Opinión

Manifestación ómnibus

Canarias tiene un límite. Cierto, aunque el mismo lema sirve para la xenofobia o la turismofobia (aunque lo niegan)

Los promotores de la manifestación del 20A bajo el lema 'Canarias tiene un límite' en el Faro de Maspalomas

Los promotores de la manifestación del 20A bajo el lema 'Canarias tiene un límite' en el Faro de Maspalomas / Quique Curbelo

Míchel Jorge Millares

Sólo el ser humano tropieza tres veces con la misma piedra. Y aquí tenemos la tercera manifestación con el lema ‘Canarias tiene un límite’ en Gran Canaria, dentro de la multiconvocatoria programada en varias ciudades. Una protesta que aglutina una larga lista de organizaciones y motivaciones que, seguro, incluye alguna con la que esté de acuerdo. Pero he decidido que ni a la tercera va la vencida, porque hay un poco de batiburrillo de reivindicaciones en estas ‘convocatorias ómnibus’ (como los Decretos del Gobierno en los que puede entrar una subida de pensiones y la enajenación de un inmueble), conjugando un popurrí de cosas que son, incluso, contradictorias. También incluye algunos argumentos que son falsos, tergiversaciones o generalizaciones que se pueden señalar en alguna isla pero en otras no.

Algunas amistades me han explicado que irán a la convocatoria y no corearán lemas con los que no están conformes. No lo comparto, porque una protesta debe ser clara en sus objetivos y sin faltar a la verdad en su contenido. Estoy chapado a la antigua y debe ser que cuando se convocaban concentraciones (incluso en la época en que estaba prohibido manifestarse y huimos de los porrazos), acciones cuyo lema era casi tangible, no un límite difuso.

Evidentemente, considero necesario un cambio de rumbo en el modelo poblacional y para afrontar la crisis de vivienda. Pero no es cierto que, en Gran Canaria, sea la industria turística la culpable. El último hotel inaugurado en el sur de la isla abrió sus puertas hace 16 años, muentras en la capital han bierto un par de hoteles urbanos de pequeña capacidad. No crecemos en número de turistas, pero sí en estancia media y gasto en destino. Y -parece-, empieza a tener sentido y consenso una tasa (de carácter finalista) que ya han implantado numerosos destinos turísticos como hemos podido comprobar, porque nosotros también somos turistas, parte del dilema.

Por otro lado, no comparto en absoluto que los proyectos de renovables sean un problema. Más bien, opino que son la mejor y más conveniente solución a la dependencia, porque son garantía de soberanía energética e hídrica para la isla en un futuro cada vez menos halagüeño. Por no decir que, al contrario de lo que afirman, en Gran Canaria crece la superficie cultivada a la vez que en parques fotovoltaicos y eólicos, almacenamiento hidroeléctrico... Y es que el verdadero problema para el sector agropecuario está en los altos costes del agua, la pequeña escala de la producción, la competencia exterior y la falta de relevo generacional.

Podría citar alguna discrepancia más, pero termino con la mayor: el cambio de modelo. ¿Cuál es la alternativa que se propone? ¿Es la misma para La Gomera que para Tenerife, Lanzarote o Gran Canaria? ¿Están de acuerdo en el mismo diagnóstico y modelo los partidos que apoyan la manifestación o, incluso, entre negacionistas climáticos y ecologistas?

Y, por último. ¿Dónde fueron los votos en las últimas elecciones de hace sólo dos años? ¿A qué modelo de islas? ¿Se deslegitima la acción de gobiernos municipales, insulares, autonómicos o estatales porque miles de personas salgan a manifestarse?

Canarias tiene un límite. Cierto, aunque el mismo lema sirve para la xenofobia o la turismofobia (aunque lo niegan). Sobre todo en un mundo que ya ha superado todos los límites de sostenibilidad, donde hemos pasado de 3.000 millones en 1960 a 8.000 millones (y creciendo día a día). En Canarias se ha duplicado la población en ese mismo periodo, pero en alguna islas se ha multiplicado. Sin embargo, en Gran Canaria se ha estancado en los últimos 15 años, lo cual debería preocupar porque la pirámide de población sigue creciendo por la parte alta y no por la baja.

Bueno. Por lo menos hemos avanzado en que existe el derecho a manifestarse. Y espero que podamos seguir haciéndolo con libertad para acudir, o no.

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