ELECCIONES MUNICIPALES

Dos barrios en los extremos

Podemos obtuvo sus mejores resultados en Las Coloradas y Vox los recibió en Ciudad Jardín

Emilia, Ester, Rosa, Montse, Corina y Saro, vecinas de Las Coloradas.

Emilia, Ester, Rosa, Montse, Corina y Saro, vecinas de Las Coloradas. / Juan Castro

Las extremas disparidades que existen entre Las Coloradas y Ciudad Jardín tienen un fiel reflejo en los resultados electorales. Podemos fue el segundo partido más votado en Las Coloradas, uno de los barrios olvidados de Las Palmas de Gran Canaria, mientras que Vox obtuvo sus mejores resultados en una de las zonas más acomodadas de la ciudad.

Apenas cinco kilómetros separan Las Coloradas de Ciudad Jardín, pero las diferencias entre ambos barrios son abismales, una disparidad que se refleja en el paisaje pelado del núcleo encaramado de la montaña, en sus casas modestas, en las condiciones de vida de sus habitantes y, lógicamente, a la hora de ejercer el voto.

Los vecinos de la barriada obrera, en la que la belleza de su paisaje coexiste con un histórico abandono, votaron mayoritariamente a los partidos de izquierda en las últimas elecciones municipales.

Podemos logró porcentualmente los mejores resultados de todo el municipio en este zona habitada por alrededor de un millar de vecinos y un viento que no da tregua.

Los morados se convirtieron así en el segundo partido más votado aunque consiguieron  más votos en barrios como Tamaraceite, Guanarteme, La Isleta o Arenales.

 En todo el municipio sumaron 15.915 sufragios, lo que le colocó en el tercer partido más votado.

Fue precisamente el abandono del barrio, lo que llevó a muchos de los residentes de Las Coloradas a apostar por una formación de izquierda, aseguran los vecinos consultados, al considerar que su visión más social se traduciría en una mayor preocupación por resolver sus problemas.

Unas expectativas, que han sido defraudas en uno de los enclaves de mayor abstención del municipio. En las locales de 2019 alcanzó el 50%, un porcentaje que podría subir a juzgar por los comentarios de la gente entrevistada a voleo.

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   Por el contrario, en Ciudad Jardín, uno de los barrios en los que vive la población más acomodada de la ciudad, ganó la derecha. Fueron ciudadanos de Ciudad Jardín los que proporcionaron muchos de los escasos 4.888 votos que consiguió Vox en las municipales de 2019, insuficientes para conseguir un acta de concejal al ocupar el séptimo puesto.

Sólo en las mesas electorales de Ciudad Jardín, Ciudad del Mar. Triana y la zona de Alcaravaneras cercana a la Base Naval el partido ultraderechista consiguió auparse al cuarto puesto.

Pese a las extremas diferencias en las opciones elegidas a la hora de votar, los vecinos de ambos barrios coinciden a la hora de criticar a los que gobiernan en el ayuntamiento, aunque no por las mismas razones.

Los de Las Coloradas muestran su desengaño por las carencias no cubiertas, mientras que las quejas de los de Ciudad Jardín están más relacionadas con la política nacional.

«Aquí estamos como en la España perdida», se lamenta Esther, mientras sus compañeras de taller de Las Coloradas asienten moviendo la cabeza y sus dedos tejen incesantes cuadrados de ganchillo.

«Nada más que tienes que ver como están las carreteras, todo destrozado; las palmeras pudriéndose, los parques abandonados, las alcantarillas condenadas. Yo estoy descontenta con los de ahora y con los de antes porque no han hecho nada. La otra vez voté al PSOE, pero en las próximas, me quedo en mi casa».

Yeray Arbelo se muestra también desengañado, aunque con matices.

«Vamos a darle un suficiente, aunque se puede mejorar mucho más. Aquí ganaron los rojos y yo espero que vuelva a ganar la izquierda en las próximas porque son los menos malos», sostiene Arbelo quien cree que «Podemos consiguió tan buenos resultados en Las Coloradas porque es un barrio de trabajadores. Aunque yo, que soy votante de Podemos, ahora no sabría si les votaría. Tengo 46 años y he ido a votar siempre y no sé si lo haré este año». Arbelo atribuye su desapego electoral al «desencanto» con la izquierda.

«Al final te llevas desengaños con ellos también y con sus extremismos y al final pasa lo que pasa. Hacen muchas cosas buenas, pero hay que regular las ayudas sociales de otra manera», considera.

Su mayor cabreo se debe, sin embargo, a que la presencia en el gobierno municipal de Podemos no se ha traducido en mejores condiciones para el barrio. Indignado se muestra también Ángel Morales Brito, votante socialista, por la desatención del barrio.

Las palmeras muertas por el abandono de años que una se topa nada más entrar puede muy bien simbolizar dicho abandono.

 «Soy votante del PSOE, pero no dejo de reconocer que estamos abandonados por todos los partidos, sean del color político que sean, aunque yo los extremismos no los quiero, sean del color político que sean», aclara.

Efrén Roque votará distinto estas elecciones. Aún no sabe a qué partido o no lo quiere decir, pero su cambio se debe al enfado por el mal estado del barrio y se muestra convencido de que la izquierda perderá votos.

