El camino hacia el Teide transita entre mares. Desde el refrescante mar de la costa hasta el mar de pinos y eucaliptos con tonalidades verdes y marrones. Una naturaleza eterna con sus intensos y cambiantes aromas que se transforman a medida que se atraviesa la corona forestal. A medida que se realiza el ascenso se atraviesa el espectacular mar de nubes, que te adentra en un viaje de cuento que deja paso, kilómetro a kilómetro, a un mar de lava que que engrandece la vistosidad de la delicada la flora de pequeñas y brillantes colores presente en el imponente paisaje del Parque Nacional del Teide. En esta época del año los tajinastes reinan en la 'azotea' de España y son el objetivo preferido de móviles y cámaras, dejando constancia de una de las bellas singularidades de la flora canaria.

Este enclave, a más de dos kilómetros de altura, es el lugar escogido por Volcano Teide Experience para ofrecer la visita guiada al Observatorio del Teide. Una experiencia única que conecta la investigación que realizan los mayores telescopios solares del mundo con los detalles de un lugar idílico para la observación del espacio. Las guías aburridas sobre ciencia quedaron ancladas en el siglo XX. En este didáctico recorrido pequeños y mayores podrán experimentar y tocar la ciencia de primer nivel que ha colocado a las islas en un referente mundial de la observación astronómica y del sol, la mirada experta hacia el mar de estrellas.

Las visitas organizadas por Volcano Teide Experience se realizan de día. La experiencia diurna permite por una parte maravillarse con el espectacular paisaje de las cañadas del Teide que rodea al observatorio y contemplar con dos telescopios el sol de una forma que muy pocas personas en el mundo han podido realizar.

La guía se realiza en un increíble lugar de trabajo. Durante la hora y media que dura el recorrido no es extraño ver tanto a astrofísicos como a los trabajadores encargados de construir los telescopios del futuro que desvelarán nuevos misterios del Universo. La elección de este lugar aprovecha las condiciones envidiables de Tenerife. Al estar a 2.400 metros de altitud la luz atraviesa menos atmósfera que los observatorios a nivel de costa. Además, la isla cuenta con uno de los tres cielos más limpios del planeta y, a pesar de estar el complejo astrofísico rodeado por población densa, el mar de nubes bloquea de forma natural la contaminación atmosférica y lumínica de las ciudades.

La forma de los edificios del observatorio delata su utilización. En los cuadriculados se realizan experimentos, los que poseen una cúpula redonda se utilizan en observaciones nocturnas y las altas torres son telescopios solares. El calor es enemigo de los astrónomos por las distorsiones que genera en la atmósfera. Por ese motivo los edificios se pintan de blanco con el fin de evitar la turbulencia que genera el sol en el aire al calentar el suelo. La observación del astro rey se realiza a más de seis metros de altitud eliminando esta distorsión. Su aspecto estirado y estrecho se debe a que la observación del sol requiere espejos de menor diámetro que los utilizados para observar las estrellas.

Con el fin de mejorar el rendimiento esta luz se estira a lo largo de la torre, haciéndola rebotar una y otra vez hasta simular una torre de más de cuarenta metros de alto. Destacan entre los edificios circundantes el telescopio Themis, francés e italiano, con un espejo de 90 centímetros de diámetro y el alemán Gregor, que con metro y medio de espejo es el segundo más grande del mundo, aunque obtiene mejores resultados al contar con tecnología más avanzada. El Quijote, un telescopio de microondas, creado conjuntamente por Gran Bretaña y España, es una de las joyas de la corona ya que está destinado a resolver el misterio del origen del Universo.

Durante la visita se acerca el método científico que utilizan los astrónomos. De una forma pedagógica se presentan las diferentes formas de observar la luz que utilizan los astrónomos con el fin de descubrir desde diferentes puntos de vista los secretos del universo. Con explicaciones que incorporan elementos tan sencillos como un cristal, plástico, o una cámara que capta luz no visible para el ojo humano, se introduce el mundo detectivesco en el que trabajan los astrónomos con todos tipo de instrumentos para llegar a conocer que sucedió a hace millones de años en un lugar tan distante como importante conocer sus secretos. La sorpresa y la curiosidad entre niños y adultos están garantizadas. La observación directa del sol con la adecuada protección con dos telescopios específicos permite ver directamente las llamaradas solares con una longitud equivalente a veinte veces el diámetro de la Tierra. Un recordatorio del gigantesco tamaño del astro de hidrógeno y helio que nos acompaña a diario.

La visita incluye conocer las entrañas del IAC 80, completamente diseñado y construido por el Instituto de Astrofísica de Canarias, el primero de su clase en España. Entre sus resultados más relevantes está el descubrimiento de Teide 1, la primera enana marrón conocida, la observación sobre materia oscura en el universo, o la captación de imágenes de una violenta explosión de rayos gamma, una de las explosiones de energía más intensas en el Universo. A diferencia de los científicos que lo utilizan, la visita se realiza en el mismo habitáculo dónde se encuentra el telescopio. Los astrofísicos tienen que realizar las observaciones en una cámara anexa porque su propio calor haría que cambiase la temperatura del espacio y generaría alteraciones en la observación. Una de las curiosidades que ofrece esta visita es el material del espejo, presente en la mayoría de las cocinas aunque con un grosor considerablemente mayor.

Los colegios pueden realizar de forma gratuita el recorrido.