El Congreso de los Diputados que se conforme tras las próximas elecciones generales va a conocer una composición inédita en muchos aspectos si los resul- tados del 20-N acaban dando la razón a la práctica totalidad de las encuestas que se están publicando.

La supuesta mayoría absoluta del PP, con más de 190 diputados según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), y la hipotética debacle del PSOE, con menos de 120, dejaría como efecto colateral un Parlamento sin precedentes en cuanto a la distribución de escaños entre las restantes formaciones políticas, con la entrada de varios partidos o coaliciones que acabarán conformando un grupo mixto de hasta 18 diputados. Un panorama que puede tener importantes consecuencias en el debate político de los próximos años y en la organización y la gobernanza de la propia cámara, además de suponer un elemento significativo sobre la evolución del sistema político español.

Si se cumplen los pronósticos de la encuesta del CIS y la mayoría de las que están publicando los distintos medios, el próximo Congreso contaría solo con cuatros grupos propios (PP, PSOE, CiU e IU) y hasta con ocho formaciones cuya representación las obligaría, en principio, a mantenerse en el grupo mixto.

El rodillo parlamentario que estaría al alcance del PP de Mariano Rajoy a efectos de aprobación de leyes e iniciativas parlamentarias tendría además una importante secuela de un PSOE muy debilitado y de una oposición muy atomizada y desestructurada y un solo grupo nacionalista potente, el catalán de CiU, que pasaría de 10 a 13 diputados.

Pese al crecimiento espectacular de IU, que pasaría de 2 a 8 escaños, la bancada no dominada por PP y PSOE estaría conformada por partidos muy minoritarios de muy diferente orientación ideológica y procedencia territorial. La gran novedad de esta situación, según los sondeos, sería que un partido histórico con grupo propio como el PNV, que en 2008 logró 6 escaños, no alcanzaría en ningún caso el 20-N los cinco diputados necesarios para formar grupo. Junto al PNV, hasta otras tres formaciones alcanzarían la cifra de 3 diputados: UPyD (1 escaño en 2008), ERC (2 hace cuatro años) y la formación aberzale Amaiur, que entraría en el Parlamento con fuerza, según el CIS, restando votos al PNV y quitándole el escaño por Navarra a la formación de Uxue Barcos, Nafarroa Bai.

En este contexto, uno de los grandes damnificados de los resultados es el nacionalismo canario que representa CC -que concurre en esta ocasión en alianza con Nueva Canarias-. En el escenario que pinta el CIS prácticamente desaparecería como referencia importante del debate político estatal y como fuerza con capacidad de influir en las políticas del Gobierno central. Con dos diputados, CC-NC quedaría prácticamente enterrada entre un mar de siglas que integrarían el nuevo grupo mixto, donde además de los mencionados podrían quedar incluidos los 2 disputados del BNG y el que obtendrían formaciones nuevas como la ecologista Equo y la asturianista FAC, liderada por el exministro y actual presidente de Asturias Francisco Álvarez Cascos.

En CC se observa ya con enorme preocupación esta posible composición del Parlamento y de ahí su insistencia en el mensaje de que, si no consigue formar grupo pro- pio, su capacidad de influir sobre las políticas del Estado hacia Canarias prácticamente desaparecería.

Tras 18 años de protagonismo político y parlamentario en Madrid como nacionalismo moderado que ha aparecido en los grandes pactos políticos del Estado tras haber logrado 4 escaños en 1993, 1996 y 2000, de confirmarse en las urnas las encuestas, Coalición se vería abocada a una representación marginal en el magma de los ocho partidos minoritarios que supuestamente conformarían el grupo mixto.

Aunque algunos de los partidos minoritarios puedan recibir préstamos de diputados o aliarse entre sí para conformar grupo propio y adelgazar el mixto, el efecto real sobre el debate político sería mínimo dada la hipotética composición de la Cámara.