OPINIÓN

La nueva generación de sexagenarios cuarentones

El inicio de la etapa de la vejez se ha retrasado a los 76 años

Dos sexagenarios pasean por Santa Cruz de Tenerife.

Dos sexagenarios pasean por Santa Cruz de Tenerife. / CARSTEN W. LAURITSEN

Raquel Marín

En las fotos de época, las personas con 40 años aparentaban los 60 de ahora. Los senior actuales dicen sentirse más jóvenes que nunca. La práctica del ejercicio físico, la nutrición saludable, el contacto social, la vida activa, la actividad intelectual y, por encima de todo, la actitud corporal, mental y emocional convierte en el número «60 y pico» en una cifra sólo simbólica.

Las encuestas en personas de edad madura son unánimes al afirmar que más de 40% se encuentran en mejor forma física de la que sus padres tenían a esa misma edad. De éstos, el 20% reconoce encontrarse en la misma condición física, o incluso mejor, que 20 años antes.

¿El resultado? El inicio de la etapa de la vejez se ha retrasado a los 76 años.

¡Muevan el esqueleto!

La vieja creencia de que el veinteañero es más activo que el sexagenario está cada vez más cerca de ser un mito. La ciencia está al apoyo.

Una investigación efectuada en la escuela Johns Hopkins Bloomberg (EE.UU.) en la que participaron 12.529 personas demostró que la actividad física diaria era sorprendentemente baja en los adolescentes. Para el estudio dividieron a la población en cinco grupos de edad, incluyendo un amplio grupo de adultos por encima de los 60 años. En todos los grupos de edad compararon la actividad física a lo largo de todo el día en los quehaceres cotidianos.

Las conclusiones fueron contundentes: los jóvenes de 19 años tenían una actividad física similar a los de 60 años. En particular, los adolescentes por debajo de los 19 años eran más sedentarios que sus abuelos. No había diferencias significativas entre los géneros.

Dar vida a los años

La actitud mental es una de las herramientas esenciales que adapta la percepción relativa a la edad. Aquel dicho de «somos viejos cuando lo decidimos» tiene mucho que ver con la manera en la que cerebro percibe y actúa en consecuencia.

Como comento en mi libro Pon en forma tu cerebr (RocaEditorial), de los aproximadamente 60.000 pensamientos que generamos al día, tan solo hacemos conscientes una pequeña parte de éstos. El cerebro forja la realidad en base a la experiencia previa de las percepciones inconscientes. Por esa razón, si estamos convencidos a priori de que somos físicamente capaces de algo estaremos forjando las herramientas potenciales para llevar a cabo esa actividad. Para el cerebro la edad no importa.

Ese sencillo «truquillo» mental puede ser una herramienta muy poderosa a la hora de afrontar el envejecimiento. Siempre pensamos que primero está la causa y luego el efecto. Pero… ¿Y si maquináramos el efecto deseado simplemente? Sería como «moldear la realidad con la arcilla de la intención». A modo de ejemplo, puedo empezar por planificar un viaje, aunque todavía no tenga fechas ni presupuesto. El mero hecho de iniciar el efecto «viaje» podrá provocar que el deseo esté más cerca de cumplirse.

Más del 40% de las personas en edad madura afirman encontrarse en mejor forma física que cuando sus padres tenían a esa misma edad. El 20% reconoce estar igual o mejor que 20 años antes

Establecer formas de pensamiento más juveniles hace que en definitiva nuestro cuerpo y nuestra cabeza también piensen y actúen de manera juvenil. ¡Nos podemos quitar años de vida tan solo sintiéndonos más jóvenes!

Muchos seniors parecen haber comprendido que el paso de los años puede ser una vía de descubrimiento de otras facetas de la existencia, convirtiéndose en una experiencia extraordinaria desde el punto de vista cognitivo, físico y emocional.

Pondré un ejemplo que tengo cercano. Provengo de una familia con tendencia a la longevidad. Mi abuela vivió cerca de los 100 años con el siguiente lema: «Hay que ser valiente, tener una actitud positiva, reírse mucho, comer de todo sin llenar el plato, cultivar el intelecto, tener vida espiritual y dormir bien». Para mejorar la calidad del sueño, puedes consultar mi libro Alimenta el sueño para un cerebro sano (RocaEditorial). La neurociencia está demostrando la validez de estos preceptos tradicionales. Es evidente que «los buenos genes» contribuyen a que haya personas que tengan un aspecto juvenil adentrados en años.

