Cámaras en alojamientos: ¿qué tan frecuente es y cómo proteger tu intimidad?
Uno de cada cuatro viajeros asegura haber encontrado una cámara oculta en su alquiler vacacional

Cámaras en alojamientos: ¿qué tan frecuente es y cómo proteger tu intimidad? / Efe
Un matrimonio canadiense reservó un apartamento en Grecia este verano. Buscaban desconectar unos días frente al mar, pero al abrir un armario se toparon con una cámara encendida que grababa la habitación. El hallazgo acabó en denuncia policial y el propietario fue arrestado por invasión de la intimidad. El caso, ocurrido en 2025, no es aislado: cada vez más viajeros aseguran haber vivido experiencias similares.
La pregunta que muchos se hacen antes de entrar a un alojamiento es inevitable: ¿pueden estar grabándonos sin nuestro consentimiento?
Una inquietud en aumento
El fenómeno de las cámaras ocultas en alojamientos turísticos ha pasado de la sospecha anecdótica a un problema que inquieta a los viajeros. Una encuesta de la compañía SmarterTravel en 2023 reveló que uno de cada cuatro turistas había encontrado un dispositivo oculto durante su estancia en un alquiler vacacional. Y un informe publicado por Vivint en 2024 detectó que uno de cada doce anfitriones reconocía haber mantenido cámaras ocultas en su propiedad.
“Estamos ante una situación en la que la confianza entre arrendador y huésped se ve amenazada”, advertía el portal ConsumerAffairs en su cobertura del estudio.
La propia Airbnb, presionada por las críticas y varios escándalos mediáticos, cambió sus políticas en abril de 2024: prohibió de forma definitiva cualquier cámara en interiores, incluso si el anfitrión la declaraba en el anuncio. Hoy solo se permiten en zonas exteriores, siempre que estén claramente informadas.
¿Que dice la ley
En España, la normativa es clara: la instalación de cámaras en zonas privadas de un alojamiento está prohibida. La LOPDGDD, en su artículo 22, permite la videovigilancia únicamente con fines de seguridad y siempre que esté señalizada. Los espacios íntimos, como habitaciones y baños, están fuera de toda posibilidad.

La normativa obliga a los alojamientos turísticos a informar expresamente de la existencia de cámaras / La Verdad
En comunidades como Cataluña, la normativa obliga a los alojamientos turísticos a informar expresamente de la existencia de cámaras y limita su instalación a zonas comunes exteriores.
Pese a estas leyes, algunos propietarios siguen ignorando las reglas. “En los últimos años hemos recibido consultas de viajeros que descubrieron dispositivos escondidos en detectores de humo, enchufes o relojes digitales”, explica un criminólogo citado por Noticias de Navarra en enero de 2025.
Cómo detectar un dispositivo oculto
Los especialistas recomiendan aplicar una combinación de inspección visual y herramientas tecnológicas.
- Revisión minuciosa: comprobar detectores de humo, enchufes, relojes, lámparas o incluso plantas. Un detalle sospechoso puede ser un pequeño orificio en lugares inusuales.
- Uso del móvil: con la linterna y la habitación a oscuras, la lente de una cámara suele reflejar la luz.

¿Cómo detectar la presencia de cámaras en los alojamientos turísticos? / El Periódico
- Escaneo de red Wi-Fi: aplicaciones como Fing muestran los dispositivos conectados; si aparece algo identificado como “IPCam” o “Camera_xx”, conviene sospechar.
- Detectores especializados: en el mercado existen aparatos que localizan señales de radiofrecuencia o lentes infrarrojas. En agosto de 2025, el diario Cinco Días destacaba un nuevo dispositivo portátil, el Aroeally, capaz de detectar cámaras y micrófonos ocultos con un precio inferior a los 35 euros.
“Lo importante no es obsesionarse, sino dedicar unos minutos a revisar la habitación al llegar. Esa simple costumbre puede ahorrarnos sorpresas desagradables”, señalaba un reportaje de Tom’s Guide.
¿Qué hacer si se encuentra una cámara en la habitación?
Las autoridades y expertos en privacidad aconsejan actuar con prudencia:
- Mantener la calma y no manipular el dispositivo.
- Documentar con fotos o vídeo su ubicación.
- Informar al hotel o anfitrión y exigir una solución inmediata, como el cambio de habitación.
- Avisar a la policía para que levante un acta. En España, colocar una cámara sin consentimiento en un espacio íntimo puede constituir delito contra la intimidad.
- Denunciar ante la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) si se vulnera el derecho a la privacidad.
- En plataformas como Airbnb, reportar el hallazgo activa protocolos de sanción y protección al huésped.
- Como medida temporal, cubrir la lente con cinta adhesiva si no hay opción de abandonar el lugar de inmediato.
La firma de ciberseguridad Repscan advierte en su blog que “intentar manipular o desconectar el aparato puede destruir evidencias clave para una investigación policial”.
Casos y estadísticas que preocupan
El miedo no es infundado. Desde 2015, distintos informes han registrado cifras preocupantes:
- El estudio de IPX1031 recogió que más del 58 % de los huéspedes se mostraba preocupado por cámaras ocultas y que un 11 % afirmó haberlas encontrado.
- En 2023, el portal SafeHome reveló que un 6 % de los viajeros detectó cámaras no declaradas en su alojamiento.
- En 2025, medios como AS informaron de casos en Grecia y otros países europeos donde la policía intervino tras denuncias de turistas.

Alquileres turísticos: la rentabilidad que ha trastocado el mercado de la vivienda. / ShutterStock
Aunque la probabilidad sigue siendo baja en comparación con la cantidad de estancias turísticas registradas cada año, la tendencia genera alerta.
Un problema de confianza
Más allá de los datos, este fenómeno plantea un desafío para el sector turístico. El turista moderno exige privacidad y transparencia. La sospecha de una cámara escondida puede arruinar no solo unas vacaciones, sino también la reputación de un destino o plataforma de reservas.
“Cada huésped debería poder sentirse seguro en la intimidad de su habitación”, remarca un informe de Condé Nast Traveler sobre las nuevas políticas de Airbnb.
En un contexto en el que la seguridad tecnológica es clave, los expertos coinciden: dedicar unos minutos a revisar la habitación, estar informados de la normativa y saber cómo reaccionar es la mejor defensa.
Porque, al final, viajar debe ser sinónimo de libertad y descanso, no de vigilancia.
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