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DOSIER

Falsificaciones: la piratería salta del 'top manta' a la web

El comercio electrónico se ha convertido en una de las principales vías de distribución de productos falsificados y acapara el 56% de las incautaciones

La piratería salta del ‘top manta’ a la web. Puerto de Barcelona

La expansión del comercio electrónico no sólo ha cambiado para siempre los hábitos de consumo y el funcionamiento del sector de la distribución en todo el mundo. También ha abierto una nueva ventana de oportunidades para todo tipo de actividades ilícitas, incluida la venta de falsificaciones. Las dificultades para controlar la circulación de millones de envíos diarios a través del correo o de empresas de paquetería -sólo en 2019 se calcula que viajaron mediante este sistema 21.300 millones de artículos en todo el mundo-, unido al anonimato que ofrecen las redes, han convertido a Internet en uno de los principales canales de comercialización de las copias piratas de todo tipo de productos.

Así, un reciente estudio de la Oficina Europea de Propiedad Intelectual (Euipo, por sus siglas en inglés) y de la OCDE señala que hasta el 56% de las incautaciones aduaneras que se realizan en las fronteras europeas ya están relacionadas con el comercio electrónico, aunque en valor todavía ganen las entradas por contenedor, por el mayor volumen que incluye cada decomiso. Eso sí, desde la euroagencia con sede en Alicante alertan de que buena parte de las falsificaciones que aún llegan a la UE en barco también acaba posteriormente distribuyéndose a través de Internet hasta el consumidor final, desde centros ubicados en Europa. De esta forma, el auge de la venta de falsificaciones a través de webs o de market places ha tomado el relevo del top manta callejero, que, al igual que el comercio físico, también ha sufrido con los estragos de la pandemia y las restricciones para frenar el coronavirus.

Las dimensiones del problema sobrecogen. Estos mismos organismos calculan que el comercio mundial de falsificaciones mueve 412.000 millones de euros anuales -una cifra superior al PIB de países como Austria o Argentina-, de los que 119.000 millones son en la Unión Europea, donde se calcula que cada año se pierden más de 15.000 millones de euros en ingresos públicos por este motivo.

Desde la Euipo no ofrecen cálculos por países, pero sí señalan que únicamente entre el sector de la cosmética, los productos farmacéuticos, las bebidas alcohólicas y el juguete –cuatro actividades que han analizado en particular- las falsificaciones suponen la pérdida de más de 2.200 millones de euros en ventas legales en España y hasta 19.000 millones en el conjunto del continente.

1.100 millones: La cosmética es uno de los sectores más afectados por la piratería

De la copia al fraude

En este último sector llevan años mirando con preocupación este fenómeno y reclamando algún tipo de actuación que permita a las empresas protegerse de forma más eficaz frente la proliferación de las falsificaciones en Internet. Como explica la directora técnica de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ), Cristina Miró, durante muchos años el principal problema del sector era lo que se denomina «copias parásitas». Es decir, la existencia de juguetes que replican otros modelos de éxito, pero con materiales más baratos y con algún cambio, que en ningún caso pretenden hacerse pasar por el original. Acostumbran a venderse como una alternativa más asequible, que en muchos comercios sitúan junto al juguete de marca. Una situación difícil de atajar, ya que se suelen introducir cambios para no infringir las leyes de propiedad intelectual. Sin embargo, según Miró, también son cada vez más frecuentes las falsificaciones puras y duras, que afectan sobre todo a juguetes de éxito que llevan varias temporadas en el mercado. Lo corroboran desde Famosa, la empresa líder en el sector en España. «Hemos tenido problemas de copias y de falsificaciones con todas nuestras marcas. Por ejemplo, hemos detectado falsificaciones de Pinypon y de Bellies, y se han utilizado nuestras marcas en productos que no están fabricados por nosotros», apuntan desde la firma, y recuerdan que, en este caso, más allá del engaño y la pérdida de valor que supone esta práctica, existen importantes riesgos para la seguridad de los pequeños, por lo que consideran fundamental concienciar a los consumidores.

Sin embargo, como apuntan desde la patronal del sector, con la llegada del comercio electrónico, el problema se ha agravado. «Quien compra en un establecimiento físico un juguete falsificado, por lo general, lo sabe. El problema llega con las ofertas que se publican en la web, donde se utilizan imágenes de los juguetes originales, y, luego, lo que llega es una burda copia», apunta la directora técnica de la AEFJ. En este sentido, Cristina Miró expresa la «indignación» del sector por la escasa protección que ofrece la legislación ante estos casos. Y es que, por ejemplo, las grandes plataformas como Amazon no están obligadas a responder por los productos que venden terceros a través de su web, sólo de los que venden directamente, lo que deja un vacío enorme. «Lo normal es que al denunciarlo se borren los enlaces, pero al poco tiempo vuelven a publicarse con otro nombre de vendedor y los responsables difícilmente aparecen», explica Miró. En total, según los datos de la Euipo, el juguete pierde 140 millones de ventas sólo en España por las falsificaciones, y más de 1.000 millones en el conjunto de Europa, lo que supone alrededor el 15% del mercado.

