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Medio Ambiente

Un cementerio de basura

Sólo el 20% de las miles de toneladas de residuos generadas por los canarios se recicla. La mayoría se entierra o tira a vertederos

Un vertedero ilegal en Granadilla ya sellado por el Gobierno de Canarias.

Canarias se pierde entre montañas invisibles de basura. La mayoría de los residuos generados en las Islas desaparecen de la vista enterrándose bajo tierra, donde deterioran el suelo y aceleran los procesos del cambio climático. Otra parte se abandona en microvertederos ilegales que aparecen y desaparecen de manera periódica y sin control en varios puntos de la geografía canaria. Solo el 20% de las miles de toneladas de desechos de los canarios logran reencarnarse en una nueva materia prima. ¿En qué se está fallando?

La gestión de los residuos en Canarias es tediosa y difícil, y así lo corroboran los distintos expertos consultados. La insularidad, el complejo traslado de residuos por el territorio fragmentado, el escaso tejido industrial y la intrincada estructura de gestión –que requiere una colaboración estrecha de todos los actores sociales e institucionales– ha limitado la acción de los Gobiernos durante décadas. Sin embargo, en 2020 el Ejecutivo regional decidió cambiar el rumbo al que se dirigía el Archipiélago. En enero de hace dos años la Consejería de Transición Ecológica comenzó un largo proceso para cambiar la concepción misma del residuo, tratando de crear una estructura cuyo fin último sea darle una segunda vida, siguiendo los preceptos de la Unión Europea.

En ese empeño surge el Plan de Residuos de Canarias (Pircan) 2020-2026, un documento que vio la luz en diciembre de 2021 y que viene a sustituir el que se había estado funcionando durante los últimos 20 años pese a que había caducado en 2006. El siguiente paso es la aprobación de la Ley de Economía Circular, que dotará al Ejecutivo de herramientas legales con las que obligar a cumplir sus designios.

Sin embargo, mientras las herramientas legislativas se ponen en marcha, la basura se amontona. Canarias está, en palabras del director de la Fundación Telesforo Bravo, Jaime Coello, «al borde del colapso». Con 1,2 millones de toneladas de residuos generados en un año, el Archipiélago es la quinta comunidad autónoma que más basura arroja a sus contenedores. En 2018 cada canario – teniendo en cuenta la población flotante turística– arrojó una media de 532 kilos de basura al contenedor. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), los isleños se encuentran entre los españoles que más basura arrojan, en un ránking en el que solo son superados por Baleares (que también cuenta con una alta proporción de población flotante) y Cantabria. A esto se suma que Canarias es una de las comunidades en la que menos se recicla, apenas un 20% frente al casi 38% nacional.

Además existen notables diferencias de gestión de los residuos entre islas. Tenerife es la que más basura tira, 557.507 toneladas al año. De ella solo se recicla el 12,10%. Gran Canaria, por su parte, genera algo menos de basura (495.967 toneladas) y se corona como la isla que más aprovecha sus residuos. Gran Canaria cuenta con una tasa de recuperación que supera el 30%. En términos de generación de residuos per cápita, Lanzarote es la más derrochadora. Teniendo en cuenta la población turística flotante, cada conejero genera 709 kilos de residuos, casi el doble que los gomeros, que generan 439 kilos al año. Sin embargo, Lanzarote recupera el 24,7% de su basura, mientras que La Gomera tan solo le da una segunda vida al 7,5%.

65% de reciclaje en 2035

Canarias tiene un gran margen de mejora para los próximos años. Y es que los objetivos de la Unión Europea –que vertebran las acciones en Canarias– establecen que para el año 2025 habría que recuperar hasta el 55% de los residuos. Una cifra que en 2030 deberá incrementarse hasta el 60% y alcanzar el 65% en 2035. Es decir, en apenas 3 años, Canarias estará obligada a reciclar más de la mitad de los residuos que recupera hoy.

La Consejería de Transición Ecológica defiende que estos datos no son responsabilidad de los ciudadanos, sino que beben de ese cúmulo de circunstancias que obstaculizan la gestión de residuos en el Archipiélago con respecto al resto de comunidades. La insularidad y la fragmentación son la espada de Damocles de Canarias y, en última instancia, provocan que el reciclaje y el tratamiento de la basura sea un proceso largo y costoso. «Pero esto no significa que sea imposible», cuentan fuentes de la Consejería de Transición Ecológica.

