Entrevista | Celestino García de la Noceda Geólogo del IGME-CSIC

«La puesta en marcha de la geotermia es lenta y los periodos de cuatro años son peligrosos»

«En las Islas existe un potencial geotérmico para generar energía eléctrica que no es despreciable», afirma

El geólogo del IGME Celestino García de la Noceda.  | | E.D

El geólogo del IGME Celestino García de la Noceda. | | E.D

Verónica Pavés

Verónica Pavés

Celestino García de la Noceda lleva décadas dedicándose a estudiar la energía geotérmica en Canarias. Gran conocedor del potencial de las Islas considera que es el momento de que los gobiernos apuesten de manera decidida por conocer la viabilidad de esta energía renovable. 

¿Qué potencial geotérmico encierra Canarias?

Si hablamos de la geotermia para producir energía eléctrica, sabemos que en las islas existe un potencial que no es despreciable. Tenemos muchas esperanzas en lo que pueda haber en Tenerife y en La Palma porque entendemos que hay un recurso de alta temperatura que será capaz de producir electricidad. Hay menores expectativas en cuanto a temperatura en Gran Canaria, porque en niveles térmicos sería inferior al que se espera en las otras dos islas. Por último está Lanzarote porque tiene calor cerca de superficie que podría ser aprovechado con tecnologías más novedosas que se están desarrollando.

¿Canarias aprovecha de alguna manera este calor que emana de la tierra?

Hoy en día, Canarias explota y aprovecha algo de geotermia. Lo que pasa es que es lo que llamamos geotermia somera, de muy baja temperatura, que se utiliza normalmente para sistemas de climatización de hoteles. Hay una pequeña instalación de otro tipo montada en Lanzarote, en el Islote de Hilario en el Parque de Timanfaya, pero es una experiencia piloto que trata de aprovechar de las anomalías térmicas de su superficie con células termoeléctricas pueden generar electricidad gracias a la diferencia de temperatura entre dos placas.

¿Por qué se decidió empezar a estudiar el potencial geotérmico de las islas?

Los investigadores del Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC) empezaron a estudiar las Islas antes de 1950. Más tarde, a comienzos de los años 70, justo antes de la primera crisis de la energía se empieza a investigar este recurso en toda España. Canarias era un objetivo prioritario. Se empieza a trabajar en Lanzarote hasta que se produce un gran chasco con un sondeo a finales de los 70. Hoy en día podemos explicar el error. Simplemente estábamos ubicados muy cerca de donde la anomalía, pero en una rama descendente en un sistema convectivo que es fría, por lo que no se logró localizar el yacimiento a alta temperatura. En aquel momento no teníamos herramientas para tomar una decisión mejor. Después se investigó en Gran Canaria y, por último, se desarrollaron los estudios en Tenerife y La Palma.

Tenerife es la otra isla en la que se han hecho sondeos.

En Tenerife lo que se hizo fue un sondeo termométrico de pequeño diámetro, con máquina de perforación de tipo minero, llamada testigo continuo. Era una herramienta de pequeño diámetro y una profundidad limitada a unos 1.000 metros. No fue un sondeo profundo.

Usted estuvo en ese sondeo ¿cómo se sintió cuando llegaron a los últimos 160 kilómetros y vio que el gradiente térmico ascendía a 94ºC por kilómetro?

Cuando se perfora un sondeo, las medidas de temperatura –y por tanto de gradiente– se efectúan tras la operación de extracción de la sarta de la perforación. En suma, tras un tiempo de espera. La profundidad prevista del sondeo era la que se alcanzó y estaba limitada por la capacidad del equipo y por el presupuesto. El hecho de un cambio de tendencia en el gradiente en el tramo final de la perforación te deja siempre una gran duda y una sensación agridulce. Pero así es nuestro trabajo. Y eso te hace reflexionar de nuevo para explicar la situación e intentar avanzar.

¿Cómo fue la experiencia de esos primeros estudios de geotermia en Canarias? ¿Tenían el apoyo de instituciones o predicaban en el desierto?

Realmente hemos tenido períodos de apoyo y otros de falta de voluntad. Ha habido muchos altibajos. Pero sí es verdad que en la década de los 70 y los 80 tuvimos unos momentos álgidos para la geotermia. Desde hace ya más de una década, el apoyo de IDAE está siendo decisivo. Además, el Gobierno de Canarias se ha interesado mucho en los últimos años.

¿Por qué no se han realizado nuevos sondeos después de 1990 en Canarias?

En el caso de Tenerife se hizo ese sondeo con financiación que, en parte, provenía de Bruselas. Después también entró en la isla una empresa de origen australiano que ha estado trabajando en Canarias hasta tiempos bastante recientes. Hicieron campañas de investigación, de geofísica que completaban las que había hasta entonces y mejoraron la resolución. Esa empresa estuvo a punto de realizar algunas perforaciones más. Inicialmente en colaboración con Enel –actual propietaria de Unelco–. Pero, por razones que desconozco, no se llegó a cerrar el acuerdo y frenaron su colaboración. Nunca se llegó a hacer la perforación, aunque la compañía tanteó otras posibilidades de colaboración. Al final, la compañía, por razones que no tienen que ver ni con España ni con Canarias, decidió desmantelar su sede en España y abandona el tema.

