Riesgos climáticos
El 60% de los bancos no cuenta con marcos sólidos de pruebas de resistencia sobre cambio climático
Dos tercios de los ingresos de las entidades obtenidos de clientes empresariales no financieros procedían de sectores intensivos en emisiones de gases de efecto invernadero
Paula Blanco
Los fenómenos extremos meteorológicos cada vez se repiten con más frecuencia, y aunque muchos sectores han tomado cartas en el asunto, no todos lo han hecho. Uno de ellos es la banca. Alrededor del 60% de las entidades bancarias no cuentan con marcos sólidos de pruebas de resistencia sobre riesgo climático y tampoco disponen de suficientes datos sobre el mismo. Esta es la principal conclusión extraída por el Banco de España de la prueba de resistencia climática, pero no la única. En términos agregados, casi dos tercios de los ingresos de las entidades obtenidos de clientes empresariales no financieros procedían de sectores intensivos en emisiones de gases de efecto invernadero que, además, están concentrados en un número limitado de contrapartes de gran tamaño, algo que incrementa su exposición a los riesgos de transición. "En general, se observa que las entidades no están suficientemente preparadas para cumplir con los requerimientos de información sobre riesgos climáticos y medioambientales", ha lamentado Mercedes Olano, directora general de Supervisión del Banco de España, durante una intervención sobre finanzas sostenibles.
El test realizado por el Banco Central Europeo (BCE) también ha puesto de manifiesto que la mayor parte de las entidades no incluían este riesgo en sus modelos de riesgo de crédito. De hecho, solo el 20% tiene en cuenta esta variable en la concesión de préstamos. Según desgrana el regulador, menos del 10% de las entidades utilizan información granular y orientada al futuro para gestionar los riesgos climáticos y medioambientales. "Prácticamente todas las entidades deben realizar esfuerzos para desarrollar metodologías más sofisticadas, basadas en información más granular que les permita alcanzar un grado aceptable de cobertura de las principales carteras, zonas geográficas y factores de riesgo", explica Olano. El problema, asegura el regulador, es que algunas entidades han comenzado a utilizar herramientas de planificación de la transición para mejorar su modelo de negocio a largo plazo, "pero sigue prevaleciendo el enfoque de 'esperar y ver'".
No todo es negativo. El BCE ha recalcado que se han observado avances. Más del 80% de las entidades bancarias reconocen que los riesgos climáticos impactan materialmente en su perfil de riesgo y estrategia y un 70% considera que el riesgo es material dentro de su horizonte de planificación empresarial de tres a cinco años. También se ha producido un progreso respecto a la arquitectura institucional para enfrentar esta problemática. La prueba de resistencia señala que más del 85% de los bancos cuentan con prácticas básicas en la mayoría de los ámbitos abordados por las expectativas del banco central, aunque "se siguen observando carencias importantes". De las 135 entidades participantes, en torno a un 10% "se han quedado rezagadas y no han mostrado progresos materiales en el último año".
Calendario regulado
Los supervisores esperan que la banca acelere el desarrollo de sus estrategias de transición con objetivos concretos e identificación de la totalidad de los riesgos asociados a la implementación de las distintas fases fijadas para adaptarse a las últimas regulaciones. Así, el primer plazo finalizaba en marzo de este año y pedía a las entidades contar con una clasificación de los riesgos relacionados con el clima y medioambientales, además de una evaluación completa del impacto de estos en sus actividades. A finales de 2023, la banca deberá incluir estos riesgos en su gobernanza, estrategia y gestión de riesgos, y a finales de 2024, será obligatorio el cumplimiento de forma integral de todas las expectativas supervisoras, incluyendo las relativas al proceso de evaluación de la adecuación del capital interno y las pruebas de resistencia.
En noviembre de 2022 entró en vigor la directiva de Información Corporativa sobre Sostenibilidad (CSRD) para que las empresas equiparen la información sobre sostenibilidad a la relativa a información financiera. El Banco de España espera que, una vez implementada, "ayude a las entidades de crédito a recabar datos sobre los aspectos ESG de sus contrapartes". También el Comité de Basilea ha incorporado los riesgos financieros relacionados con el cambio climático en su plan de trabajo y la Autoridad Bancaria Europea (EBA) ha publicado su hoja de ruta donde se recogen varios aspectos relacionados con los riesgos climáticos.
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