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En la ‘crême’ de la ciencia

Canarias ha sido objeto y partícipe, a lo largo de su historia, de los principales hitos de la investigación mundial

Imagen Pangaea X Moon base

Las singulares condiciones climáticas, la biodiversidad única y el contexto geológico de Canarias han sido, desde tiempos pretéritos, un reclamo para viajeros, curiosos y científicos. La ubicación estratégica de las Islas las convirtió en puerto de paso para la mayoría de expediciones que partían hacia América, dotándoles de una posición privilegiada para codearse con la crême de la ciencia internacional. De aquellos polvos, estos lodos. El Archipiélago sigue manteniendo una estrecha relación con las mejores mentes del mundo, lo que le ha dado la oportunidad de ser objeto y partícipe de algunos de los hitos científicos más relevantes de la historia de la ciencia mundial.

1. Conexión con la Luna.

Canarias estuvo muy presente en los primeros pasos de la conquista del espacio. El Centro Espacial de Canarias, creado en 1942 en Maspalomas por la NASA, fue una pieza clave en el seguimiento de las ambiciosas misiones que lanzaría la agencia estadounidense en su afán por demostrar su supremacía tecnológica frente a la de su principal rival: la extinta Unión Soviética. La posición estratégica de Canarias fue decisiva para mantener el contacto con las naves cuando salían o entraban a La Tierra. Las primeras fueron las misiones del programa Gemini y el proyecto Mercury, ambos destinados a corroborar que la tecnología estadounidense estaba lo suficiente madura como para dar el siguiente paso: llevar a un hombre a la Luna. En 1969, la estación ubicada en Maspalomas ayudó a Neil Amstrong y su equipo a retornar a la Tierra sanos y salvos tras alunizar con la Misión Apolo XI. Como curiosidad, tras regresar de la Luna, los astronautas protagonistas de la misión visitaron Gran Canaria para conocer la Canary Station, el lugar del que procedían las voces que les dieron instrucciones para regresar a la Tierra.

Sin el trabajo de comunicación de la estación espacial ubicada en Maspalomas, quizás Neil Amstrong nunca hubiera retornado a la Tierra desde el Apolo XI

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2. En la mente de los simios.

Canarias fue testigo de los primeros experimentos que demostraron que el parentesco entre simios y humanos era más estrecho de lo que se creía. Por aquel entonces el municipio de Puerto de la Cruz, en Tenerife, alberga el primer centro de investigación con primates no humanos del mundo. La Casa Amarilla se convirtió en el lugar de culto de cientos de científicos que buscaban aprovechar esta reserva única de chimpancés para estudios en esa nueva ciencia que había surgido hacía tan solo unos años atrás: la psicología. Fueron muchos quienes intentaron comprender la psique de aquellos simios, pero el enfoque más novedoso lo dio un joven Wolfgang Köhler a principios del siglo XX. Como abanderado de la Escuela de la Gestalt, Köhler se había empeñado en entender qué era lo que motivaba el aprendizaje. Su investigación se centraba en los procesos de toma de decisiones y «razonamiento» de los simios. Para ello, les planteaba a los chimpancés distintos «problemas» para conseguir comida. Lo hacía en contextos artificiales y difíciles para ver cómo lo resolvían. Después de decenas de experimentos y cientos de horas de registro, Köhler llega a la revolucionaria conclusión de que los chimpancés no solo actúan por ensayo-error como defendían los primeros psicólogos conductistas, sino que son capaces de valorar el entorno y sus experiencias antes de actuar en consecuencia, lo que elevaba su inteligencia a la del ser humano, aunque algo inferior.

