solo con traer la leche de Francia.

Si tienes una explotación ganadera ya no piensas en que los hijos tomen el relevo, sino que la granja desaparece contigo

–Hablamos de un sector estratégico como la ganadería en el filo, ¿política y socialmente somos conscientes de lo que está pasando y sus consecuencias?

–En España hay unas 13.000 explotaciones ganaderas de vacuno de leche, ¿qué pueden ser, 50.000 votos?. En cambio, si vendo que gracias a mis políticas ha bajado la leche en el supermercado pues quedo muy bien de cara a los electores. Esa es la cuestión. Ni la gran superficie ni la industria asumen la bajada. El perjudicado es el ganadero, pero los políticos quedan bien porque la leche es más barata en el supermercado.

–A costa de que el sector pueda caer en picado y con él toda la actividad que genera.

–Es que el sector ahora ya tiene desánimo. Ya no te crees nada de lo que te digan las empresas. Si tienes una explotación ganadera ya no piensas en que los hijos tomen el relevo sino que la granja desaparece contigo. No hay relevo porque no le interesa a los jóvenes y el ganadero no quiere que su hijo pase por lo que estás pasando él. Se puede vivir sin vacas, hay un mundo más allá de las vacas de leche y no vas a sacrificar a tu familia en pos de un proyecto y una situación que no te da tranquilidad.

–¿Cómo adivina el horizonte ante tanta incertidumbre?

–Puede ocurrir que las empresas tengan problemas con la leche en septiembre. De momento saben que pueden bajar porque se reduce el consumo en verano e importan. Pero cuando vuelvan en septiembre a pedir leche a las explotaciones, se pueden encontrar con que el ganadero ya no esté dispuesto a vendérselo o que directamente ya no exista.

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