La brusquedad, la incertidumbre y el nerviosismo mal disimulado han marcado la campaña electoral en Canarias, donde las encuestas reflejan una gran igualdad en algunas instituciones y la posibilidad de un cambio político en el que Coalición Canaria no esté en el epicentro de los pactos a derecha o a izquierda, como ha ocurrido en el Parlamento autonómico en los últimos 28 años.

Los resultados de cada cita electoral en el Archipiélago despiertan siempre grandes expectativas por los endiablados pactos a los que se ven abocados los partidos políticos para dar algo de coherencia a los gobiernos de la Comunidad Autónoma, los siete cabildos y los 88 ayuntamientos, pero las múltiples incógnitas sobre lo que ocurrirá a partir del próximo lunes han desatado aún más las pasiones entre los candidatos, con una agresividad dialéctica desconocida.

Según los sondeos, no habrá mayorías aplastantes en ninguna de las principales instituciones de las Islas y un puñado de votos podría inclinar la balanza hacia un ganador u otro, con el consiguiente efecto en cascada a la hora de buscar acuerdos de gobierno en las demás administraciones públicas. La introducción de una lista regional de nueve diputados aumenta el desasosiego entre los candidatos, pues no se sabe cómo va a reaccionar el ciudadano ante esa urna.

Y esa inquietud se ha notado en estos últimos días de campaña, con acusaciones subidas de tono, debates enconados y proliferación de denuncias ante la Junta Electoral por supuestos fraudes e irregularidades en la solicitud del voto a los ciudadanos. Incluso se ha recurrido a la vieja práctica, muy usada en los inicios de la democracia, de eliminar de madrugada los carteles electorales de los contrincantes.

Además, está el factor añadido del Gobierno central, cuya constitución ha quedado pendiente de lo que ocurra este domingo en toda España. Así, lo primero que analizarán los partidos políticos isleños es el escenario que se les abre en las Cortes de Madrid, sobre todo en el caso del PSOE, Podemos y CC.

Los socialistas canarios ganaron las elecciones generales del pasado 28 de abril con casi 295.000 votos (27,85%), de los que 154.000 (28,32%) se obtuvieron en la provincia de Las Palmas y 141.000 (27,35%) en Santa Cruz de Tenerife. Esos apoyos bastarían al PSOE para imponerse con claridad en el Parlamento regional y en la mayoría de cabildos y ayuntamientos. Otra cosa es que le sirvan para gobernar.

Los resultados al Congreso y al Senado nunca han sido extrapolables a las elecciones locales porque prima el conocimiento y la cercanía de los candidatos, pero también es cierto que nunca se habían celebrado esos comicios con un mes de diferencia.

La clave está en si la ola nacional volverá a llenar las urnas hasta el punto de que el PSOE canario no se vea sometido a la presión de Podemos o de Coalición Canaria para alcanzar las investiduras de Pedro Sánchez y Ángel Víctor Torres.

Un gobierno en solitario del vencedor desde el principio de la legislatura es un territorio inexplorado en Canarias, pero los socialistas han dejado caer esa posibilidad para observar las reacciones de sus adversarios. Si se confirmaran las expectativas y realmente ganara los comicios autonómicos, nada apunta a que los demás grupos se lo vayan a poner fácil.

Unidas Podemos, que con casi 167.000 votos fue la segunda fuerza en el Archipiélago en las generales, aspira a entrar en el Gobierno central de Pedro Sánchez y, en correlación, a formar una alianza de izquierdas en las Islas con el PSOE y NC, por lo que haría prevalecer sus escaños para formar parte de un ejecutivo de corte progresista.

En parecida tesitura se encuentran los nacionalistas de CC, que hace un mes lograron 137.000 votos (12,96%) y dos escaños en Madrid por la provincia de Santa Cruz. Como en anteriores legislaturas, desde los gobierno de Felipe González hasta los de Mariano Rajoy, confían en que sus dos votos en el Congreso sean necesarios para la investidura de Sánchez.

Eso, calculan en CC, facilitaría un acuerdo en Canarias con los socialistas y, de paso, dejaría fuera de juego a los bloques de izquierda y derecha. Sin embargo, la formación del Gobierno español depende de numerosas variantes políticas y aritméticas, con independentistas catalanes y vascos o sin ellos, o incluso con Ciudadanos, por lo que los dos votos de CC tanto podrían valer su peso en oro o como absolutamente nada.