En la ‘crême’ de la ciencia F. Galve

3. Erupciones científicas.

Los volcanes son disruptores de la sociedad canaria. También para la ciencia. Los primeros navegantes que pasaban por Canarias se quedaban prendados de aquellas formas geológicas que los volcanes habían construido durante millones de años. Los más afortunados eran los que podían contemplarlos en plena acción. Sin embargo, no fue hasta que las faldas de Fuencaliente entraron en erupción, en 1971, cuando Canarias, y más concretamente La Palma, consiguió la relevancia internacional que merecía. La isla recibió visitas de científicos de todas las partes del mundo que se pasaban los días en la isla anotando en sus diarios lo que podían percibir a simple vista. Los datos de la erupción del Teneguía, pese a ser bastante escuetos, marcarían un antes y un después en la ciencia canaria y mundial, en especial aquellos recogidos por el naturalista y geólogo tinerfeño Telesforo Bravo. Si bien aquel primer acercamiento a los volcanes fue toda una revolución, las dos erupciones que le han precedido, –acaecidas en la última década–, son un claro ejemplo de cómo el avance de la ciencia está al servicio de la población. Las mejoras técnicas en el seguimiento vulcanológico han permitido seguir casi minuto a minuto las erupciones de Tagoro (El Hierro, 2011) y Tajogaite (La Palma, 2021), lo que permite a la población estar preparada ante los volcanes que emergan en el futuro. A su vez, ambas erupciones han logrado poner a Canarias en el mapa mundial, mostrando la dicotomía entre la belleza y la destrucción alrededor del globo.

Las dos erupciones que han ocurrido en la última década en El Hierro y La Palma son claro ejemplo de cómo el avance de la ciencia está al servicio de la población

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4. Campo de pruebas espacial.

Los paisajes volcánicos de Lanzarote y las cumbres de Tenerife disparan la imaginación de cualquier amante del espacio. Sus escarpadas tierras a menudo han sido comparadas con los inescrutables parajes de Martes o La Luna. Razón por la cual, desde hace años, varias agencias espaciales se preparan para la conquista de otros mundos. Fue en 2017 cuando la Agencia Espacial Europea (ESA) se dio cuenta del valor natural que alberga la isla de los volcanes. Allí es donde se desarrolla desde en 2017 el proyecto Pangea, una misión preparatoria en la que astronautas, astrobiólogos e ingenieros de toda Europa exploran los paisajes volcánicos para prepararse para las expediciones a otros planetas o satélites. Por su parte, la NASA encontró en el clima extremo del Teide un entorno ideal para poner a prueba la tecnología que enviaría en 2020 al planeta rojo: el rover Perseverance. En el Parque Nacional el pequeño robot cotejó datos de radiación, viento, temperatura, humedad y cantidad de partículas de polvo.

5. Puerto de paso.

Si algo motivó el desarrollo de la ciencia en Canarias fue la visita de los grandes exploradores, aventureros, comerciantes, viajeros y naturalistas de los siglos XVIII y XX. La posición estratégica del Archipiélago, a medio camino entre Europa y América, hizo que muchos se vieran obligados a pasar unos días en las Islas para repostar o verificar si la ruta que seguían era la correcta. La belleza del enclave y sus exóticas características hizo que se quedaran prendados de Canarias y, si tenían el tiempo suficiente, aprovecharan para recorrer el terreno en busca de respuestas sobre las peculiaridades geológicas, botánicas y climáticas con las que se topaban. No es de extrañar entonces que, a lo largo de cinco siglos, varios centenares de prestigiosos especialistas extranjeros se lanzaran a hacer todo tipo de trabajos científicos que, con los años, han pasado a ser parte del patrimonio cultural canario. Los científicos que arribaban a las Islas estaban ansiosos por ser los primeros en descubrir lo que ocultaban las Islas, y eso les llevó a aventurarse a empresas tan dispares como hallar la longitud y latitud del Archipiélago, hacer tortuosas expediciones a pie para medir de la altura del Teide, zambullirse en las cuevas abandonadas para entender la idiosincrasia de los antiguos pobladores de las Islas, adentrarse en sus bosques para tomar nota de aquella rara biodiversidad única en el mundo o estudiar su asombroso y cambiante clima. Los científicos que pasaron por Canarias son responsables incluso del desarrollo del turismo en las Islas. Atraídos por las leyendas sobre su clima curativo, los médicos empezaron a estudiarlo y a establecer centros de recuperación de algunas enfermedades, como la tuberculosis, a los que acudían decenas de personas de otros países.

La misión ‘Pangea’ prepara a astronautas, astrobiólogos e ingenieros de toda Europa para las futuras expediciones que se realicen a otros planetas o satélites

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6. Un hito de la medicina.

