Los nuevos tiempos, nos permiten hablar de un Nuevo Modelo Energético para La Palma. Un modelo diferente, caracterizado por su singularidad, ya que hablamos de un sistema por y para la isla de La Palma. Diversos puede ser los motivos que nos hagan entender la necesidad de este nuevo modelo. La Palma inicia una línea de trabajo marcada por la permeabilización de las energías renovables y sus fuentes, la disminución del consumo de combustibles fósiles y la implementación de un sistema de generación distribuida. Aspectos todos ellos que, nos ayudaran a la reducción de la dependencia exterior de nuestra isla. Con ello, podríamos hablar de soberanía.

Recientemente, con motivo de la celebración de las II Jornadas para la Transición Energética de La Palma, expusimos la necesidad de defender y dotar de contenido real, a la energía como un Derecho Humano. Cuestión esta ultima que ha sido analizada desde una doble vertiente; el uso y el acceso a la energía.

El uso y el acceso a la energía, mantiene una relación directa -y cada vez más estrecha-, con el bienestar del individuo y los colectivos. Las comunidades avanzadas sostiene su autonomía sobre la hipótesis de, poder garantizar acceso a servicios de energía. Pero no sólo nos vale con el acceso a la energía de forma colectiva, necesitamos que sean accesibles y sobre todo; sostenibles. La accesibilidad y la sostenibilidad de la energía delimitan el denominador común que permitirá, de forma colectiva: reducir la pobreza, mejorar la educación, la salud, pasando por la economía y garantizando la sostenibilidad ambiental. De forma individual la energía y la garantía a su acceso, constituye una necesidad básica de primer orden.

Sin embargo, la limitación al acceso de la energía por criterios de capacidad económica, propician diferencias abismales entre comunidades y Estados. La pobreza energética se convierte en una realidad común, y el modelo energético más extendido por el mundo -la producción de energía mediante centralización y consumo de recursos de origen fósil-, hipoteca recursos naturales y nuestro futuro. Todo ello, nos obliga a pensar sobre los efectos reales en el ser humano, la afección de un modelo caduco sobre el cambio climático y, su acción directa sobre las poblaciones más pobres y vulnerables. Es precisamente, la vulnerabilidad y la dependencia del ser humano frente a la energía en su concepción más amplia, la que nos obliga a la búsqueda de nuevos modelos dominados por la permeabilidad de las energías renovables, los criterios de igualdad social, la lucha contra el cambio climático. Y el derecho a la energía como garantía para el desarrollo del ser humano.

La isla de La Palma, no sólo no es ajena a esta realidad, sino que comenzamos un camino largo por recorrer. Aspectos como, la constitución del Plan insular para la nueva cultura energética, actualmente en ejecución por Sodepal, este plan supone actualmente supone una verdadera herramienta de utilidad pública, por cuanto va a permitir la implantación de fuente de energía renovable, la instauración de un modelo energético insular orientado a la reducción del consumo de carburantes de origen fósil, así como el establecimiento de un cambio de mentalidad en cuanto a la relación del ciudadano con el consumo de energía y su ahorro.

Otro ítem, lo constituye la reciente propuesta de resolución para la concesión de subvenciones destinadas a la instalación de placas fotovoltaicas para la producción de energía eléctrica en vivienda unifamiliar y conectada a la red eléctrica. Con una propuesta de resolución favorable para más de 46 proyectos, y una inversión de más de 151.000 euros. Aspecto este último que, posiciona a la isla de la Palma con relación a su población, como el territorio con mayor implantación de energías renovables en el panorama nacional. Por último, cabe destacar la creación y constitución del Consejo sectorial de la energía, como órgano asesor de la acción de gobierno del cabildo insular de La Palma. Este órgano, fomenta la participación social, y nos ayuda a crear ese nuevo modelo energético, a través de nuestro propio modelo, un modelo alejado de las dinámicas marcadas por las grandes operadoras eléctricas multinacionales y los intereses económicos.

Concluimos pues, con la frase con la que iniciábamos esta conversación, La Palma puede y debe hablar de un Nuevo Modelo Energético.