Es difícil pensar en un entorno más retador y, a la vez, más lleno de oportunidades que el que se asoma en estos momentos en el mundo corporativo. Son dos las megatendencias que aplican, especialmente, al mundo inmobiliario: el impulso regulatorio en sostenibilidad y la demanda de un consumidor post pandémico fuertemente cambiado tras la crisis sanitaria.

En esta ola de transformación, la propiedad inmobiliaria no se puede quedar atrás. Los edificios tienen que empezar "a hablar" volviéndose inteligentes. Y los gestores tienen que escuchar en tiempo real y actuar.

Los edificios producen el 38% de las emisiones de CO2 relacionadas con la energía. Reducir la huella de carbono de las oficinas y generar importantes eficiencias en costes para la empresa, impulsando la transformación digital de su sede corporativa son objetivos no sólo compatibles sino perfectamente sinérgicos. ¿Cómo? La optimización del consumo energético hizo avanzar, en el pasado, hacia soluciones que hacían que las oficinas cada vez fueran edificios más herméticos. Y es aquí donde llega el desafío. 

Ahora es necesario conjugarlo con la necesidad de mantener una calidad de aire interior adecuada que favorezca la salud de los ocupantes. La pandemia ha despertado el interés por los riesgos de transmisión en el ambiente interior de las enfermedades infecciosas. Las estrategias de ventilación y filtración pueden contribuir a reducir la transmisión de enfermedades diluyendo las partículas de virus en el interior. Sin embargo, un flujo de aire elevado también podría agitar las partículas asentadas y devolverlas al aire. De ahí que resulte especialmente importante disminuir la exposición de las personas a la materia particulada. 

Eso en España no suele ser habitual, ya que el control y seguimiento de los parámetros medioambientales se dirige a las líneas más regulatorias de temperatura y humedad y, últimamente, a CO2. Pues bien, la Escuela de Salud Pública de Harvard ha identificado que un pequeño aumento de la exposición a largo plazo a las PM2,5 conduce a una tasa de mortalidad por covid un 8% mayor. Por tanto, se hace necesario combinar el ahorro energético con la salud. Y es aquí donde la variable gestión en tiempo real empieza a tomar cuerpo como un eje verdaderamente importante. 

Si el edificio, a través de su plataforma de smart buildings, tiene alertas en tiempo real de los parámetros de calidad del aire, las inyecciones de aire fresco se optimizarán y reducirán el consumo energético vinculado a los sistemas de ventilación; a la vez que mide (también en tiempo real) la materia particulada para evitar exposiciones no deseadas. Simultáneamente, estaremos preservando la salud de los empleados y avanzando el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 3 Salud y Bienestar. Los edificios inteligentes y saludables conectan con el ocupante y se comunican con él, de manera que el empleado en todo momento es consciente de la calidad del aire que respira en la oficina. Las plataformas de smart buildings no sólo son una ayuda en la gestión en tiempo real de las oficinas, sino que permiten dar un paso más hacia análisis predictivos basados en inteligencia artificial.

Adicionalmente, se produce una mejora de la experiencia empleado, se reduce el absentismo y disminuyen los costes de mantenimiento del propio edificio. En un contexto donde el 71% de los encuestados en el estudio de Accenture 'La vida reinventada: lo que importa a los consumidores hoy' opina que las empresas son tan responsables como los gobiernos del bienestar de la sociedad, aunar este triple objetivo no resulta menor.

No hace mucho 'The Economist' destacaba en su portada la revolución en tiempo real de la economía, reflejando que el mundo está al borde de una transformación brutal. Pone como ejemplo que "desde Amazon hasta Netflix, ya utilizan datos instantáneos para controlar las entregas de comestibles y cuánta gente está pegada al Juego del Calamar".

Las plataformas de smart buildings ponen al alcance de la mano los datos en tiempo real de cualquier edificio. IBM ha cuantificado en tan sólo Estados Unidos en 3 billones de dólares las pérdidas que experimentan las empresas por datos erróneos y tardíos.

Finalmente, según el primer Índice de Preparación para Cero Emisiones Netas de KPMG, solo 17 de las 125 empresas del mercado continuo español tienen planes para alcanzar la neutralidad en carbono antes de 2050. El mundo 'proptech' puede ayudar y mucho en esta evolución a través de los edificios inteligentes, con un tres en uno que permite anticiparse a la legislación, avanzar en las iniciativas de sostenibilidad y mejorar la rentabilidad de la empresa y, por tanto, su competitividad.

Por Susana Quintás, Senior Advisor de Metrikus para España y Latam.