Sanidad, economía, seguridad, alimentación, docencia y emprendeduría son algunas de las áreas que, junto a otros tantos sectores profesionales, han debido adaptarse en tiempo récord al nuevo escenario derivado por la crisis del Covid 19 en Canarias y el resto de España. LA PROVINCIA en colaboración con BBVA ha reunido a cinco destacados especialistas que han vivido de primera mano y desde el minuto cero las consecuencias del estado de alerta en sus distintos ámbitos. Nadie como ellos para, desde la banca, los hospitales, la universidad, el sector de la alimentación o la seguridad, relatar cómo ha sido la actuación de algunos de los sectores imprescindibles para la sociedad ante el tsunami del Covid 19.

"De repente vimos reflejados el terror de la gente en la pantalla donde se registran el número de llamadas que recibíamos", cuenta José Domingo Linares Albertos, director del Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad (CECOES) 112 en Canarias. "Lo habitual era tener unas 20, 40 ó 60 llamadas pero de repente pasamos más de 6.000 llamadas en un día", añade sobre el recuerdo que guarda de la primera jornada que se anunció el estado de alarma, el 13 de marzo, y que tendría efecto al día siguiente.

"Esto cogió por sorpresa a la sociedad entera y a nosotros también", dice por su parte José Ángel García Hernández, jefe de Servicio de Ginecología y Obstetricia del Complejo Hospitalario Universitario Insular-Materno Infantil de Gran Canaria y catedrático de la ULPGC .

"Cuando empiezan a aparecer casos optamos por diferenciar circuitos en los centros hospitalarios: por un lado los pacientes susceptibles de estar infectados y por el otro para aquellos que no lo tenían. Lo siguiente", prosigue, "fue reservar camas de hospitalización de tal manera que todos hospitales de Canarias, en Tenerife menos porque han tenido más casos, empezaron a tener camas que además, en el 50% de ellas no se llegan a utilizar en Gran Canaria porque aquí fue menor la presión. Otra acción inmediata fue habilitar las camas de UVI para atender a aquellos que precisarían hospitalización con respiración asistida, que es donde realmente flaqueábamos porque siempre los hospitales tienen un menor número de esas camas y ahí estaba el cuello de botella pero pudimos organizarnos para que no sólo en la UVI sino también en las zonas de despertar de los quirófanos", rememora García Hernández.

Francisco Jérez, director territorial de BBVA en Canarias tampoco olvida la rápida reacción que acometieron en la entidad bancaria. "Fue un fin de semana bastante intenso desde el punto de vista de trabajo y planificación ante lo que se avecinaba y con una idea y unos propósitos muy claros: teníamos que dar un paso adelante y en firme para que, como banco, convertirnos en parte de la solución de lo que se avecinaba".

"Establecimos las prioridades: la primera, proteger la salud de nuestros clientes y nuestros empleados y colaborar para frenar la propagación del virus. En ese sentido teníamos que reducir la afluencia de clientes en las oficinas recomendándoles canales alternativos como internet, teléfono o app. Además, debíamos minimizar la presencia de empleados; un fin de semana nuestros compañeros de ingeniería instalaron un software en todos los ordenadores de los empleados para habilitarles que pudiesen trabajar desde casa", dice Jérez antes de contar como "a las diez de la mañana del lunes el 70% de los empleados estaba de vuelta en casa con los equipos preparados para poder trabajar. Hoy continúa trabajando con un 12% de la plantilla en las oficinas".

Rosa Batista, vicerrectora de Emprendimiento de la ULPGC, intervendrá poco después para explicar que los datos recabados por un estudio nacional que se está realizando actualmente reflejan la alta adaptación de la sociedad canaria a la tecnología bastante mayor que en el resto de España. "En el uso de las aplicaciones de la entidad BBVA también hay un mayor número de usuarios en Canarias que en el resto del país", asegura Jerez.