Cuando se habla de la gestión de residuos, a muchos se les viene a la cabeza la mala separación de plásticos, papel y cartón o vidrio, pero no son estos los residuos más problemáticos. Según la consejería, los ciudadanos separan entre un 66 y 83% de estos materiales especiales. Además, Canarias cuenta con varias empresas encargadas de seleccionar, separar, limpiar y recuperar estos materiales para dotarlos de una nueva vida. En el caso de los plásticos, por ejemplo, en las Islas existen dos fábricas capaces de convertirlos en nuevos materiales, como el Complejo Ambiental de Tenerife (más conocido como PIRS) o la empresa Plascan, en Gran Canaria. Ambas plantas logran recuperar «casi el 100% de los envases que les llegan», explica el químico de la Universidad de La Laguna (ULL), Javier Hernández Borges. No obstante, todavía hay una parte de los envases que se recogen que se envían a la Península para un correcto tratamiento.

El principal escollo para alcanzar los objetivos propuestos por la Unión Europea es el tratamiento de la materia orgánica que generan hogares y hoteles. Por eso uno de sus objetivos es, precisamente, implantar el quinto contenedor en todo el Archipiélago.

Como primera piedra, Canarias ha puesto en marcha el proyecto Life, una iniciativa pionera «para crear comunidades de economía circular en las comarcas que ayuden a crear compost y abono», como reseñan desde la Consejería. Con la ayuda de los investigadores del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA) se buscará la mejor manera de reutilización de estos residuos orgánicos. Además, este año se destinarán 25 millones de euros a los municipios para que adquieran este quinto contenedor.

Aunque la idea principal es que la segunda vida de cáscaras de plátano, los trozos de tomate o las hojas de lechuga pochas se puedan compostar y convertir en un recurso agrícola, el sector primario no será el único beneficiario de la reencarnación de la materia orgánica. Los suelos y los coches tendrán mucho que ver en el futuro de la materia orgánica reutilizable. Y es que el biorresiduo también puede contribuir en la reparación de la incipiente –pero preocupante– erosión del suelo y, con el tratamiento adecuado, puede llegar a transformarse en biogás a través del metano que emana de él. Los biorresiduos no son, sin embargo, el único de sus problemas. «También encontramos dificultades a la hora de tratar el textil y los residuos de la construcción», resaltan desde la cartera que dirige José Antonio Valbuena.

Coello es consciente de que estos primeros pasos van en la buena dirección, pero insiste en la necesidad realizar mayores esfuerzos y reorientar algunas políticas. Para el director de la Fundación Telesforo Bravo es necesario implicar a las empresas envasadoras en el problema. «Debería habilitarse el sistema de depósito, devolución y retorno para que la gente deposite el residuo donde lo compró y recupere parte del dinero que invirtió», explica Coello, que insiste en que esta es uno de los preceptos en los que se basa la Ley de Envases de 1997 y que ha sido mantenida en el Proyecto de Ley que quiere derogarla. «A las empresas no les interesa, por eso se creó el sistema integrado de gestión, que es el que funciona hoy en día», relata Coello. Con este modelo –insiste– se ha pasado la pelota a las administraciones y se ha obligado a los ciudadanos a pagar por mantener los puntos verdes. El experto también insiste en la necesidad de poner en marcha cuanto antes la normativa para prohibir los plásticos de un solo uso. «No hay una política clara en reducir», critica. No obstante, el Ejecutivo regional recuerda que esta acción concreta depende de Europa, y serán Los 27 quienes marquen «el camino» al resto del planeta.

Un sector con oportunidades

Canarias tiene una oportunidad única para desarrollar el sector de la reutilización de residuos. Las mismas circunstancias que debilitan la gestión de resiudos en el Archipiélago, deben ser también un reclamo para que se establezcan nuevas empresas. Y es que la reutilización de residuos se está consolidando como un generador de empleo. Es el caso de la empresa Ewaste Canarias, que se dedica a darle una segunda vida a los aparatos eléctricos u electrónicos que se tiran al punto limpio o son recogidos por el ayuntamiento o los distribuidores. Como explica su CEO, David González, desde que establecieron en las Islas han conseguido consolidar 50 puestos de empleo directo y dar trabajo a más de 250 personas de manera indirecta. 

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