Logró arrebatar al PSOE su feudo en Valleseco después de muchos años y lleva ocho al frente del gobierno municipal, ¿cómo lo ha conseguido?
Eso no tiene ningún secreto. Hemos combinado trabajo, sacrificio y, sobre todo, estar con el pueblo. Tras las elecciones de 2003 estuvimos cuatro años trabajando en la oposición. Los vecinos entendieron útil el trabajo que habíamos realizado y en 2007 nos dieron su confianza. Logramos la primera victoria del PP en Valleseco y pusimos en marcha una serie de iniciativas, que fueron resolviendo problemas históricos del municipio, sobre todo el problema del agua. En 2011 fuimos el grupo con más apoyo popular en los municipios de menos de 5.000 habitantes a nivel nacional. Fue un espaldarazo y nos anima a seguir trabajando.
¿Qué es clave para moverse bien en la gestión municipal?
Por lo menos tener una actitud positiva e ilusión. En 2003 había vecinos que me decían que no se podía hacer nada más por el municipio. La desidia y el pesimismo habían calado en la población. Sólo con dar un poco de ilusión hemos logrado que nos den su confianza.
Ha impulsado proyectos novedosos, ¿se considera más emprendedor que político?
En estos tiempos para ser político tienes que ser un buen gestor, porque si no es inviable. En una situación económica tan complicada tenemos que saber administrar los pocos fondos que tenemos y detectar las prioridades.
¿Le queda algo por hacer?
Muchas cosas. Entre otras medidas, como reto nos hemos propuesto atender una carencia y demanda educativa en la enseñanza reglada para los niños con algún tipo de dificultad en el aprendizaje, como autismo y TDAH. Sería el único centro en Canarias.
Su gobierno local se ha volcado en un nicho nuevo de mercado como es la manzana ¿es usted el mayor sidrero de Canarias?
Somos el único municipio de Gran Canaria y el primero de Canarias. Hemos introducido 14.000 manzaneros, con lo que hemos recuperado el cultivo del manzano en el municipio y hemos puesto valor económico a la manzana. Hemos pagado hasta 60 céntimos en diferentes campañas por la compra de manzanas y este año hemos adquirido 50.000 kilos. No sólo elaboramos sidra, sino también vinagre y repostería. Puede ser un importante atractivo para Valleseco. A raíz de esta actividad se han creado dos iniciativas privadas vinculadas a la sidra.
¿Qué hace falta para que la agricultura vuelva a tener protagonismo en el Norte de la isla?
Sin duda especializarse. En Valleseco hemos apostado por dos caminos: la manzana y el sector ecológico. Estamos trabajando y tenemos ya pequeños logros.
¿En los pueblos se vota más a la persona que al partido?
Si dijéramos otra cosa nos engañaríamos todos. La proximidad y la cercanía hacen que sea un todo, la persona y el partido. A lo mejor en una gran ciudad o en las elecciones a nivel nacional, regional e insular un poco se difumina la imagen de la persona detrás de unas siglas, pero en un municipio es un poco todo. En este ámbito destacan las cualidades personales del cabeza de lista y de quienes le acompañan en la plancha y también tienen cierto peso las siglas políticas.
Usted tiene voz propia, nunca se ha llevado por el argumentario del PP, ¿es un verso suelto dentro de su partido?
Sí. Yo en principio llegué a ser alcalde de Valleseco con las siglas del PP, de lo que me siento orgullo porque entendía que era una necesidad para los vecinos de Valleseco. Nadie me lo exigió, sino que tanto yo como otro grupo de personas dimos un paso al frente y nos presentamos con esta opción política.
¿Los intereses del pueblo están antes que las siglas?
Eso es fundamental porque si no mal estaríamos. Así, el partido también se enriquece. Tener todos una única voz a veces también hace que se empobrezca el discurso. Siempre es importante que haya más pensamientos y hay mucha más gente como yo en el PP.