Las encuestas que se han publicado desplazan al partido de Fernando Clavijo de la centralidad de los pactos en Canarias porque los grupos de izquierda podrían sumar la mayoría absoluta y los de la derecha, PP, Ciudadanos y Vox, en el caso de que llegaran los números, tampoco han dado muestras en esta campaña de tener un bloque compacto para mantener a Clavijo otros cuatro años en el poder.

Entendimientos

De hecho, algunos candidatos populares han lanzado sus propios globos sonda sobre un posible entendimiento con el PSOE para evitar que tenga que recurrir a Podemos o a CC. También Ciudadanos ha expresado en la campaña su deseo de acabar con la hegemonía nacionalistas. Vox, en caso de obtener representación, tampoco sería una ayuda para un pacto con la derecha porque incluso Clavijo se ha comprometido a no pactar con los que rechazan la existencia de la propia Comunidad Autónoma y proponen eliminarla.

Los resultados de mañana tienen, además, lecturas muy particulares al margen de la formación de los gobiernos. Es el caso del PP, que necesita una remontada para evitar el sorpasso de Ciudadanos y salvar el liderazgo de Pablo Casado. Los populares, con casi 165.000 votos, fueron la tercera fuerza política en Canarias en las pasadas elecciones generales, pero el batacazo a nivel nacional ha desmoralizado a sus seguidores, algo que ha sido evidente en los actos de la campaña. Este pasado jueves, en la visita de Casado a Gran Canaria, celebró un encuentro con empresarios en un club de golf. Frente a los multitudinarios mítines de Aznar o Rajoy en campañas anteriores, los compromisos de Casado fueron escuchados por unos 60 espectadores, incluidos candidatos y periodistas.

Los prospecciones electorales no son halagüeñas para Asier Antona y demás candidatos, pero sus populares rechazan esas cifras demoscópicas y aseguran que una buena parte de los votos a Ciudadanos y a Vox volverán mañana al PP.

El partido de Albert Rivera obtuvo más de 155.000 votos hace un mes en Canarias, a solo 9.000 de sobrepasar al PP, y Vox rozó los 70.000, pero la incógnita es si podrán repetir esos resultados este domingo ante el escaso conocimiento de sus aspirantes al Parlamento regional y las instituciones locales.

Tanto o más bronca que la pugna de los partidos de la derecha ha sido la que han protagonizado las dos formaciones nacionalistas, CC y Nueva Canarias, con mutuas acusaciones mutuas de deslealtad y juego sucio. Sus candidatos se han zurrado palabras muy gruesas en estos últimos quince días, con los ayuntamientos de Las Palmas de Gran Canaria y de Mogán como principales frentes de batalla.

El voto nacionalista, a juzgar por la actitud de ambos grupos, debe ser el más volátil en estas elecciones y nadie diría que casi todos sus dirigentes fueron compañeros de filas hasta hace una década. O que cada cierto tiempo resucitan el debate de la posible reunificación. Sus seguidores parecen los más movilizados y los carteles de sus candidatos inundan las calles, en una pugna en la que se juegan algunas carreras políticas.

NC, con poco más de 36.000 votos en las elecciones generales -aunque solo se presentó en la provincia de Las Palmas-, confía en triplicar sus apoyos para mantener el Cabildo y sus feudos municipales de Gran Canaria.

Al igual que en el Parlamento de Canarias, las encuestas prevén recuentos muy ajustados en los cabildos y en numerosos ayuntamientos, lo que aún complica más la composición de los futuros gobiernos. Aunque los candidatos a alcaldes y presidentes de cabildos suelen rechazar los pactos en cascada, la experiencia demuestra que son un elemento esencial en las negociaciones poselectorales y al final se imponen.

Especial atención despierta la pugna en el Cabildo grancanaria entre NC, con el actual presidente Antonio Morales, y sus hasta ahora socios del PSOE, con Luis Ibarra como cabeza de lista, otro elemento de conflicto en la configuración de los pactos de gobierno por sus conocidas diferencias de opinión respecto a proyectos clave de los próximos cuatro años.

Y aún queda un último elemento para el suspende. Y quizás el más determinante en caso de igualdad entre los bloques de derecha e izquierda. La Agrupación Socialista Gomera (ASG) de Casimiro Curbelo podría tener la llave de todo lo que ocurra a partir del lunes en Canarias.