Los mercados no podrán imponer en España gobiernos tecnocráticos precocinados en instancias europeas por el momento. El país dio ayer a Mariano Rajoy, candidato del PP a la Presidencia del Gobierno, un rotundo respaldo para presidir el Ejecutivo ante la peor crisis económica. Y lo ha hecho días después de que España rozara la zona de rescate a partir de la cual las instancias europeas han tenido que salvar a Portugal y Grecia de la quiebra. Rajoy, con un apoyo del 44,62 por ciento en el Congreso, logró holgadas mayorías absolutas en ambas cámaras (186 diputados y 136 senadores). E inauguró así, por lo demás, el segundo ciclo conservador de la democracia con la mayor concentración de poder nunca registrada en esta etapa.

Los pronósticos se cumplieron también para el PSOE, que se derrumbó como nunca antes. Con un apoyo del 28,73 por ciento del electorado votante y 110 diputados y 48 senadores, los socialistas, con Alfredo Pérez-Rubalcaba al frente, quedaron incluso por debajo de sus resultados de 1977, los de las elecciones constituyentes, en los que lograron 118 diputados. Esto, unido al retroceso en los comicios autonómicos y locales del pasado mayo, si no barre, hace trizas al PSOE en el mapa del poder político en España.

El tercer dato de relevancia lo constituye el País Vasco, donde Amaiur, coalición que aglutina a la izquierda aberzale tras el anuncio del abandono del terrorismo por ETA, ganó las elecciones con 7 escaños, superando incluso al PNV/EAJ, mientras que tanto el PP como el PSOE perdían incluso número de votos. En Cataluña, por su parte, Convergencia i Unio (CiU) recobró el liderazgo al dar un salto de 10 a 16 diputados a costa del PSOE, que perdió 11 de sus 25 de 2008. Al propio tiempo, en Andalucía, el feudo más feudo del PSOE, el PP ganó por vez primera -anticipando el cambio de color del gobierno andaluz en unos inminentes comicios autonómicos-. Los conservadores obtuvieron en Andalucía 33 escaños frente a los 25 de los socialistas, un vuelco total. Cierra el cuadro de factores de relieve el enorme ascenso de Izquierda Unida-Los Verdes, que pasa de 2 a 11 diputados, que le permite recobrar el grupo parlamentario de antaño y salir del testimonialismo casi disolvente en el que se hallaba. Y, por último, destaca el discreto resultado de un ecologismo político, Equo, que despertó expectativas en su ámbito y que entra con un diputado.

Un poder sin antecedentes

El avance del PP fue muy relevante, sobre todo porcentualmente, pero no tanto por la abstención, que pasó del 26,15 al 28,31 por ciento y que suele perjudicar al PSOE cuando es alta, sino por la importante pérdida de votos de los socialistas, que fueron a parar, por consiguiente, a otros partidos. Los conservadores pasaron de algo más de 10.278.000 votos de 2008 a 10.825.00 de ayer en cifras redondas, lo que -aun suponiendo casi 600.000 votos más en toda España- representa un salto del 39,94 al 44,62 por ciento del electorado al 95,95 por ciento del escrutinio. De hecho, salvo en Cataluña y el País Vasco, donde el PP quedó en tercer y cuarto, y Asturias, donde empató en escaños con el PSOE pero fue la fuerza más votada, los conservadores ganaron en las restantes 14 autonomías españolas.

Por provincias el PP también ganó en la inmensa mayoría al Congreso. De hecho, es más fácil señalar dónde no lo hizo: el PSOE sólo obtuvo la victoria en Barcelona y en Sevilla. En esa provincia catalana los socialistas obtuvieron diez escaños frente a los nueve de CiU, mientras que en la citada provincia andaluza el PP se quedó a un escaño del PSOE, logrando cinco frente a los seis de los socialistas. Por su parte, en las provincias de Asturias, Álava, Soria, Cáceres, Córdoba y Jaén el PP empató con el PSOE, aunque los conservadores obtuvieron más votos. Asimismo, en Tarragona los nacionalistas de CiU, los socialistas y los populares empataron en escaños, mientras que en Lérida y Gerona la victoria es para CiU, en Vizcaya es para el PNV y en Guipúzcoa los aberzales fueron los más votados.

Un gobierno de "todos"

Con este resultado Mariano Rajoy supera la mayoría absoluta de 183 escaños lograda por José María Aznar en 2000, e incluso también el número de votos de aquel resultado (10.321.178) histórico para los conservadores. Pero fiel a su estilo parco y, sobre todo, prudente ante el desafío de órdago que tiene por delante y a sabiendas, además, de que aplicará medidas para las que se prevé la contestación social, el virtual nuevo presidente del Gobierno quiso ser muy escueto en sus primeras palabras ante una militancia enfervorecida. Recalcó primero a los medios informativos en rueda de prensa que la situación que atraviesa España es "la más delicada en 30 años" y que no cabe esperar "milagros". Allí mismo anunció su primera actuación: reunirse con las autonomías, que son las que habrán de hacer los mayores recortes de gastos dados sus déficits, para coordinar un plan anticrisis. Luego, en el balcón de la sede madrileña del PP en Génova y ante las consignas coreadas por los suyos ("España unida jamás será vencida", entre otros) el líder del PP recalcó la idea de unidad y dijo -está ahora por ver cómo lo concreta, si colocará a personas independientes al frente de algunas de las carteras o no- que hará un gobierno en el que se van a "sentir representados todos los españoles".

Una oposición "a la altura"

El descalabro electoral de los socialistas, por su parte, queda expresado con un dato: perdieron más de 4.300.000 votos, más de un tercio de los 11.289.335 obtenidos en los comicios de 2008. Ante esta situación, el candidato socialistas estuvo a la altura de lo esperado y de sí mismo, si bien no reveló si optará a la secretaría general del PSOE que previsiblemente abandonará José Luis Rodríguez Zapatero. Prometió una oposición responsable y urgió al aún líder de su partido a convocar un congreso federal lo antes posible. "El PSOE tiene un profundo arraigo en la sociedad española, gran solidez institucional y también una vocación permanente de representar a la mayoría", subrayó Pérez-Rubalcaba. "Con ese bagaje hoy [por ayer] iniciamos el camino para recuperar la mayoría política y social".