Sin Canarias de por medio, un invento tan importante como la vacuna podría no haber llegado nunca a buen puerto. El Archipiélago, nuevamente, se encontraba en un punto estratégico para que los tripulantes de la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna pudieran parar a reponer fuerzas y víveres. El médico español Javier Balmis soñaba con trasladar el recién descubierto remedio que protegía contra la aparición de la viruela a todo el imperio español. No era tarea fácil, pues por aquel entonces no existían métodos de refrigeración ni conservación harían. Pero había una forma. Años atrás se había descubierto que las pústulas que provocaba el virus de la viruela en personas infectadas también podrían utilizarse para proteger a las sanas. Balmis propuso contagiar a niños huérfanos de entre tres y nueve años –que sufrían una enfermedad más leve– y crear una gran cadena humana de contagios hasta llegar a Latinoamética. Con el beneplácito – y los fondos– de la corona española, en 30 de noviembre 1803 zarpó desde el puerto de La Coruña con 37 personas a bordo (22 niños) con el ambicioso objetivo de llevar aquel remedio milagroso al nuevo mundo. La expedición llegó a Santa Cruz de Tenerife, donde pasó un mes vacunado, y salió de Canarias el 6 de enero de 1804, llegando a Puerto Rico el 9 de febrero de 1804. Durante el año 2021, la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias recordó esta hazaña de la ciencia en un spot publicitario que buscaba motivar a la población a vacunarse frente a la covid-19.

7. Un experimento de Nobel.

Canarias ha sido objetivo de hitos científicos incluso de rebote. Este año el nombre de las Islas ha tenido una mención especial a los prestigiosos Premios Nobel, gracias a uno de los galardonados, Anton Zeilinger. El físico utilizó los telescopios con los que cuenta el Archipiélago para dar un salto cualitativo a los experimentos que llevaba décadas realizando en laboratorio. Zeilinger ya había demostrado que si se separaban dos partículas cuánticas «entrelazadas» a poca distancia y se cambiaba el estado de una de ellas, la otra adoptaría esa misma propiedad pero de manera opuesta. Lo que había corroborado es uno de los preceptos de la física cuántica, un mundo que rompe con las leyes de la física que todos conocemos. Pero para Zeilinger no era suficiente. Que las dos partículas reaccionaran a la vez a un solo estímulo era increíble, ¿pero lo seguirían haciendo a kilómetros de distancia? Canarias le dio el soporte y la infraestructura para hacer realidad su hipótesis. El laureado experimento consistió en colocar uno de estos fotones gemelos en Tenerife, concretamente la Estación Óptica de Tierra de la Agencia Espacial Europea (ESA), y otro a 143 kilómetros de distancia, en el Telescopio Jacobus Kapteyn en La Palma. Esto permitiría corroborar que entre ellas no existía ningún tipo de relación más allá de ese cordón umbilical cuántico. Tras un año en las Islas, el experimento culminó en septiembre de 2012 con un éxito abrumador a pesar «de las perturbaciones de las condiciones atmosféricas» que le habían obligado a quedarse en las Islas más tiempo del que había previsto. Zeilinger había conseguido «teleportar» características de la física cuántica en remoto batiendo un récord mundial de distancia. Hoy, ese hito de la ciencia realizado en Canarias es fundamental para establecer las bases del futuro de las telecomunicaciones, que promete ser más seguro que el actual.

Los viajeros científicos, especialmente los médicos, que arribaron a los puertos canarios por son responsables, incluso, de sentar las bases del turismo

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8. Una alternativa.

