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El turismo de nieve se reactiva tras un año congelado

El sector espera, con el permiso de la variante ómicron, volver a sus registros prepandemia tras un 2020 prácticamente en blanco que las estaciones de esquí han aprovechado para batir récords de inversión.

Estación de esquí de Valdelinares.

España es mundialmente conocida por el sol y las playas, pero hay más opciones cuando el frío aprieta. El puente de la Constitución es tradicionalmente el punto de partida de la temporada de esquí, un negocio que antes de la pandemia generaba, solo en las cerca de 30 estaciones que hay repartidas por todo el país, facturaciones superiores a los 120 millones de euros y empleaba a más de 3.000 personas gracias a los casi seis millones de usuarios que las visitaban para disfrutar del deporte y la naturaleza.

El año pasado muchas no pudieron si quiera abrir sus puertas por las medidas de prevención a las que obligó la pandemia -cuyo estallido en marzo de 2020 ya forzó el adelanto del cierre de aquella temporada- y las que lo hicieron estuvieron muy limitadas por las restricciones sanitarias. Como consecuencia, su volumen de actividad se desplomó casi un 70% hasta cifras nunca antes registradas. Cabe destacar que ese porcentaje surge de la comparación con la temporada 2019/20, donde ese cierre prematuro ya redujo la afluencia en un 12%, por lo que el retroceso es mayor si cabe.

Un año después, la tormenta parecía por fin disiparse, pero la detección hace pocos días de una nueva variante del coronavirus amenaza ese optimismo que se respiraba en el sector. Las previsiones meteorológicas y la evolución sanitaria avanzaban un retorno a las cifras prepandemia en este curso 2021/22, pero la tensión por la covid vuelve a repuntar y el sector contiene la respiración aunque sin perder las buenas perspectivas.

De momento, el 80% de las estaciones españolas arranca su actividad de esta temporada en algún momento del puente, según informan desde la Asociación Turística de Estaciones de Esquí y Montaña (Atudem). Las copiosas nevadas caídas se han alineado con un sector que este año más que nunca espera que se cumpla el dicho y sea el anticipo de un año de bienes.  

Los nacionales al rescate

En la Comunitat Valenciana no hay estaciones de esquí pero sí mucha afición y, al menos hasta ahora, el repunte de la pandemia tras la irrupción de la variante ómicron no ha congelado la actividad relacionada con el turismo de nieve. La máxima representante autonómica de las agencias de viajes, Eva Blasco, asegura que el nivel de reservas para estos desplazamientos está "muy alto".

Y aporta algunas claves de esta elevada demanda: "La nueva variante está paralizando en su inmensa mayoría los movimientos internacionales, una situación que ya sucedió el año pasado. Sin embargo, esto a su vez propicia un incremento de los viajes domésticos y en estas fechas la nieve es uno de los destinos estrella", explica Blasco.

La también presidenta de CEV Valencia añade otras dos variables que juegan a favor de las estaciones de esquí y de todos sus negocios periféricos. Por un lado, destaca que este sector, a diferencia del turismo de sol y playa, "no tiene una dependencia tan elevada del visitante internacional", por lo que un regreso a eventuales restricciones a la movilidad en Europa no le golpearían con tanta dureza como sí sucede en la costa. Además, los españoles tampoco acostumbran a buscar la nieve fuera: "Hay quien se va a los Alpes, pero es bastante residual. Sobre todo predominan los viajes dentro de España".

Ya en clave valenciana, Blasco detecta también una demanda embalsada entre los aficionados a la nieve de la Comunitat Valenciana, ya que el año pasado el confinamiento perimetral de la autonomía -y de otras muchas- impidió este tipo de viajes que ahora sí tienen luz verde.

La vicepresidenta de la Asociación Europea de Agencias de Viajes y Turoperadores indica que hay dos grandes tipos de desplazamientos a la nieve que triunfan entre los valencianos. Por un lado, aquellos viajes "cortos o incluso de un día", que suelen hacerse a las estaciones más cercanas, sobre todo las turolenses de Valdelinares o Javalambre, a escasa hora y media de València en coche. Y por el otro, donde más intervienen las agencias de viajes, los que ponen rumbo a los Pirineos. "Son viajes más largos y que sí suelen contratarse con las agencias de viajes", detalla Blasco, que destaca que "gusta mucho el pirineo aragonés y catalán". En cuanto a la situación meteorológica, celebra que "además este año el tiempo acompaña".

El presidente de Atudem, Jesús Ibáñez, desprende también optimismo: "Las perspectivas son muy buenas para el sector. Estos días está nevando, hace frío, las estaciones están abriendo sus instalaciones y se empieza a hablar de la nieve", cuenta.

La previsión del máximo dirigente de las estaciones de esquí españolas prevé que "si no se desata una nueva ola" el mercado nacional "se va a dinamizar como antes de la pandemia» y que también se espera el retorno de "parte del internacional". "Estamos muy ilusionados", añade.

Tras el peor año que recuerda el turismo de nieve -la facturación cayó desde los más de 123 millones de 2019 a apenas 37-, Ibáñez destaca que "el primer gran triunfo" es que ninguna estación ha bajado la persiana pese a "la crueldad" con la que la pandemia se ha cebado con el sector. Más bien al contrario, aplaude que "no se han quedado de brazos cruzados" sino que "han invertido para mejorar la experiencia de sus clientes".

De hecho, según las cifras de la organización estatal, este año se han batido récords de inversión pese al "complicadísimo contexto económico", llegando a los 38,2 millones. Supone el mayor desembolso en los últimos 15 años, con Formigal, Sierra Nevada y Baqueira-Beret aglutinando casi tres de cada cuatro euros invertidos. Por partidas, las mejoras en remontes y telesillas (14,03 millones) y en adecuación de pistas (13,98) se han llevado la mayor parte del montante total.

Otro síntoma que apunta al buen inicio de temporada en el sector es la cifra de ocupación de alojamientos rurales, que según la asociación nacional de propietarios arrojan al menos un 60 % de ocupación en todo el país y llegan al 100 % en las zonas de alta montaña donde se ubican gran parte de las estaciones de esquí.

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