La Unión Europea pierde más de 15.000 millones de euros anuales por las ventas de artículos ilegales

Clones de la web

La situación es igualmente compleja en el caso del calzado, que junto a los bolsos, los relojes o la ropa se encuentran entre los productos más replicados, según la euroagencia. Aunque son las grandes marcas deportivas mundiales, como Nike o Adidas, por ejemplo, o las grandes firmas de lujo, las más copiadas, las empresas españolas tampoco escapan del problema. Y, al igual que ocurre con el sector del juguete, con métodos renovados, gracias a las facilidades que ofrecen las nuevas tecnologías.

«Este año nos ha ocurrido ya dos veces que nos han copiado la página web», señala Patricia Vicente, la directora general de Panama Jack, una de las marcas más reconocibles de calzado nacional y con más proyección también en el exterior. De esta forma, los compradores se encuentran con una web con toda la apariencia de legalidad y con las imágenes de los productos originales de la marca, con lo que resulta difícil de distinguir de la verdadera para muchos usuarios, aunque siempre hay formas. La dirección URL suele ser una de ellas, pero quizá la más importante son los precios anormalmente bajos para el estándar de la marca que suelen ofrecer, como apunta Vicente.

Sin embargo, lo habitual es que, al menos durante unos días, los delincuentes se salgan con la suya y capten a los menos precavidos, lo que acostumbra a reflejarse en una bajada de ventas inusual en la web de la propia compañía, que suele enterarse de esta forma o a través de la queja de algún usuario estafado de la existencia de su réplica.

Desde la Federación de Industrias del Calzado de España (FICE), su presidenta, Marián Cano, recuerda que las empresas del sector llevan décadas apostando por el diseño y por hacerse un nombre propio, por lo que invierten una cantidad sustancial todos los años en registrar sus diseños. Una inversión que las falsificaciones convierten en inútil en muchos casos. En este sentido, desde la propia patronal estudian la forma de poder realizar barridos regulares por la web para detectar la venta de copias, aunque aún no hay nada definido, por la complejidad que supone.

Pintura, cera para suelos o polvo de ladrillo son algunos de los componentes hallados en copias de fármacos

El negocio del covid

Otro de los sectores donde más preocupa la falsificación de productos es el farmacéutico. Desde la patronal del ramo, Farmaindustria, aseguran que en España es prácticamente imposible que un medicamento falsificado entre en el circuito «legal», es decir, que se pueda vender en una farmacia, como sí ocurre en otros países menos desarrollados. Y aún menos desde que España fue el primer país de la UE en adoptar el sistema de serialización que dota a cada envase de un identificador único. El problema, de nuevo, llega con el mercado ilegal, que siempre ha existido -un ejemplo es la venta de anabolizantes en entornos deportivos-, y que ha encontrado campo abonado en el ciberespacio. Un mercado ilegal que ya mueve más de 6.000 millones en toda Europa, y unos 527 millones en España. Así, por ejemplo, desde la farmacéutica Pfizer reconocen que la falsificación de medicamentos «ha sido un problema creciente en los últimos años». De hecho, la última edición de la Operación Pangea, que la Interpol coordina regularmente desde 2008 y en la que participan más de 90 países, se saldó el pasado mes de junio con la desconexión de más de 113.000 links que llevaban a la venta de productos farmacéuticos ilegales. De ellos, aproximadamente la mitad estaban relacionados con productos para combatir la pandemia de covid, principalmente test PCR falsos y mascarillas sin homologar.

527 millones: Lo que mueve el negocio ilegal de fármacos y productos sanitarios

En el caso de la vacuna, desde Pfizer señalan que, más que falsificaciones, es decir, intentos de replicar el medicamento -lo que resulta extremadamente complejo por el almacenamiento a bajísimas temperaturas que requiere-, lo que se han detectado son intentos de fraudes y estafas por parte de organizaciones que se han acercado a algunos gobiernos ofreciendo grandes cantidades de viales fuera de los circuitos oficiales, o bien con la venta de supuestas vacunas a través de internet a particulares, que, lógicamente, nunca llegan. Así, la compañía recuerda que es absolutamente imposible comprar la vacuna en el sector privado, por lo que pide desconfiar de cualquier oferta que se encuentre en la web.

De nuevo, desde Pfizer alertan de los riesgos para la salud que conlleva la compra de medicamentos fuera de las farmacias. Así, señalan que los análisis de algunas de las copias de medicinas que se ha incautado han aparecido sustancias nocivas como «ácido bórico, pinturas con plomo, cera para suelos, metales pesados, níquel, arsénico y polvo de ladrillo».

Y algo similar ocurre con los cosméticos, cuyos fabricantes pierden cada año 1.100 millones en ventas en España y 9.600 millones en el conjunto de la UE, por estas prácticas. Un estudio comparativo realizado por Stanpa –la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética-, reveló que, frente a los más de 80 componentes que suele incluir un perfume legítimo, las falsificaciones apenas incluyen unos 20, y sólo el 10% coinciden. Por supuesto, unos componentes que, en el caso de las réplicas, no han superado ningún control.

140 millones: El juguete pierde alrededor del 15% de sus ventas por las copias

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