Sin cables ni bytes, el sector primario de Gran Canaria también se vio sorprendido con el estado de alarma y las medidas restrictivas derivadas. "Y nosotros hablamos de productos perecederos; no hacemos tornillos que se pueden almacenar hasta otro momento", explica Román Jesús Díaz Gil, director financiero de la Sociedad Cooperativa Agrícola de San Nicolás (Coagrisan).

"De repente todo se convierte en una locura total", dice. "Cuando nos dicen el viernes que el domingo cierran y el lunes nosotros no sabemos cómo vamos a arrancar, qué protocolos vamos a seguir€ El fin de semana llamando a presidentes, compañeros de trabajo, jefes de departamento€ Organizando las recogidas de frutas, cómo la íbamos a distribuir, cómo plantearíamos la manera de trabajar en el almacén sin que hubiera distancias cortas entre los empleados y las empaquetadoras, cambiar muchas tareas habituales, impedir a los transportistas bajarse de las cabinas de los camiones€ Nosotros, además, suministramos abonos insecticidas y demás a nuestros agricultores, y también cerramos el almacén y les ofrecimos que nos indicaron qué necesitaban, preparábamos unos pales y se les avisaba para que pasaran por el almacén. Allí se los cargábamos y rapidito saliendo para que no hubieran aglomeraciones. Es decir, una locura total afrontado algo que ni siquiera pensábamos que pudiera ocurrir. Luego la exportación se nos lió porque al cerrar muchos de los sectores los transportes caen".

Asegura Román que "en España se exporta mucho a la Unión Europea y se importa bastante. Qué ocurre que los transportes paran porque no tienen qué traer de retorno y como cae la exportación paran porque no hay nada que llevar. Eso se traduce que para llevarlos la mayoría de ellos incrementa en 1.200 euros de coste cada contenedor, y la fruta hay que sacarla", lamenta sobre aquellas primeras jornadas y sus consecuencias.

"En la universidad española antes de que se declarara el estado de alarma se pudo a todos los estudiantes fuera de las aulas de todos los niveles educativo", cuenta por su parte Rosa Batista, vicerrectora de Emprendimiento de la ULPGC.

"La lógica expectación en un primer momento era qué iba a pasar y ya cuando se declaró el estado de alarma hay como dos grandes grupos: un grupo de estudiantes y docentes que dijeron 'hay que seguir adelante' y otro grupo que se quedó un poco a la expectativa a ver qué iba a pasar y si en quince días se resolvía el tema".

Batista habla de la "incertidumbre" del primer momento "pero con la gran suerte de que la sociedad canaria está bien dotada en temas digitales y la universidad particularmente, y se ha podido continuar las clases con normalidad, con algún que otro bache y cuestiones por resolver, pero se ha seguido con normalidad y con la creatividad que ha hecho falta para trasladar la docencia al online".

"La agricultura es la hermana pobre de la economía", lamenta en otro momento de la conversación Román Díaz, una declaración en la que todos coinciden. Tampoco duda ninguno de los expertos en el mensaje del doctor José Angel García cuando afirma que "se acabaron las consultas de ambulatorio masificadas y las consultas externas los hospitales cerradas por las tardes".

"Y hay mucha mala información", añade el doctor antes de que José Domingo Linares Albertos, director del Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad (CECOES) 112 en Canarias, tomara el relevo criticando el machaque constante "sobre todo de las televisiones con el coronavirus".

El asunto deriva a quizá algo tan delicado como las muertes por la pandemia y advierte del daño que está haciendo el confinamiento y aporta el terrorífico dato del aumento de las llamadas por violencia de género o violencia doméstica durante los últimos días en las salas del CECOES. Ninguno de los participantes, una vez más, parece tener respuesta a un asunto tan delicado como el de los fallecidos por el virus.

Sobre la economía dice Francisco Jerez que, en el caso del BBVA, va a estar muy pegada al cliente y a sus necesidades. "Quiero destacar cómo se han adaptado a las nuevas formas de trabajo los 700 empleados que tenemos en Canarias compensándo la distancia física con la cercanía emocional y estando muy pegados a las necesidades de los clientes", reconoce.

"Para tener un futuro próspero hay que trabajar día a día en el presente", concluye Jerez.