Aplicar tecnología en todo el territorio es una oportunidad y no un problema. Abre el abanico de posibilidades para un mayor desarrollo económico pero también para el desarrollo social, y que la denominada España vaciada se pueda llenar de personas, de iniciativas, de centros de excelencia, de empresas y de oportunidades. Así lo concluyeron en el sexto debate Activostech Tecnología para el desarrollo del Territorio, organizado por EL PERIÓDICO y MWCapital Barcelona, con la colaboración de Cellnex, en el que participaron Eduard Martín, director de conectividad inteligente en MWCapital Barcelona; Òscar Sala, director de TheCollider, programa de innovación de MWCapital Barcelona; y Xavier Tarrús, director de sistemas de información del grupo agroalimentario Vall Companys.

Para los tres ponentes la cuestión de la conectividad y que las autopistas de la información lleguen a todo el territorio es un elemento "crucial", pero aún más en el sector agroalimentario donde el desarrollo en este ámbito puede contribuir a crear en España un nuevo ‘Food Valley’ de referencia europea. De este modo, Martín diferencia entre dos tipos de tecnología: "Igual que se diferencia entre materias primas y productos elaborados, debemos distinguir entre tecnologías habilitadoras, que serían las autopistas de la comunicación, y tecnologías finalistas, que permiten a las empresa, universidades y centros de investigación desarrollar nuevos productos".

A su entender, la gran apuesta de este siglo es "la materia prima", esto es, excelentes comunicaciones, que suponen un gran cambio pero deben "poder adaptarse a las necesidades de cada momento, en cada sitio, de manera equitativa". "Lo inteligente de las comunicaciones -añade- es conectarlas inteligentemente, que conectadas de una manera razonable puedan cubrir la mayor parte de los territorios". En este sentido, considera que la situación de España, en general, y Catalunya, en particular, es realmente "afortunada". "Nuestra red de fibra óptica es de las mejores del mundo, creo que en el ránquing somos los segundos de Europa. Tenemos una buena base".

Esta buena base hace que, según Martín, "se pueda disponer de tecnología habilitadora en territorios vaciados rurales, y enriquecer estas zonas con actividades que no se están haciendo en este momento". Es decir, con buenas condiciones de conectividad, "se pueden trasladar negocios digitales fuera del negocio tradicional agroalimentario además de reforzar el negocio tradicional".

Ante este panorama, Òscar Sala considera que estamos, "sin lugar a dudas, en una de las eras más apasionantes de la humanidad", que se caracteriza por el trabajo colaborativo. Y es que, para el director de TheCollider, las oportunidades que ofrecen las tecnologías "nos permitiría resolver, de una manera diferente, con modelos completamente disruptivos, retos de la humanidad como la eficiencia energética o la sostenibilidad".

De hecho, se muestra absolutamente convencido de que Catalunya y España tienen los elementos necesarios para convertirse "en el siguiente ‘Food Valley’ de referencia europea". En primer lugar, porque cuenta con una industria agroalimentaria sólida, exportadora y que invierte en tecnología para mejorar procesos. "Con 7.000 millones de personas en el mundo es la industria más transversal que existe y deberá utilizar la tecnología para enfrentarse al gran reto del crecimiento de la población", reflexiona.

En segundo lugar, "existe en Barcelona, y España, un ecosistema de innovación espectacular en cuanto a generación de start-ups, inversiones y generación de talento". Y, finalmente, porque el país destaca por su excelencia científica: "Probablemente no todo el mundo sabe que estamos entre los doce primeros de Europa en conocimiento científico".

El sector agroalimentario, según los datos facilitados durante el debate, aporta el 15% del PIB catalán, emplea a 100.000 personas, y es "un sector maduro en innovación tecnológica". El año pasado se invirtieron en esta industria casi 700 millones de euros en tecnología, un 200% más que el año anterior.

No obstante, Sala insiste en la colaboración, en este caso, entre el ámbito científico y el empresarial para potenciar este impulso "y que no hayan zonas de España que se queden vacías" porque, además, "tenemos mejor clima que Países Bajos y Dinamarca, aprovechémoslo", bromea.

