La Provincia - Diario de Las Palmas

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Directora de innovación de Bodegas Torres

Mireia Torres, quinta generación con el vino en los genes

Uno de sus trabajos en la compañía consistió en recuperar variedades ancestrales desaparecidas con la filoxera

Mireia Torres, enóloga y directora de Innovación de las Bodegas Torres

Que Mireia Torres Maczassek (Barcelona, 1969) se dedicara al mundo del vino era algo que parecía casi inevitable. "Aunque tampoco lo tenía tan claro. Dudaba entre estudiar en el Químic de Sarrià o Veterinaria", recuerda. Pero después optó por la ingeniería química y, siguiendo los consejos de su padre, Miguel Agustín, el presidente de la compañía Torres, por cursar enología en Montpellier (Francia). Eso le abrió un mundo de grandes posibilidades no solo en el conocimiento de lo que iba a ser su dedicación sino en experiencia personal. "Vivir dos años en el extranjero se lo recomiendo a todo el mundo", aconseja .

En la actualidad es la responsable del área de Innovación y Conocimiento de Bodegas Torres de las cuales, junto con su hermano Miquel, cinco años menor y director general de la compañía, es representante de la quinta generación, con ya 150 años de historia a sus espaldas.

Pero esta ingeniera química y enóloga no se ha conformado con eso, ya que además dirige las bodegas Jean Leon, propiedad de la familia; y es presidenta de la Plataforma Tecnológica del Vino y de la fundación Familia Torres, cuyo objetivo es la ayuda a la infancia y el empoderamiento de la mujer. "En general, a todos los miembros de la familia les gusta tener proyectos propios", argumenta.

Desde que comenzó en 1998 en el laboratorio de análisis de la bodega familiar, ha ido enamorándose cada vez más del sector y ha compaginado el interés por la producción de caldos con la innovación y la sostenibilidad. "Todos los proyectos me han robado el corazón", confiesa. Cuando su padre adquirió Jean Leon en 1994 se comprometió en mantener el legado y eso es lo que se está haciendo en esta compañía con 14 personas que conforman "una pequeña gran familia".

Antes fue la responsable de proyectos en Ribera de Duero, el Priorat, Rioja y Rueda, así como de Vardon Kennett, el primer espumoso de gama alta elaborado en Catalunya por la familia Torres.

También se ocupó de la recuperación de una sesentena de variedades ancestrales de uva que se habían perdido con la filoxera y que ya cuentan con autorización. "Lo que comenzó mi padre como un proyecto para la recuperación de patrimonio histórico ha evolucionado en algo para combatir el cambio climático", explica.

De madre artista -en concreto, pintora, para la que "el arte es su vida"- y padre más proclive a la ciencia y el pragmatismo, está convencida de que para el negocio del vino hay que combinar ambas facetas: "Se necesitan conocimientos científicos, pero muchas decisiones se basan en el gusto".

Su otra gran pasión es la innovación que, según asegura, forma parte del ADN de la familia. Su abuelo fue un innovador en materia comercial y de los primeros en exportar vinos. Su padre aportó un gran crecimiento a a la empresa y en los últimos años se ha volcado en la sostenibilidad y las energías renovables.

De hecho, la innovación ha pasado de formar parte de la actividad de producción a ser "más transversal", con el cambio climático de fondo. Mucha de la investigación en la que interviene tiene que ver con la reducción del consumo de agua en la producción y de los productos fitosanitarios. Los Torres fueron pioneros en plantar viñas en Tremp, en la comarca pirenaica del Pallars Jussà, a 900 metros de altitud y a más altura. Todo ello requiere nuevos planteamientos. "Cada 100 metros más la temperatura baja 0,7 grados" y eso se traslada a las uvas y al vino, explica. Y además se producen inclemencias climatológicas que no se dan al nivel del mar. También han tenido que adaptarse a otros cambios producidos por la climatología, como por ejemplo que la uva brota antes y puede sufrir heladas y otros contratiempos.

Recientemente, la familia Torres ha llegado a un acuerdo con Damm y Mediapro para promover que ‘start-ups’ aporten soluciones para mejorar la eficiencia de los bares y restaurantes, para ayudarles a salir del bache que ha supuesto la crisis del covid. Su trabajo con startups comenzó en 2017 a través de la participación de la empresa en algunos proyectos con iniciativas relacionadas con la logística, el uso del agua y otras. Muchas de estas iniciativas se han empleado con posterioridad en el proceso productivo de la compañía.

Además la familia participa en la empresa de coches eléctricos compartidos Mec, en colaboración con Nissan. Es otra muestra más de la pasión de Mireia y la familia por la innovación y la sostenibilidad. Otra más es la apuesta por las energías renovables en las bodegas, liderada por su padre desde hace años. 

Y a Mireia le queda tiempo además para fomentar el empoderamiento de las mujeres. Cuando empezó en la profesión hace 30 años había pocas representantes de su género, pero tras este año "hay muchas más enólogas", afirma.

Defiende la riqueza de los equipos mixtos y se siente orgullosa de los avances que se han producido para las mujeres, que a su vez ganan terreno cada generación. Lo ve reflejado en su hija de 22 años. "Tiene muy claras las cosas y lo que quiere. Y eso me encanta", sentencia esta apasionada por inventar, producir e innovar con los vinos, haciéndolos cada vez de forma más sostenibles.

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