La revisión del sistema de pensiones, junto con la del mercado laboral, es una de las principales condiciones impuestas por Bruselas en relación con la recepción de las ayudas del fondo de recuperación. Gobierno y agentes sociales ultiman los detalles del primer gran bloque de reformas, que podría salir adelante a finales de este mes o a principios de junio.

Mientras tanto, y ante el reto demográfico de hacer frente al envejecimiento de la población española, asociado a un aumento de la esperanza de vida, mientras disminuye la población activa, hay voces que inciden en la necesidad de empezar a sembrar una cultura de ahorro privado para la jubilación. Desde Inverco, por ejemplo, indicaban recientemente que los planes individuales siguen siendo necesarios "para todos los trabajadores cuya empresa no tenga constituido un plan de pensión de empleo". 

Sin embargo, siete de cada diez españoles todavía no han empezado a planificar sus ahorros pensando en su retiro laboral, según revela el último ‘Informe Naranja’ de ING. En este contexto, es evidente que la capacidad de ahorrar tiene que ver con los ingresos y gastos de una persona. A esto hay que sumarle las creencias o ideas preconcebidas en torno a los planes de pensiones, asegura la entidad, que ha identificado los cinco mitos más extendidos que pueden suponer una barrera a la hora de contratar este tipo de producto.

1. "Soy demasiado joven para contratar un plan de pensiones"

Al escuchar la palabra jubilación, muchos lo ven tan lejano que piensan que ahora mismo no tienen que preocuparse por ello, ya que existen otras prioridades. Analizando por generaciones, menos de la mitad de los baby boomers (el 43%) ha empezado a ahorrar para este fin, frente al el 31% de la generación X y el 16% de los millennials, de acuerdo con el estudio. De media, los españoles creen que la edad ideal para comenzar a contribuir en un plan privado para la jubilación es en torno a los 32 años, pero la realidad es que comienzan a hacerlo "más tarde de lo que esperan".

En este punto, ING argumenta que "cuanto antes se empiece, mejor preparado se llega a ese momento". Destaca el banco holandés que desde este año, el máximo que se puede invertir en un plan de pensiones anualmente son 2.000 euros, por lo que "cuanto antes se empiece, más años se tendrán por delante para ahorrar y de más cantidad se dispondrá al jubilarse".

Además, explican que aunque no se invierta el máximo permitido desde el principio, la cantidad ahorrada irá aumentando gracias a la rentabilidad que vaya acumulando el plan de pensiones. 

2. "Con la pensión pública tendré suficiente"

Actualmente en España los jubilados reciben en forma de pensión alrededor del 80% del salario que tenían antes de jubilarse, una de las mayores tasas de sustitución de Europa. El progresivo envejecimiento de la población hace que cada vez haya menos trabajadores para cubrir los pagos de pensiones públicas, es decir cada vez se recaudará menos dinero, pero se pagará pensión a más gente. Al menos, así lo consideran nueve de cada diez entrevistados, que creen que su pensión pública "será insuficiente, o que incluso no tendrán pensión".

De hecho, según el estudio, el sistema público de pensiones genera algún grado de preocupación entre el 97%, un porcentaje que baja al 86% en el caso de aquellos que tienen planes de pensiones privados. Con todo, se observan diferencias en función de la edad: los baby boomers son los más optimistas en cuanto a la pensión pública que percibirán y el 22% considera que será suficiente para garantizar su nivel de vida. A su vez, solo el 10 % de la generación X y el 8 % de los millennials considera que sí será suficiente.

3. "Es dinero que no puedo tocar hasta la jubilación"

El banco naranja recuerda que aunque la principal finalidad de un plan de pensiones es complementar la pensión pública en la jubilación, hay algunas situaciones que permiten recuperarlo antes.

En primer lugar, el dinero puede retirarse a los diez años sin necesidad de cumplir ningún requisito especial. Así, a partir de 2025 se podrá empezar a rescatar las aportaciones realizadas hasta 2015, además de la rentabilidad que hayan generado. También puede retirarse de forma anticipada por motivos de salud, cuando el dueño del plan padezca una enfermedad grave o incapacidad, "cumpliendo las especificaciones establecidas en la ley".

Además, los trabajadores en situación de paro de larga duración pueden recuperar el dinero de su plan de pensiones para aliviar su situación económica. Y como consecuencia de la pandemia, entre marzo y septiembre de 2020 se amplió esta posibilidad a aquellas personas que estuvieran en ERTE o autónomos que hubieran dejado de percibir parte de sus ingresos.

4. "Con lo que se lleva Hacienda en el momento del rescate no merece la pena"

Al llegar a la jubilación, Hacienda reclama los impuestos ahorrados todos esos años y, por eso, algunas personas piensan que no merece la pena invertir en planes de pensiones. Sin embargo, señala la entidad, "es falso que la cantidad que se lleva Hacienda no compense con la ahorrada, ya que, si en lugar de retirar todo el dinero de golpe lo hacemos poco a poco, el porcentaje de impuestos que se paga apenas variará y el dinero seguirá generando rentabilidad". 

5. "Si hay reforma no merece la pena invertir en un plan de pensiones"

Indican los expertos que ING que uno de los mayores beneficios de los planes de pensiones es que las aportaciones desgravan en la declaración de la Renta. Y según muestra el informe elaborado por la entidad, las ventajas fiscales son una de las características que más valoran los españoles a la hora de decantarse por este tipo de producto.

Es por esto que, ante la pregunta de cómo reaccionarían ante una posible eliminación de estos incentivos, el 43% de los encuestados con plan de pensiones contratado afirma que buscaría otras opciones para su jubilación. La cifra se reduce al 25% en el caso de que se redujeran las ventajas fiscales en los planes individuales, pero se trasladen paulatinamente a los planes de empleo. Y el 7% se decantaría por otra opción para su jubilación en el caso de que el escenario final sea una reducción en la aportación máxima anual sobre la que se aplica la ventaja fiscal.

Como máximo se pueden aportar 2.000 euros anuales y ese será el máximo desgravable, aunque esta cantidad puede llegar hasta los 10.000 euros si se añaden aportaciones a un plan de pensiones de empleo, recuerdan desde la entidad.

Esta ventaja actúa como una reducción, de manera que el dinero aportado al plan de pensiones se resta de la base imponible. A modo de ejemplo, explican, "si la base imponible es de 37.000 euros y se ha aportado 2.000 euros a un plan de pensiones, para Hacienda es como si solo hubiese ganado 35.000 euros. Dado que el IRPF es un impuesto progresivo, la factura fiscal será menor".