La nula importación y el freno en la cosecha encarecen los aguacates

Durante el verano alcanza precios máximos en las Islas por la alta demanda y la poca disponibilidad de las variedades que se cultivan

Una caja de aguacates en el expositor de un punto de venta del Archipiélago.

Una caja de aguacates en el expositor de un punto de venta del Archipiélago. / José Carlos Guerra

Santa Cruz de Tenerife

Los canarios quieren comer más aguacate del que se produce en las Islas. Una situación que, especialmente al final del verano, hace que esta demandada fruta llegue a precios que no están al alcance de todos los bolsillos. La imposibilidad de importarlo desde otros lugares, unido a un parón en la producción de las variedades que se cultiva en Canarias –principalmente Hass y Fuerte– provoca que su disponibilidad descienda elevando su coste incluso por encima de los 13 euros el kilo. Un auténtico artículo de lujo para muchos, que, sin embargo, siempre encuentra compradores, al haberse extendido la fiebre gastronómica por el que ya es conocido como oro verde. 

La alta demanda los ha disparado y ya difícilmente se pueden encontrar aguacates en el Archipiélago a precios como los de hace unos años. «No creo que volvamos a verlos a dos euros el kilo», reconoce el secretario general de Asaga, Theo Hernando. Pero si a lo largo del año mantienen un precio relativamente elevado, en los meses de julio, agosto y septiembre se encarecen todavía de forma más notable. ¿Por qué?

En primer lugar, la demanda que existe en el Archipiélago. Cada canario consume de media 14,4 kilos de aguacate al año. No solo son los que más comen de toda España, sino que su amor por esta fruta incluso puede compararse con el de otros grandes consumidores del mundo como México. ¿El motivo? La familiaridad de este cultivo, ya que se trata de un árbol que ha estado plantado desde hace mucho en las huertas de las familias canarias. No ha sido así en la Península donde su presencia es más tardía. Aunque con los años y sobre todo gracias a la promoción que se ha hecho de él a través de redes sociales como Instagram –en las que se resaltan sus extraordinarias cualidades alimentarias en multitud de publicaciones, convirtiéndose, por ejemplo, en sinónimo de desayuno saludable– su consumo ha ido aumentando. A esta preferencia por parte de los canarios hay que sumar el creciente interés de los turistas que visitan el destino y que lo convierten en un auténtico objeto de deseo.

El coste en Canarias puede triplicar al de la Península que sí puede traer fruta de otros lugares

Pero, ¿hay aguacates para todos? La producción en las Islas fue en 2022 –el dato más reciente que aporta el Instituto Canario de Estadística (Istac)– de 14.638 toneladas. Ha crecido de manera muy importante en los últimos años. En 2012 apenas se cosecharon 6.434, lo que significa que en esta década se ha más que duplicado. 

Igualmente, se han multiplicado las hectáreas cultivadas. Hace dos años había 2.471 –principalmente en el norte de Tenerife y La Palma, aunque cada vez más en La Gomera y Gran Canaria– mientras que en 2012 la superficie en producción era de solo 1.046 hectáreas. Algo lógico para el secretario general de Asaga, ya que el aguacatero es uno de los pocos cultivos que asegura una buena rentabilidad a los agricultores, lo que provoca que cada vez se siembren más.

Sin embargo, esta producción sobre todo en momentos puntuales del año –y también si se produce alguna condición que haga mermar la cosecha– es escasa para satisfacer la gran demanda, lo que hace que su precio suba. Esto ocurre principalmente durante los meses de verano, cuando tanto el aguacate Hass como el Fuerte paralizan su producción. Por lo que hasta que a finales de septiembre o principios de octubre no comienza la recolección de esta última variedad no hay mayor disponibilidad de esta fruta en el mercado. La entrada de aguacates Hass a partir de noviembre incrementa todavía más la oferta en ese momento. «Ahora, los técnicos están evaluando cuál es el momento óptimo para su cosecha midiendo la materia seca, que debe situarse en un 21,5%», explica Hernando. 

Su producción se ha duplicado en el Archipiélago en la última década por su alta rentabilidad

Por lo que si en estas semanas los consumidores se encuentran con aguacate de pequeño tamaño a precios demasiado atractivos, se debe desconfiar. «Lo más probable es que sea robado», indica, ya que debido a su rentabilidad son muy atractivos para los amigos de lo ajeno y son frecuentes las sustracciones. Por eso, los productores recomiendan no comprar a quienes los venden en furgonetas o a domicilio sin ningún tipo de documentación o factura, aunque ellos mismos señalan que en alguna ocasión la fruta robada puede acabar incluso en los mercados y en lineales de supermercado. Los productores avisan de que esta fruta, al no estar en su momento óptimo de maduración, no llega a tener la misma calidad que aquella que se coge cuando toca y además no puede saberse si se le ha aplicado algún producto fitosanitario recientemente. 

Sin embargo, los altos precios que alcanza este producto sobre todo hacia el final del verano hacen muy tentador adquirir algunos cuando el coste es menor. La demanda es muy alta y la oferta exigua en estos meses. Pero, ¿no es posible traer más fruta desde otras partes del mundo? A diferencia de lo que ocurre por ejemplo en la Península, donde aparte de la producción local los consumidores pueden adquirir variedades cultivadas en México, Colombia o Perú, esto no es posible en Canarias. ¿El motivo? La orden de 12 de marzo de 1987 que establece la prohibición de introducir aguacates procedentes de cualquier país. Pero no son la única fruta que no puede importarse a las Islas. Mango, piña tropical, plátano también son objeto de prohibición. La razón de esta limitación es evitar la introducción de plagas que ahora mismo no tienen presencia en el Archipiélago, pero que podrían colarse a través de la llegada de producciones foráneas y acabar afectando a las que existen en Canarias. 

Sin embargo, esto tiene contrapartidas. Una de ellas es precisamente la imposibilidad de introducir aguacates cuando la demanda es alta y hay poca producción en las Islas. Este es uno de los motivos de la diferencia de precio que tiene esta fruta en la región respecto a la Península, donde puede encontrarse hasta tres veces más barata.

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