Las encuestas de cara a las elecciones le colocan en el Palacio de la Moncloa. Mariano Rajoy Brey (Santiago de Compostela, 1955) encara la última y decisiva semana de campaña. Es la tercera vez que lo intenta, su última bala. Parece que, salvo monumental sorpresa, será la vencida.

–¿Se siente ya presidente? Se le ve metido en el papel.

–Los españoles decidirán el día 20 si España cambia y si quieren para la nación el proyecto que encabezo. Sería muy presuntuoso por mi parte dar por hecho nada hasta que los ciudadanos voten. La regla de la democracia es que la palabra la tiene el pueblo; hasta entonces, sólo me queda trabajar para convencer a cuantas más personas, mejor: España necesita un Gobierno fuerte y estable para salir adelante.

–En el PSOE dicen que se lo ha dado hecho la crisis.

–Sinceramente, sobre este asunto lo que diga el PSOE no me interesa demasiado. Estoy centrado en lo importante.

–También le acusan de no haber hecho nada por ayudar al Gobierno de Zapatero. Vamos, que cuanto peor, mejor…

–Si se refieren a la modificación de la Constitución pactada a finales de agosto o a los planes de reestructuración bancaria, pues, evidentemente, están equivocados. Lo que pasa es que el PP no está por la labor de cargar con el peso de los errores del Gobierno del PSOE, porque no olvidemos que quienes han gobernado y todavía gobiernan son el PSOE, Zapatero y Rubalcaba.

–Con esta situación económica, ¿qué margen de maniobra tendrá el próximo Gobierno? ¿Mandan los mercados?

–España va a cumplir con sus compromisos y con sus socios. España es un país fiable que necesita de reformas profundas para recuperar la senda del crecimiento y del empleo, un país solvente que cuando está bien dirigido sale adelante con fortaleza.

–Grecia, Italia… ¿veremos a una España intervenida?

–No, España no es Grecia, ni España es Italia. Pero España tiene que hacer muchas cosas. La primera, el domingo 20, apostar por el cambio, porque sin cambio no habrá confianza.

–Si llega a la Moncloa ¿cómo espera gestionar esta situación?

–Con determinación, diálogo y con el compromiso de decir siempre la verdad a los españoles.

–Todos dan por hecho que serán necesarios nuevos ajustes. ¿Dónde espera recortar el PP?

–Hay que hacer una profunda reordenación del gasto en las administraciones públicas. No se puede gastar lo que no se tiene y por eso la ley de Estabilidad Presupuestaria será esencial.

–Rubalcaba le acusa de querer volver al modelo del ladrillo y tener un plan oculto para recortar la sanidad, la educación y el subsidio por desempleo. Acusa al PP de trabajar en esa línea en Madrid y en Valencia.

–Rubalcaba tiene una larga trayectoria de falsedades. Nos acusa de querer los peores males para nuestros ciudadanos, pero oculta que los males que padecemos los ha generado, en buena medida, el Gobierno del que él formaba parte hasta ayer. La realidad es así de cruda.

–La reforma laboral, ¿qué tipo de contrato necesitan los mercados?

–Los que necesitan una nueva legislación laboral no son los mercados, son los más de cinco millones de parados, son la mitad de los jóvenes, que quieren trabajar y no encuentran dónde. En España se necesitan menos tipos de contratos, más flexibles y más seguros con los trabajadores y las empresas. Nosotros queremos una reforma laboral que ponga el acento en la contratación. Es más, toda la acción del Gobierno tendrá como objetivo crear empleo. No me resigno a convivir con cinco millones de parados. El objetivo de la reforma laboral es crear el empleo que ahora se destruye.

–Si se repasan las comunidades autónomas, lo cierto es que se ve despilfarro en casi todas, independientemente del color político. ¿Cómo se ataja ese problema?

–Hemos aprobado una reforma de la Constitución consensuada para introducir la estabilidad presupuestaria. Éste es el camino que ya han emprendido las comunidades autónomas donde gobierna el PP.

–¿Hay que reformar las administraciones públicas?

–Hay que evitar las duplicidades. El gasto excesivo de las administraciones es uno de los problemas más serios. En el último año el crédito a las administraciones públicas aumentó en 93.000 millones de euros, una cifra astronómica, y en cambio el crédito a las pymes, a las familias y a los autónomos bajó en 57.000 millones. Por eso, lo que hay que hacer es que las administraciones se aprieten el cinturón y dejen de quedarse con el poco crédito que hay en el mercado.

–¿Contempla la devolución de competencias al Estado?

–No. Contemplo la organización correcta de las competencias, que las ejerza quien mejor pueda hacerlo con el único objetivo de ser eficaces en el servicio que prestamos a los ciudadanos.

–¿Sirve el modelo de 1996 para sacar al país de esta crisis?

–Es el mejor ejemplo del que se puede partir para ver cómo con políticas acertadas y reformas se puede dar la vuelta a una situación que recibimos, con un paro del 22 por ciento y una Seguridad Social quebrada. Ocho años después, había cinco millones de puestos de trabajo más y un paro del 10 por ciento. Las cosas hoy probablemente están aun peor, pero las recetas son las mismas: austeridad, apoyo a los emprendedores y reformas para mejorar la competitividad de nuestro sistema productivo.

–Una de las críticas que hacen desde otros grupos políticos es que PSOE y PP son la misma cosa. ¿Podría decirme qué diferencias percibirán los españoles entre uno y otro?

–Es obvio. Cuando gobernó el PP se crearon cinco millones de nuevos empleos, y todo el mundo conoce los resultados nefastos de la política de este Gobierno socialista. Nosotros redujimos el déficit y la deuda, ellos los han disparado. Nosotros bajamos los impuestos, ellos los han subido; nosotros sacamos una ley para garantizar el poder adquisitivo de las pensiones, y ellos las han congelado. No voy a seguir.

–¿Qué le diría a un padre de familia parado y con hipoteca? ¿Qué le espera?

–Yo pido que no pierda la esperanza, que no tenemos varitas mágicas, pero sí tenemos buenas políticas y que ya han dado resultados, y que estamos determinados a hacer los cambios necesarios para cambiar las cosas. Le diría que si España cambia de rumbo, si el Gobierno pone las bases correctas, la sociedad española es perfectamente capaz de generar empleo.

–¿Entiende que los ciudadanos vean a los políticos como uno de los grandes problemas del país?

–Me parece injusto, la inmensa mayoría de los políticos que conozco y he conocido son honrados ciudadanos y, en muchos casos, como los de alcaldes de pequeños municipios, ejemplos de sacrificio al servicio de los ciudadanos. Podemos mejorar y debemos mejorar, pero me parece injusto.

–ETA y el abandono de la violencia…

–Que ETA haga un comunicado diciendo que cesa definitivamente su actividad terrorista es una buena noticia. Será mejor cuando ETA nos diga que se disuelve de manera irreversible. Y a partir de ahí, ley y Estado de derecho. Un Estado no tiene por qué negociar con una organización terrorista porque mate o porque deje de hacerlo.

–El movimiento de los indignados, ¿comparte algo con ellos?

–Hay una parte de indignación en la ciudadanía que puedo entender con la situación actual, pero el movimiento en sí mismo no está claro a qué responde.