Experiencia previa

En esta línea, recuerda que en España "ya tenemos experiencia haciendo cosas de impacto mundial: por ejemplo, los celíacos los descubrimos aquí". A su entender, es muy importante crear y fomentar espacios de reflexión y de colaboración para que esa excelencia de la industria focalizada en estos momentos en un modelo de producción masivo evolucione a un nuevo modelo innovador y de referencia, "que ayude también al pequeño consumidor a hacer las cosas de manera diferente gracias a la tecnología y poder competir conjuntamente para generar más valor para todos".

Desde su experiencia, el director de sistemas de información del grupo agroalimentario Vall Companys, Xavier Tarrús, también apunta a la tecnología como palanca de transformación para "poder mejorar la eficiencia, la sostenibilidad, la seguridad de las empresas y, por tanto, su competitividad". "Si conseguimos tecnificar, aplicar la tecnología a las empresas del sector primario, que normalmente son empresas que tienen zonas productivas en zonas rurales, en zonas más despobladas, entonces conseguiremos trasladar esos beneficios a este sector primario", asegura.

Para Tarrús, la clave del proceso se encuentra en conseguir crear un círculo virtuoso que empieza por instalar más tecnología en estos territorios, que actuará de polo de atracción de otras empresas, que desarrollarán más servicios y atraerán a más población "normalmente de alta cualificación, y que va a demandar más servicios tecnológicos. Así el círculo está creado". Además, argumenta que con este proceso se genera más riqueza también "en actividades económicas relacionada con otros servicios como vivienda, colegios, restauración, etcétera y sin olvidar que no solo estamos hablando de conseguir mejorar las rentas de la gente de estas zonas sino que también logramos la transformación de todo un sector que sería más confortable, más atractivo, y que realmente atraería a nuevas generaciones y favorecería que la gente no se fuera".

Para conseguirlo, los tres expertos coincidieron que el país dispone de "buenos cimientos", si bien es indispensable "trabajar y colaborar para conseguirlo". Y, según apunta Martín, no es suficiente con demostrar que es posible con ‘un caso de uso’ "sino que también hay que montar modelos de negocio, hay que evidenciar que es rentable y hay que animarlos para atraer nuevas empresas".

El desafío de la sostenibilidad

Respecto al reto de la sostenibilidad y el cambio climático, coincidieron en indicar que la industria alimentaria, "la más transversal del mundo, con toda la cadena de valor, debe ser el inicio del cambio". Sala recuerda que el sector produce el 30% de la energía que se consume a escala mundial y genera cerca del 20% de los gases de efecto invernadero. Estos porcentajes "muestran que ya hay un objetivo a abordar, y sabemos que solo no va a mejorar porque debido al efecto Amazon lo queremos todo de hoy para mañana sin pensar que estamos destruyendo el medio ambiente". A todo esto se le añade que en 2050 los expertos estiman que habrá 10.000 millones de personas en el mundo (ahora hay alrededor de 7.000 millones), "no habrá alimentos para todos: o replanteamos el sistema o tendremos un problema", subraya el director de TheCollider. Y en este campo "la tecnología sin duda puede ayudar" si bien la propia industria digital "también debe mejorar para ser más adaptativa y más sostenible", indica Martín

Precisamente, el director de sistemas de información del grupo agroalimentario Vall Companys explica que en su compañía trabajan sobre cinco ejes de sostenibilidad: clima y circularidad, personas y bienestar animal, calidad, seguridad e innovación tecnológica y gestión ética y saludable. "Hemos analizado todos los procesos de la empresa bajo estos cinco ejes para definir unos objetivos a cumplir durante la próxima década utilizando las nuevas tecnologías para conseguirlo", argumenta Tarrús.

Con todo, para los tres ponentes, la tecnología, al final, es un medio. Hay que conseguir sensibilizar al ciudadano sobre la necesidad de cambiar el modelo de consumo. "La tecnología puede hacer más fácil esta concienciación social pero el esfuerzo debemos hacerlo entre todos". De nuevo, la colaboración como detonante del cambio.