Reconocido en más de medio mundo a través de críticas que le sitúan a la altura de los mejores exponentes del flamenco contemporáneo, el reputado bailarín Israel Galván, que fusiona con su baile la tradición y la vanguardia flamenca, se propone en 'Solo' investigar y profundizar las posibilidades de la danza al desnudo, y lo hace sin ninguna compañía.

En el escenario están únicamente él y su baile, sin música, solos ante el público que tendrá la ocasión de experimentar esta propuesta vanguardista. Galván, que explora el flamenco desde un punto intimista y revolucionario, sigue los pasos de uno de sus grandes referentes, Vicente Escudero, quien ya bailó sin música y sin acompañamientos hace casi 100 años. "Para mí, Escudero fue una grieta dónde me escondí. Cuando descubrí todo lo que hizo y conocí todos sus conceptos, ya que fue todo un teórico, me hizo plantearme muchas cosas. Me pregunté por primera vez a dónde quería ir yo con el baile", explica.

El cuerpo como instrumento

El cuerpo como instrumento

Una de las respuestas a esa pregunta se encuentra en esta propuesta en la que el bailarín se servirá del sonido que generen sus zapateados, los chasquidos de sus dedos e incluso su propia voz, para crear una atmósfera envolvente y vanguardista en la que se muestra tal y como es, al natural, sin artificios.

El escenario no está amplificado con micrófonos, no hay música. Tan sólo está él, vestido totalmente de negro, y se presenta ante el público para hacer reales unas coreografías en las que el artista explora su propio cuerpo en profundidad. El resultado es un repertorio poco habitual, un lenguaje único y conceptual que rompe los límites y propone un nuevo mundo de posibilidades en la danza flamenca del siglo XXI.

Galván explica cómo fue su recorrido personal hasta llegar a 'Solo'. "Hace años, haciendo un espectáculo, "Los zapatos rojos", me quedé parado en medio del escenario y me marché€ luego volví a entrar, pero el teatro se quedó en silencio durante un minuto y al público le gustó mucho€ esa reacción me hizo pensar en la importancia del silencio y poco a poco fui cambiando mi concepto del baile", afirma. "Me imaginé mi propio cuerpo como un instrumento de percusión. Además de bailar, yo me convierto en un instrumento musical y la imagen cobra mucha más fuerza".

De casta le viene al galgo

De casta le viene al galgoHay que recordar que Galván es hijo de los bailaores sevillanos José Galván y Eugenia de Los Reyes, y desde los cinco años ha vivido, de manera natural, los ambientes de tablaos, fiestas y academias de baile a los que acompaña a su padre. Pero no es hasta 1990 que encuentra su vocación por el baile. Antes, no. Antes, Israel era como cualquier otro niño. "He crecido en este ambiente€ tanto, que mi madre seguía bailando cuando estaba embarazada de mí", asegura. "Pero de pequeño yo era como los demás niños, quería ser un futbolista famoso", asegura entre risas. "Bueno, realmente de pequeño lo que quería era jugar y ya está".

Sin embargo, ese no iba a ser su destino. Amante de la cultura y las artes, encontró en el baile su manera de expresar toda la belleza que veía a su alrededor e inició su carrera en 1994, al incorporarse a la Compañía Andaluza de Danza. Desde entonces su carrera ha sido imparable y su hambre por la innovación, por superar los límites establecidos por la tradición y fusionar su arte con las vanguardias, también.

"Probablemente el haber crecido en ese ambiente, me ha servido para explorar mis límites. No recuerdo un solo día en el que yo no haya bailado", afirma. "Para mí bailar es como respirar, por eso no he tenido nunca la necesidad de quedar bien, ni de demostrar nada. He pasado por etapas, claro está, y la madurez te da aún más libertad, pero es verdad que me he sentido bien explorando esos límites y traspasándolos hasta encontrar mi voz. Siempre he tenido la sensación de ser muy libre, esa es la realidad".

Innovación y críticas

Innovación y críticasComo suele ocurrir cuando alguien, un artista de la talla de Galván, rompe con lo establecido, surgen las críticas de quienes lo consideran poco ortodoxo, pero lo cierto es que unos y otros, tanto los más puristas como los heterodoxos, coinciden en calificarle como un genio. Un revolucionario. Obviamente, como ocurre siempre que alguien trata de innovar, Galván se ha tenido que enfrentar a los flamencos puristas y tradicionalistas que no han visto con buenos ojos su propuesta. "La libertad molesta y yo he sufrido el estar en un terreno de nadie, pero mi camino ha sido largo. A veces tengo la sensación de que he atravesado un auténtico desierto, pero creo que he creado un estilo propio", afirma. "Esto no ha sido de un día para otro pero era necesario. Como artista necesito crear cosas nuevas para sobrevivir en este trabajo y disfrutarlo, y eso siempre conlleva críticas. Las asumo. Cuando era más joven me afectaba, pero he aprendido a convivir con ellas. De algunas críticas aprendo y otras, las desoigo. No se puede gustar a todo el mundo".

Jameos, un escenario único

Jameos, un escenario únicoIsrael Galván ha bailado en muchas ocasiones en Canarias. De pequeño, con sus padres. Sin embargo, nunca ha visitado Lanzarote. Su representación de 'Solo' le traerá por primera vez a la Isla de los Volcanes.

"Tengo muchas ganas de conocer la isla y de ver el Auditorio de Jameos del Agua que conozco de verlo en fotografías", afirma y añade. "Creo que este espectáculo se va a beneficiar mucho del escenario, ya que juego mucho con el sonido y el lugar es imprescindible. Las sensaciones del público cambian mucho dependiendo del lugar en que se realiza el espectáculo. Seguro que el resultado será muy bueno".

La mejor manera de comprobarlo es no perderse el próximo 20 de abril, en los Jameos del Agua, 'Solo'.