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Ánimo, que aún podría ser peor

Siempre han existido 'nuevos partidos', algunos con ideas que datan de la antigüedad

Ánimo, que aún podría ser peor

La política es una de las pocas, si no la única, dedicación remunerada que no implica tener mayor tino sobre lo que se tiene entre manos. Esta feliz circunstancia ha dado lugar, en nuestra corta historia de la democracia, al nacimiento de curiosos productos endógenos.

El momento de la imagen que mejora esta página es el de las elecciones municipales y autonómicas de 1991, que auparon a Jerónimo Saavedra a la presidencia de Canarias para, dos años después, llevarse un sablazo tras el trasmallo urdido por Manuel Hermoso en forma de moción de censura con el apoyo del CDS y el PP.

Entre los partidos que concurrían a reinar en el Archipiélago ese 1991 se encontraban el Partido de La Gente -la gente pasada por la piedra se entiende, porque reivindicaba la pena de muerte a pesar de calificarse como progresista-, y el Partido Tagoror, de Milagros Gil, un metro noventa centímetros de candidata y con una vitalidad modelo tormenta tropical Delta.

Ahí la tienen captada por el objetivo de Luis del Rosario el viernes 15 de mayo del 91 en el mercado de Vegueta. Como ven, a Milagros Gil le pasaba exactamente igual que a todo el gremio político, que se queda con la nevera vacía en periodo electoral, que es cuando se dejan caer por el mercado como por casualidad. Deben observar bien. Gil empieza donde acaba la coliflor que cuelga del cañizo, justo a mitad de la piña de plátanos 'b'.

El puestero le está pasando un matojo de perejil, regalo de los dioses para combatir los espasmos intestinales, la digestión lenta y el tupimiento. No es quizá un escenario muy fengshui, pero es lo que había.

Denominada a sí misma como la Margaret Thatcher de Canarias, con el sádico autotítulo de "ama de hierro", sin la 'd', Gil se situaba en el espectro de la "derecha remodelada", sí, remodelada, con propuestas como ponerle precios populares a las multas, bajar el coste del cartón de bingo, ejecutar en plaza pública, "como en la antigüedad", instalar una clínica "para quemados" y mandar a los inmigrantes a limpiar barrancos, algo que no provocaría un efecto llamada desde África, porque "ellos lo que quieren es ganar dinero para irse a su tierra a construirse su chabola".

Milagros Gil, en aquella gloriosa elección, sacó 671 votos. Pero algo después logró dos años... una pena de dos años de cárcel por estafar a aquellos mismos inmigrantes a los que exigía dinero para regularizar su situación en el país.

Menos éxito aún, con cero points, tuvo la formación unipersonal de Antonio de Jesús Pérez Ortega, fundada por él mismo el 5 de enero de 2007, El Resurgir del Mañana, o Relama. Como quiera que Relama desprendía connotaciones algo lascivas, su primera medida de cara a las generales de 2008 fue la de rebautizarse como El Resurgir de Canarias, o Resurca.

Y resurca que su programa electoral incluía la creación de una concejalía de Pesca para Teror, municipio sin salida al océano donde los haiga, y otras de mayor enjundia, como la nacionalización de El Corte Inglés, la luz de la Unelco, los bancos, las comunicaciones, las televisiones y, en fin, todo aquello -y aquí sí que no estaba el hombre muy desencaminado- que genera "capitales que los cobran unos señores mientras los demás se quedan en la marginación consumiendo sus productos". Así que ánimo, que aún podría ser peor.

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