Hay muchos lugares del mundo en los que la geotermia forma parte del mix energético desde hace décadas y, sin embargo, en Canarias, no se ha hecho todavía.

Yo tengo una explicación. Para actuar en geotermia hace falta una inversión importante. Una inversión que deben acometer las entidades públicas o las privadas. La forma en la que se realiza, además, determina la lentitud o la rapidez de la ejecución. En cualquier caso hace falta voluntad para llevarlos a cabo, algo que en estos momentos sí hay. Se ha aprovechado esta disponibilidad de fondos de Bruselas para lanzar este impulso de la geotermia, y así animar tanto al sector público como al privado a desarrollarlo. Es un tema que si se hubiera podido activar en este sentido se hubiera realizado antes. Para desarrollar la geotermia hace falta voluntad y fondos.

Tampoco me extraña. El coste de una única perforación se estima en 10 millones de euros.

Y con todo el riesgo que ello tiene, porque no siempre se acierta con el lugar idóneo, hay mucha incertidumbre. Nosotros somos como Santo Tomás, hasta que no metemos el dedo en la llaga no afirmamos nada. Nos lo creeremos cuando lleguemos ahí y, hasta entonces, puede ocurrir que alguno de los primeros sondeos no sea positivo. Es algo que hay que afrontar y claro, tanto para el inversor tanto público como privado se convierte en una Espada de Damocles. Acometer o tomar la decisión de invertir en geotermia es arriesgado, pero si se consigue logras tener disponibilidad de esta energía 24 horas, los 365 días al año. La geotermia sería maravillosa. En islas como La Palma seguramente cubriría un porcentaje muy elevado de la demanda. En las islas grandes la geotermia cubrirá una parte de la demanda con esta energía que, además, es regulable y no tiene problemas de almacenamiento como pueden tener otras.

¿Qué más bondades tiene la energía geotérmica?

La primera es que la tenemos ahí. Es nuestra, no dependemos de nadie. Es una energía que tiene unos costes iniciales importantes pero los costes de explotación son muy muy bajos. De hecho, la geotermia ha sido de las energías renovables con valores económicos más apreciados porque sus costes de producción son muy bajos. Desde el punto de vista ambiental, a pesar de que tengamos que hacer perforaciones, estas se pueden y se deben hacer con todas las garantías de tipo ambiental, con todas las medidas de seguridad y de prospección. Sabemos que Canarias tiene dificultades por los espacios protegidos importantes, pero incluso en esos espacios se podría.

¿Esta energía tiene algún pero?

Al aprovechar el calor del subsuelo, nos introducimos en los terrenos de Belcebú o el demonio. Esto aterroriza. Tenemos metido en nuestra mente que ahí abajo está el demonio y que, al aprovechar su calor, estamos haciendo un pacto con él. Al final ese es el rechazo mayor que encontramos para hacer actividades del tipo industrial y minero en el subsuelo. Pero se pueden hacer las cosas bien, con garantías de todo tipo. Se puede evitar las emisiones de ciertos gases y actuar para evitar cualquier tema de contaminación. Desde hace años los daños pueden ser minimizables y no perjudicar en absoluto en temas ambientales. Además, hay que tener en cuenta que la geotermia es una energía que se explota hoy en día pensando en el futuro. Es decir, no explotamos pensando en agotamiento de recurso, sino mantenerlo para que las futuras generaciones puedan hacer uso de él.

¿Ha perdido Canarias el tren de la geotermia?

Es posible que se haya desaprovechado alguna oportunidad anterior. Pero tenemos que ser realistas. Estamos en la situación en la que estamos y lo que tenemos que hacer es llegar a la mejor solución posible.

¿Sería preferible que fuera una entidad pública la que explotara la geotermia como ocurre en otros países?

Yo soy funcionario público y tengo un sentimiento de lo público bastante elevado y entiendo que lo público es importante. La colaboración pública-privada no me ofende en absoluto, siempre que podamos saber y controlar y qué no haya intereses especulativos.

¿Canarias se podría convertir en un referente en energía geotérmica como Islandia?

Islandia, o nuestras antípodas de Nueva Zelanda, son paraísos para la geotermia. Islandia está situada en plena dorsal oceánica entre dos placas tectónicas, es una situación increíble. Y, por supuesto, más favorable desde el punto de vista geológico que Canarias que son islas que se encuentran intraplaca. Pero en todo caso sería un referente. Si la tecnología que se está desarrollando en Lanzarote llegase a madurar, Canarias se convertiría en un referente a nivel mundial.

¿Cree que la energía somera se podría aprovechar más en Canarias?

El sistema que se ha implantado en las islas en las zonas costeras es una maravilla. Los resultados son evidentes. Económicamente, es una energía muy rentable, y se podría extender, porque no hay riesgo de afección por proximidad de otras instalaciones y demás. Se podría seguir insistiendo en que esto tiene un nicho de mercado, las islas tienen un mayor potencial de desarrollo.

¿Qué debería hacer Canarias para tratar de impulsar la geotermia ?

Uno de los problemas de la geotermia es que su puesta en marcha es un poco lenta y los periodos de cuatro años son peligrosísimos. Por eso hay que mantener el pulso desde que ahora mismo está dando la administración central, autonómica y cabildos. Es importante que se mantenga aunque haya cambios políticos, porque es un tema que nos afecta a todos y cualquier partido debe dar soluciones al tema energético.

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