La neurociencia está demostrando la validez de estos preceptos tradicionales. Tener «los buenos genes» contribuyen a que haya personas que tengan un aspecto juvenil adentrados en años. Pero también se constata entre hermanos que a veces el benjamín de la casa parece más viejo que el primogénito. Por lo tanto, los genes no son más que la punta del iceberg de la longevidad.

En este sentido, hay muchos estudios que defienden que el mayor porcentaje de los parámetros de la longevidad vienen determinados por la epigenética, es decir los factores externos de nuestro contexto social medioambiental que forjan la evolución de nuestro organismo y nuestra mente. El envejecimiento saludable parece implicar una cierta actitud y estilo de vida juvenil en cuerpo y espíritu.

Mantener el cerebro de los 20

De nada nos sirve tener un cuerpo lozano si no va acompañado de una cabeza que funcione ágilmente. El cerebro no envejece como el resto del cuerpo ni al ritmo de otros órganos. Se puede comprobar cómo hay personas que exhiben una agilidad mental extraordinaria a edades avanzadas, mientras que otras con un aspecto físico más joven presentan una actividad cerebral más ralentizada y menos ágil.

¿Cómo envejece entonces el cerebro? Algunos parámetros del envejecimiento cerebral se indican a continuación.

1. El cerebro mengua ligeramente

Cuando se compara el cerebro de una persona de 20 años con una de 100 años, se observa que en los varones el cerebro pierde unos 100 gramos.

2. Menos materia gris

El cerebro puede perder algo de materia gris de manera selectiva en algunas zonas del cerebro, mientras que otras permanecen intactas. Estos cambios pueden venir acompañados de la pérdida de las habilidades ejecutivas y de la memoria en el corto plazo. Siempre se puede compensar con la experiencia y los recursos de los conocimientos previamente adquiridos. Por el contrario, hay algunas funciones que pueden optimizarse con el paso de los años. Todos habremos comprobado que hay mujeres de más de 70 que son imbatibles en dialéctica con argumentos altamente convincentes. Además, se mantienen intactas las habilidades en la memoria autobiográfica, las emociones y la capacidad de anticipación como fruto de la experiencia.

3. Merma del metabolismo

En algunas zonas del cerebro asociadas con la orientación espacial se observa una reducción del metabolismo de las neuronas. Es decir, las neuronas «comen» menos glucosa y respiran peor, lo que a la larga genera un agotamiento celular.

4. Las neuronas conversan menos

Se puede producir una disminución de la producción de neurotransmisores en la neurona que «envía mensajes» así como menor escucha de la que recibe el mensaje. Como consecuencia de ello, se dificultaría la comunicación óptima entre las neuronas..

5. Peor riego sanguíneo

Con el envejecimiento es más frecuente que se ralentice el flujo de sangre al cerebro como consecuencia de la pérdida de vasos sanguíneos y de alteraciones en las paredes de las arterias.

6. Se acumula «basura cerebral»

Como el cerebro trabaja mucho, también puede acumular más basura como los residuos del estrés oxidativo. Se puede así dificultar la funcionalidad de las neuronas.

La vida cerebral puede empezar a los setenta. Es el momento en el que se tiene más tiempo para uno mismo, para visitar a los amigos y para iniciar nuevas aventuras. Estos son los mejores antídotos del envejecimiento cerebral, es decir, mucha pata, poco plato, hablar con los demás y dormir bien. Los detalles para dominar el “anti-aging cerebral” lo tienes en mi libro “Dale vida a tu cerebro” (RocaEditorial).

Con todo ello, mucho de lo ocurra en el cerebro con el paso de los años va a depender de cómo nos alimentemos, del estilo de vida y de lo que cada uno haga con su cerebro a lo largo del día. Una pista: «Vivir con estrés y angustia diariamente, acorta la vida del cerebro».

En definitiva, en los años veinte del S.XXI el concepto de juventud ha pasado a ser un concepto relativo, y la eterna juventud es ahora una decisión personal.

Suscríbete para seguir leyendo