Bravo de Laguna, como Joe Biden

El edil electo de Unidos por Gran Canaria ejercerá como regidor de la Villa hasta los 80 años

José Miguel Bravo de Laguna , en el casco de Santa Brígida.

José Miguel Bravo de Laguna , en el casco de Santa Brígida. / Andrés Cruz

José Miguel Bravo de Laguna tomará posesión como alcalde de Santa Brígida con 78 años y dejará de serlo con 80. En diciembre del próximo año tendrá que ceder el bastón de mando a José Armengol, tal y como acordaron Ando Sataute, PSOE y Unidos por Gran Canaria en el pacto suscrito esta semana para gobernar el municipio los próximos cuatro años. Añade así a su extenso curriculum de una vida dedicada a ocupar puestos en las esferas políticas la de ser alcalde de la Villa satauteña. Bravo ha tenido tiempo para militar en la histórica Unión del Centro Democrático (UCD) , en el Partido Liberal, dirigir el Partido Popular en Canarias, y hasta para crear su propia marca: Unidos por Gran Canaria. 

 Justifica su decisión de crear un partido insularista en la necesidad que tenía Gran Canaria de que una fuerza política defendiera los intereses de la isla ante un Gobierno regional en el que el reparto presupuestario beneficiaba a Tenerife, una fuerza que enarbola los colores amarillo y azul. «No es difícil crear un partido si te sigue la gente y te apoya, aunque es cierto que en la campaña de 2015 contamos con apoyo económico», asegura.

Formado en el Colegio de los Jesuitas de la capital grancanaria, compartió profesores y pupitres durante la enseñanza primaria y el bachillerato con políticos de la talla de Jerónimo Saavedra. Después, en la Junta Democrática, vuelve a coincidir con Saavedra (PSOE), y con otros dirigentes como José Carlos Mauricio (Partido Comunista). Bravo es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid , ingresó como el número uno de su promoción en la Escuela de Periodismo, y con 27 años ya era abogado del Estado.

Es la suya una trayectoria política que arranca desde las alturas. Primero encabezó la lista al Congreso por UCD en las generales de 1977, y dos años después fue elegido diputado con el partido de Adolfo Suárez. Desaparecida la UCD se embarca en otro proyecto, el Partido Liberal, y años después en el Partido Popular de Canarias. Bravo se hace con la presidencia de los populares en 1991, y en los comicios del 95 conquista el mayor número de votantes que había obtenido en el partido hasta entonces un candidato al Gobierno de Canarias aunque termina por pactar con el tinerfeño Manuel Hermoso (ATI), que asume finalmente la presidencia. Cuatro años después lo intenta otra vez, pero a la vista de que los resultados no fueron los esperados dimite como líder de los populares, y se queda José Manuel Soria al frente de la formación de las gaviotas en las islas.

Esta es una de las etapas en las que se refugia en la abogacía. Aunque tras dos años con la toga regresa a la esfera política. Y, lo hace con fuerza pues en 2011 conquista la presidencia del Cabildo de Gran Canaria para el PP. Pero, en 2015 ante la negativa de Soria a que vuelva a intentarlo, lo deja y decide crear Unidos por Gran Canaria, partido con el que cuarenta y seis años después de su llegada a las Cortes va a ser alcalde de su pueblo. En la firma del pacto con José Armengol y Carlos Carrión, además de expresar la ilusión con la que afronta este cargo, ironizó con que en la política ha hecho «la escalera al revés, de arriba para abajo». 

«Me he dedicado a la política porque me gusta, no porque viva de ella, porque en esta campaña electoral he tenido que poner hasta dinero de mi bolsillo», confiesa el líder de Unidos. Aunque ha preferido no conceder entrevistas hasta después de la constitución del Ayuntamiento de Santa Brígida y haber jurado el cargo, con bastón de mando incluido, confiesa que «siempre se ha sentido mejor en la política que presentando recursos en los juzgados». La abogacía ha sido en realidad el otro recurso, la profesión de la que ha vivido en determinadas etapas. Empezó a ejercer como abogado del Estado entre el 73 y el 77, una plaza que crearon para él en la Delegación de Hacienda de la capital grancanaria cuando sacó las oposiciones, y vuelve a su profesión del 89 y el 91, y de 2003 a 2011, siempre a raíz de los avatares de la política y también de las luchas internas por el liderazgo del Partido Popular. 

La jubilación, el retiro, no tener agenda y dedicarse a vivir lo que se llama la tercera edad no está aún en su cabeza. Bravo siente los años como una «acumulación de juventud», y quiere seguir en activo «mientras los votantes así lo digan». Incluso bromea que tiene dos años menos que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y seis menos que el Papa Francisco, y que, por lo tanto, «ya veremos cuando lo dejo». Incluso pone de ejemplo a su amigo Paco de la Torre, alcalde de Málaga, que tiene 80 años, lleva catorce en este cargo, y tampoco se plantea, de momento, la retirada.

 Una de las personas que influyen, según cuenta, en su decisión de entrar, en sus tiempos de juventud , en la política fue José Joaquín Díaz de Aguilar, que formaba parte del Partido Liberal. Después se acerca a Adolfo Suárez, y desde las filas de UCD defendió el Régimen Económico y Fiscal de Canarias en la Constitución de 1978. Siendo presidente del Gobierno Suárez fue nombrado en 1981 subsecretario de Presupuesto y Gasto Público y Hacienda. Quizás esa experiencia en el manejo de las cuentas y los impuestos es lo que ha influido para que además de la Alcaldía de Santa Brígida también su partido se vaya a hacer cargo de la hacienda local satauteña.

Bravo ha defendido las demandas de Canarias no sólo ante Adolfo Suárez sino también con Felipe González, en cuyo primer gobierno fue vicepresidente de la Mesa del Congreso. En esta etapa parlamentaria como diputado participó como ponente en la elaboración de todos los Presupuestos del Estado, así como en leyes como el Estatuto de Autonomía de Canarias, Estatuto de RTVE, Ley de la Función Pública, Ley de Costas, y la Ley de Sociedades. 

Desde la Transición a la democracia, desde la región al insularismo, Bravo ha estado en primera fila de la vida política a lo largo del último medio siglo. Y eso le ha reportado amigos y adversarios. Hay solo un episodio de su vida que prefiera eludir, la acusación por el robo de un pijama en unos grandes almacenes de Londres cuando era diputado y estaba disfrutando de unas vacaciones junto a su mujer. 

En el discurso que realizó como presidente del Cabildo grancanario durante el acto de entrega de los Honores y Distinciones de 2015 comentó que, a veces, en política se puede sentir soledad, y parafraseando a Luther King dijo: «al final no recordaremos las palabras de nuestros adversarios, sino el silencio de nuestros amigos».

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