Los datos que ofrece el Ilustre Colegio Oficial de Veterinarios de Las Palmas son claros. La profesión veterinaria hace 30 o 40 años era mayoritariamente masculina. Hoy, cumplidas dos décadas de Siglo XXI, la situación ha dado la vuelta.

Ana María Hernández Sánchez es veterinaria y está recién jubilada. En 2019 finalizó su labor en el Servicio Canario de Salud como inspectora de Sanidad. Colegiada en el año 1980 con el número 35 es una de las primeras mujeres veterinarias en Canarias. 

María Camino Sagrera Aparisi terminó su carrera en 1993 colegiándose ese mismo año. Es la colegiada 233. En estos 28 años de trabajo se ha dedicado principalmente a la atención veterinaria en el ámbito rural con especial dedicación en sus inicios al sector caprino en el municipio de La Aldea de San Nicolás. 

María Camino Sagrera Aparisi

Lidia Ester Perera Tarajano finalizó sus estudios en 2011. Es la colegiada 1040 y ha trabajado principalmente en el sector de la Seguridad Alimentaria. Asesorando empresas de restauración y alimentación, como restaurantes, cafeterías, hoteles y comedores escolares.

Lidia Ester Perera Tarajano

Hablamos con ellas para conocer cómo fueron sus comienzos, su percepción de los avances sociales en los derechos de la mujer, y los retos pendientes. 

¿Cómo fueron sus comienzos en la profesión? ¿Encontraron facilidades o dificultades? 

A.M.H.S. El 3 de febrero de 1980, tomé posesión de la plaza de veterinaria titular de Gáldar-Agaete, como del resto de mi actividad veterinaria, que incluía inspección de establecimientos alimentarios y matadero, consulta de pequeños animales y de campo (vacunos, caprinos, etc.) en un mundo totalmente machista: Me mandaban a las mujeres, que no sabían nada de lo que le ocurría a los animales, para que me atendieran, principalmente en la patología del sistema reproductor. Fui aceptada pronto. Junto a otra compañera de Tenerife fuimos las primeras mujeres veterinarias de Canarias, la primera que tuvo una clínica de pequeños animales y la primera que se dedicó a grandes animales.

M.C.S.A. Mis comienzos son la herencia de mi maestro, Carlos J. Gutiérrez, asesorar a una granja de caprino, y dar servicio veterinario en un pueblo no siempre bien comunicado y atendido, pero en el que ya existía la experiencia de otra compañera veterinaria, Emilia Ramos, que trabajaba en algunas explotaciones.

Para los trabajadores de la granja, era poco menos “la niña que venía a jugar con los baifos” (eso gracias a Dios cambió cuando se empezaron a hacer números y se vio el beneficio de la acción veterinaria en la explotación).

En cuanto a la consulta de pequeños, muchos venían buscando a “el veterinario” pero se tenían que conformar con “la veterinaria”...

Con el apoyo del compañero y la compañera antes nombrados, de Francisco León Herrera (Médico del pueblo) y la confianza de clientes satisfechos, me fui abriendo hueco para desarrollar un trabajo, quizá duro en sus horarios, pero gratificante por sus resultados. 

L.E.P.T. El hecho de ser mujer me ha afectado más bien a la hora de las entrevistas, conocer si tienes la idea de formar una familia, no es una pregunta que se incluya normalmente en las entrevistas de los hombres. También he notado la alta exigencia que se le pide a las mujeres frente a los hombres. En ese caso sí he notado que el hecho de ser mujer es una dificultad, sin tocar el tema de la conciliación familiar. 

Pero generalmente en mi profesión diaria, dentro de la seguridad alimentaria, he visto como la introducción de la mujer en este campo, antes de mí, ha allanado el camino, provocando que nuestro trabajo sea respetado sin estar ligado a cuestiones de género.

Hace 40 años la profesión era mayoritariamente masculina pero actualmente en la provincia de Las Palmas, un 62% son mujeres. En 2020, ingresaron al Colegio profesional 69 nuevos miembros, un 75% de los cuales son mujeres.

¿Cuáles creen que son los retos pendientes? 

A.M.H.S. Superada mi aceptación como veterinaria, no he vivido discriminación por ser mujer. Creo que en este campo hemos avanzado mucho.

M.C.S.A. Por decirlo de una manera un poco utópica, el “empoderamiento de las mujeres desde las mujeres”. La educación (en muchos ámbitos en manos femeninas) de las nuevas generaciones en patrones de igualdad real. El ensalzar sistemas igualitarios para que sirvan de ejemplos a seguir, incluso sistemas de matriarcado positivo que demuestran que muchas veces cuando son las mujeres las que gestionan y organizan, los resultados son más favorables al total de la población.

El caminar de la mano de los hombres, jóvenes y niños, en todo esto, al fin y al cabo, son la otra mitad de la población y los cambios son mejores por unanimidad que por mayoría simple, ...

L.E.P.T. Pues la presencia de mujeres en puestos de responsabilidad. Es curioso que a pesar de ser una carrera en la que hay más presencia de mujeres no haya muchas en puestos importantes. Seguimos siendo poco visibles y como mujeres que somos tenemos que seguir reclamando nuestro sitio en esta profesión, ser escuchadas.