Es muy probable que hace 27 años trabaras amistad con unos veinteañeros neoyorkinos llamados Phoebe, Monica, Rachel, Chandler, Ross y Joey. Es muy probable que sus historias te engancharan durante 10 años y tal vez esos 10 años no se te hicieran largos. 17 años después, los actores de 'Friends' vuelven a los escenarios de la serie y rememoran juntos los mejores momentos. Y sus creadores, Marta Kauffman y David Crane, cuentan cómo se les ocurrió la historia, cómo fue evolucionando el guion y por qué cuando Monica y Chandler abandonan el mítico apartamento de la puerta morada y el marco de la mirilla dorado fue el momento de terminar esta historia de amistad. En un momento del documental, Marta Kauffman señala que los protagonistas ya habían formado sus propias familias y, por lo tanto, los seis amigos ya no eran familia como al principio. Y es sobre esta idea sobre la que queremos reflexionar. Porque, en realidad, no estamos de acuerdo.

Necesitamos a los amigos para criar a nuestros hijos

En un magnífico libro muy recomendable ('Dónde está mi tribu'), Carolina del Olmo examina la proliferación de expertos en crianza con visiones muy dispares desde el siglo pasado y argumenta que “para cuidar de un hijo hay marcos mucho más propicios que la pequeña familia nuclear moderna. Más adelante (…) oiría hasta la saciedad ese supuesto proverbio africano que dice que para criar a un niño hace falta toda la tribu. En boca de amigas, en cientos de blogs y hasta impreso en los escaparates de las tiendas de una de las principales cadenas internacionales de productos de puericultura y embarazo. Pero sobre todo, lo experimenté en mis propias carnes. Y también comprobé en innumerables conversaciones que muchos otros, sobre todo muchas otras, habían vivido y percibido –en algunos casos con enorme lucidez, otras sin entender nada de nada– si no la experiencia de la tribu, sí su ausencia”. Cualquiera que haya criado a un bebé sabe que esta labor se lleva mucho mejor con una red de apoyo que nos sostenga y que el aislamiento no ayuda a sobrellevar las dudas, las noches sin dormir, la responsabilidad enorme que supone cuidar de una nueva vida… En definitiva, Monica y Chandler van a seguir necesitando a sus amigos para criar a sus dos hijos.

Necesitamos hablar de educación entre amigos

Y luego, una vez pasada la crianza, seguimos necesitando compartir. Así de bien lo explicaba el gran Carles Capdevila: “Toda la tribu tenemos que estar aquí hablando y compartiendo” sobre educación “y todas las opiniones ayudan”.  Además, en una entrevista posterior insistía en la idea de compartir la crianza y la educación con otros padres y madres: “yo de quien he aprendido más es de otros padres. Los trucos que me han funcionado siempre han sido de otros padres. Todos los padres tenemos que compartir más porque es una terapia que funciona y los expertos tienen que bajar al terreno de los padres, no asustarnos ni acomplejarnos sino hablarnos de tú a tú y entender la complejidad de nuestra vida, queriendo ayudarnos”.

Bei Muñoz, de Educando en Conexión, afirmaba en una entrevista que “como criamos sin tribu, aislados, sin referentes, no tenemos apenas ejemplos respetuosos y asertivos de cómo gestionar los retos del día a díay transformarlos en verdaderas oportunidades de modelar habilidades sociales y de vida”.

La necesidad de apoyo social para el bienestar de la familia es algo que subraya muy a menudo Pepa Horno, que en una reciente entrevista sobre la salud mental de la infancia y la adolescencia en la pandemia señalaba que “una de mis preocupaciones es que las familias se vuelvan hacia dentro desde el miedo al contagio y la necesidad de supervivencia, perdiendo su red de apoyo. Porque uno de los factores clave para integrar lo que estamos viviendo, quizá el más importante, es tener una red afectiva sólida“.