Mercado inmobiliario
La vivienda vacacional se cotiza por el doble que una casa familiar
El mercado en la costa de Canarias muestra una brecha que en la mayoría de las islas supera los mil euros por metro cuadrado

Una señora pasa junto a una vivienda vacacional en Arona, Tenerife. / María Pisaca
El metro cuadrado de las viviendas vacacionales en la costa de Canarias se dispara y ya hay muchas islas en las que el coste en el mercado de un inmueble de este tipo dobla al de una casa de uso residencial. Así lo refleja el Informe Vivienda en Costa 2025 de Tinsa by Accumin, que concluye que el Archipiélago se enfrenta a una alta presión en los precios de la vivienda por la demanda turística y extranjera, lo que dificulta el acceso a la vivienda habitual para los residentes locales. Nada nuevo. De media, el precio del metro cuadrado de una casa residencial ubicada en la costa de las Islas llega a los 1.812,5 euros, una cifra que alcanza los 2.915 cuando se trata del precio de mercado de una casa o apartamento destinado al turismo. Lo que supone una variación porcentual del 61%.
Una casa residencial de 100 metros cuadrados en un edificio de la costa de Mogán (Gran Canaria) puede alcanzar los 221.000 euros (2.212 el metro cuadrado). Pero el escenario cambia si el inmueble, en el mismo edificio y en el mismo municipio, es una vivienda vacacional, cuyo precio en ese caso llega a los 450.000 euros. Y lo mismo, en muchos municipios del Archipiélago.
¿El motivo? El precio está influenciado por el beneficio esperado. Este tipo de viviendas están ubicadas en zonas turísticas –en playas, montañas, centros históricos– donde la demanda es alta. Y ofrecen rentabilidad a los propietarios a través del alquiler turístico, lo que aumenta su valor de inversión.
Mayor diferencia
Hay islas en las que la diferencia es mayor. En Lanzarote, el metro cuadrado vacacional anda por los 4.250 euros, frente a los 1.855 euros de valor medio general de las viviendas de uso residencial en la isla de los volcanes. Y en Gran Canaria, se pasa de 1.577 euros a 2.892 euros.
En La Gomera, la diferencia es de casi mil euros, pasando de 1.375 euros el metro cuadrado a los 2.350, en el caso de los inmuebles turísticos. Y la misma tendencia se da en toda Canarias. En Tenerife, el precio medio de las viviendas vacacionales de la costa alcanza los 2.800 euros, mientras que las no turísticas llegan a los 1.890 euros. En La Palma, el coste es un poco menor y para las residenciales llega a los 1.358 euros mientras que las vacacionales alcanzan los 2.100. Y Fuerteventura no se queda atrás: el precio medio es de 2.002 euros el metro cuadrado y los inmuebles turísticos llegan a los 3.100.
El informe, que refleja las tendencias actuales en precios, oferta y demanda en las principales zonas de costa del país, puntualiza que el precio medio de la vivienda en las Islas –Baleares y Canarias– en el primer trimestre de 2025 fue de 2.481 euros el metro cuadrado, el más alto entre todas las zonas costeras. Además, las Islas registraron el mayor crecimiento interanual de precios, un 12,8 %, por encima de la media nacional.
La capital
En la provincia de Las Palmas, las zonas costeras –excluyendo la capital– concentran el 72% de las compraventas y el 55% de los visados de obra, lo que refleja el peso específico que aún conserva la capital, especialmente en lo que respecta a la promoción de vivienda nueva. En el caso de la provincia de Santa Cruz de Tenerife, las cifras son aún más rotundas: las zonas más allá de la capital aglutinan el 87% de las compraventas y el 73% de los visados, evidenciando una intensa actividad inmobiliaria fuera del núcleo capitalino.
Las compraventas de vivienda en zonas costeras por parte de extranjeros crecieron de forma generalizada en 2024, con un aumento del 2,5 % en la costa y del 4,5 % en el conjunto de España. El impulso vino principalmente de los compradores extranjeros residentes, aunque también se incrementaron las operaciones de no residentes. Por áreas, destaca el fuerte repunte de la Costa Norte, donde las transacciones se dispararon un 20,1% interanual. En contraste, las islas registraron un retroceso del 5,5%. Aun así, siguen concentrando la mayor cuota de compraventas de extranjeros, aunque bajan del 39% en 2022 al 34% en 2024. En el resto de las zonas costeras, la actividad se mantiene en niveles cercanos a máximos históricos.
Burbuja
Aunque el informe no habla expresamente de una burbuja inmobiliaria, el desfase creciente entre el valor de las viviendas vacacionales y las residenciales, sumado a la fuerte dependencia del mercado extranjero y turístico, alimenta el debate sobre una posible sobrevaloración del mercado en las zonas costeras del Archipiélago. En muchos municipios, el precio no parece responder tanto al valor de uso como a la expectativa de rentabilidad, lo que introduce un componente especulativo en la ecuación.
De momento, el alza de precios sigue impulsada por una demanda real —aunque muy sesgada hacia perfiles inversores y no residentes—, y no por una expansión descontrolada del crédito, como ocurrió en otras épocas. Pero las señales de tensión son cada vez más visibles: desigualdad creciente en el acceso a la vivienda, concentración de la oferta en usos turísticos y una escalada de precios que supera con creces el poder adquisitivo local. Y si algo enseña la historia inmobiliaria, es que cuando los precios se desconectan demasiado de la realidad social y económica del territorio, el riesgo de ajuste siempre está sobre la mesa.
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