No es fácil consolidar tu posición como referente científico siendo una archipiélago perdido en medio del Atlántico, pero Canarias una y otra vez ha demostrado que nada es imposible. Esta es la historia de cómo las Islas se impusieron ante decenas de candidaturas que anhelaban albergar una de las infraestructuras científicas más importantes de la década: el Telescopio de Treinta Metros. En 2003, varias universidades americanas de gran prestigio decidieron que los avances tecnológicos y el conocimiento astronómico necesitaba una infraestructura acorde a los tiempos. Se decantaron por un telescopio masivo, el más grande del mundo, que proporcionara a los astrónomos una herramienta para escrutar el universo de una manera nueva y ambiciosa. El lugar de partida para instalar dicha infraestructura era Hawái, lugar que consideraban idóneo para la tarea. Pero las cosas no fueron tan fáciles como pensaban. La oposición al proyecto por parte de la población hawaiana fue tan feroz que en 2015 perdieron la concesión del terreno en la montaña sagrada de Mauna Kea. Fue entonces cuando Canarias entró en juego. Los promotores, conscientes de los problemas que podrían encontrar en el Pacífico, decidieron buscar una alternativa. En 2016 se abrió el plazo para que los principales Observatorios de todo el mundo argumentaran por qué debían albergar el TMT. Se presentaron competidores de gran calado, como Chile o México. Sin embargo, la candidatura de La Palma –presentada por el actual director del IAC, Rafael Rebolo – consiguió imponerse a todas. Con esta elección Canarias ganó un prestigio y consolidó su liderazgo en el panorama de la astronomía mundial. Aunque después de 20 años, aún se desconoce su ubicación final del TMT, la competición entre ambos posibles lugares ha conseguido situar más de una vez a Canarias en el candelero internacional.

9. Los cielos más bonitos.

Hay algo que siempre perdura y es la capacidad de Las Cañadas del Teide para crear adeptos al cielo. Cuando en 1977 el naturalista prusiano Alexander Von Humboldt describió las maravillas que había encontrado en la montaña más alta de España, Tenerife se convirtió en un exótico lugar de paso para cientos de científicos que querían contemplar con sus propios ojos lo que Humboldt había descrito. En especial, uno de los fenómenos más característicos de la isla: el mar de nubes. Daba igual de dónde procediera, pues cuando un viajero, naturista o investigador pisaba la roca basáltica de las faldas del Teide quedaba irremediablemente prendado de la cúpula celeste que se erigía sobre sus cabezas. No es de extrañar entonces que muchos vieran el potencial de aquel enclave mucho antes, incluso, que los propios españoles. El interés en establecer un observatorio en el Teide creció exponencialmente en la comunidad internacional, hasta que Teisserenc de Bort, un meteorólogo francés, propuso en 1906 un proyecto para erigir en aquel enclave un centro que formaría parte de la red de estaciones en el hemisferio norte a la Comisión Internacional de Aerostación Científica (CIAC). Los españoles, sin embargo, reclamaron lo que era suyo. El proyecto del Observatorio de Izaña fue finalmente presentado a la CIAC por José Galbis, director del Observatorio Central Meteorológico, en 1912, y cuatro años después se inauguraba el Observatorio Meteorológico de Izaña, el primero de la actual Agencia Estatal de Meteorología en España. Desde entonces Canarias es un referente mundial en la medición de dióxido de carbono atmosférico. Izaña y Mauna Kea, en Hawái, son las únicas dos estaciones del mundo que miden este gas tan importante para conocer el avance del cambio climático en todo el planeta.

El guitarrista de Queen, Brian May, eligió Canarias para elaborar su extensa tesis doctoral en astrofísica sobre el fenómeno del polvo zodiacal

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10. Tesis rockera.

A veces no son hechos, sino personas las que han encumbrado a Canarias dentro del mundo científico. El compositor Brian May, mucho antes de ser guitarrista del grupo musical Queen y convertirse en una estrella del rock mundial, decidió culminar su tesis doctoral en astrofísica en Canarias. A May le llamó poderosamente la atención el fenómeno de la luz zodiacal en el Teide, un raro fenómeno que se asemeja a una aurora boreal descrito por el pionero de la astrofísica en Canarias, Francisco Sánchez. El autor de We will rock you y The show must go on comenzó su tesis en el mismo Observatorio del Teide en 1971. Sin embargo, después de desarrollar brevemente su labor como astrónomo, May abandonó la ciencia para dedicarse a la música. En 2007 decidió que era el momento de completar su tesis y sacarse el doctorado por la Escuela Imperial de Londres. Lo culminó en otra de las islas con mejor cielo nocturno de Canarias, La Palma. Su objetivo fue realizar observaciones de las partículas del polvo interestelar que reflejan la luz solar y producen un espectro visible bajo cielos muy oscuros y libres de contaminación lumínica que resume en un tomo de 48.000 palabras. Cuando la luz del sol y el polvo interplanetario se unen, este último toma una forma elíptica con un misterioso brillo, que es lo que se conoce como luz zodiacal.

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