«No sé si este barrio girará a la derecha, pero por los comentarios que oigo no van a salir los mismos. Cuando llegan arriba todos se olvidan del barrio. ¿Qué fue del parque eólico que montaron aquí hace diez años para alimentar las farolas del barrio? Todavía estamos esperando a que lo pongan en marcha. Podemos sacó muchos votos por la gente mayor, que nos prometió muchas cosas. La gente le votó porque era un partido joven que estaba entrando fuerte, pero mira... ».

Barrio olvidado

Ingrid Martínez, antigua votante de izquierda, aunque no de Podemos, anuncia que su voto será ahora para la derecha. «Es un poco un voto de castigo. Este barrio siempre ha sido un poco olvidado. Después de las diez de la noche esta zona se queda incomunicada porque el servicio de guaguas acaba a las diez. No tenemos apenas cobertura telefónica», se queja.

Sheila Arencibia es la excepción que confirma la regla. Votó a Vox en las elecciones pasadas y ahora se debate entre abstenerse o volver a votar a los de Abascal.

«Creo que Vox tiene mejores propuestas que el Partido Socialista y la izquierda. El barrio está sucio y además por la noche a veces se juntan bastantes grupos de ciertas etnias y también canarios. No hay seguridad y hay muchísima gente mayor que se asusta», dice.

Elvia Monagas y Mary Luz Garrido en el parque del Estadio Insular.

Elvia Monagas y Mary Luz Garrido en el parque del Estadio Insular.

Si bien en Las Coloradas es bastante raro encontrar a gente de Vox, en Ciudad Jardín no cuesta tanto, aunque no todos o todas lo reconozcan abiertamente.

Germán Gutiérrez, un vecino del barrio de chalets, asegura no entender «como la gente sigue votando con lo mal que lo están haciendo los que están gobernando».

Asu juicio, «es lógico que Vox saque más votos en Ciudad Jardín que en otro lado. Si tú votabas siempre derecha y te ha defraudado, lo que haces es votar más a la derecha todavía».

Gutiérrez reconoce que en su barrio «se vive muy bien», aunque considera que «no es cierto que porque vivas bien seas de derecha». En su caso, afirma que votará «centro» y a renglón seguido advierte que «Vox va a seguir avanzando porque la gente quiere que le digan la verdad. Pones el barrio patas arriba por la metroguagua y ¿dónde está la metroguagua? Todo lo que te prometen es mentira. Prometen puestos de trabajo y luego bloquean la puesta en marcha de Siam Park».

En similar sentido se pronuncia Desiré Domínguez, mientras le echa un ojo a su hijo junto a su marido en el parque infantil. «Es necesario un cambio porque han subido muchísimo los precios. Los sueldos no dan para nada y la salud pública está de mal en peor. Yo solo quiero que salga el partido que arregle esta situación, me da igual cual. Yo no soy ni de derecha ni de izquierdas, ni de rojos ni de azules».

Domínguez echa pestes de lo «fatal» que está la ciudad y considera que «Vox está creciendo porque la sociedad se está dando cuenta de que tiene que haber un cambio. Yno es que tenga razón en todo, pero como queremos un cambio, hay que darle un cachetón sin mano a los que están en el poder. Ycomo siempre mandan derecha o izquierda, hay que elegir un partido que sea neutro o que cambie las cosas, porque esto va de mal en peor».

Cambiar las cosas

Al Partido Popular votan Sanjey y Hajey mientras que Sury eligió a Vox la última vez.

«Yo voto a los mismos porque no hay otro a quien votar. El PP nos representa a los empresarios y su ideología se parece más a la nuestra. A mí el PSOE no me representa y Podemos tampoco», explica Sanjey.

Los empresarios, que vuelven de hacer deporte, no se ponen de acuerdo en torno a Vox.

«En ciertas cosas sí y en otras no. Respeto pero no comparto, porque hay ideologías que no son buenas. Todos los extremos son malos», considera Sanjey mientras que Sury rechaza que sea de extrema derecha. Los tres coinciden en pedir un cambio al frente del Ayuntamiento.

«Es una ciudad con mucho potencial y muy infravalorada e infrautilizada. Tiene un potencial muy grande y no se le saca partido», advierten.

A Mary Luz Garrido no le gusta que le digan que Vox consiguió un buen puñado de votos en Ciudad Jardín. «Yo soy de Ciudad Jardín y te puedo asegura que no voté a Vox. Yo espero que la izquierda de un paso adelante, que haya un amplio abanico de posibilidades y que no estén siempre los mismos. Y, concretamente espero que Unidas Podemos tenga un buen resultado para que por lo menos alerten a los que estén acomodados". Doreste no se presenta más y ojalá que Gemma sea concejala».

Garrido es una rara avis en Ciudad Jardín, por mucho que le desagrade que asocien su barrio a Vox, y su amiga Elvia Monagas tampoco votó a la derecha.

En su caso se decantó por el PSOE, una apuesta que mantiene. Ambas disfrutan de la tarde en el parque del Estadio Insular. «Yo no estoy desengañada del PSOE. Han hecho cosas que están muy bien aunque en este parque precisamente, no. Ha faltado un mantenimiento adecuado», admite Monagas, mientras muestra el pavimento de madera destrozado. Garrido, por su parte, no cree que Vox "avance mucho. Tuvo su oportunidad con el problema de Cataluña".

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