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Jesús Pablo Rodríguez Pérez Jefe del grupo logístico XVI

Jesús Pablo Rodríguez Pérez: «El soldado canario es muy leal y cuando se despliega en el exterior deja huella»

«España ha demostrado sobradamente el compromiso que tiene con la seguridad y la paz internacional», afirma

El teniente coronel Jesús Pablo Rodríguez Pérez, jefe del Grupo Logístico XVI, en la Base General Alemán Ramírez. A.CRUZ

¿En qué misiones de mantenimiento de la paz de la ONU ha participado?

He participado en dos misiones con el Mando de Canarias, con la Brigada Canarias XVI. La primera fue la Operación Libre Hidalgo de mayo a noviembre del 2017. Estuve seis meses en el sur del Líbano. Mi puesto era comandante y jefe de operaciones futuras. Me dedicaba a coordinar todas las operaciones del batallón indio, indonesio, nepalí y español. Las patrullas a pie y las patrullas en vehículos de observación. Coordinaba las actividades de los cuatro batallones que tiene allí desplegado el general español en el sector Este. La segunda misión también fue la Operación Libre Hidalgo desde noviembre de 2021 hasta mayo del 2022, otros seis meses.

¿En el mismo puesto?

No. Ahí yo era el jefe de la unidad logística del contingente español. Estaba encargado fundamentalmente del abastecimiento, del mantenimiento, el transporte y la sanidad de todo el contingente. He estado en dos puestos diferentes, uno dentro del cuartel general, coordinando las operaciones de los batallones extranjeros y español, y otro como jefe de la unidad logística.

¿Son sus únicas misiones en el extranjero?

Llevo cinco misiones en el extranjero. Dos en Afganistán, con la OTAN. Dos de Naciones Unidas, en el Líbano, y otra de la OTAN en Irak. La primera fue en Afganistán en noviembre de 2007 y la segunda en 2013. La tercera fue en el Líbano en el 2017 y la cuarta en 2019 en Irak. La última en 2021. Las tres últimas han sido muy seguidas, prácticamente he hecho tres misiones en cinco años. En cada una ocupando un puesto diferente, como es lógico. Primero de capitán, después de comandante y en la última ya de teniente coronel.

Las tropas canarias han formado parte de los cascos azules en dos ocasiones en el Líbano. ¿Los isleños lideraron alguna de las misiones?

Hay un enfrentamiento entre Israel y el Líbano en la zona y, con la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas de 2006, lo que se busca es crear una fuerza internacional para intentar solventar este problema. España se mete de lleno en esta operación y se le da uno de los dos sectores, el Este. Por lo que un general manda a unos 3.500 hombres. Hay otro batallón indio, uno nepalí, uno indonesio y también personal de Serbia, de Brasil, del Salvador y de China. Y estas dos misiones que se han llevado con las tropas canarias, las lidera un general español. Uno de ellos fue el general Armada Vázquez y el otro, Venancio Aguado de Diego. Los dos han sido jefes de la Brigada Canarias XVI.

¿Qué importancia tiene que los canarios participen en este tipo de misiones de paz?

Es muy importante que el soldado canario participe en este tipo de misiones. El soldado canario es un muy leal, muy buen compañero. Tanto las tropas españolas como las isleñas. Cuando nos desplegamos, ya sea en Mali, en Afganistán, en Irak o incluso en el Líbano, dejamos huella por la forma que tenemos de ser.

¿Cree realmente que este tipo de misiones sirven para mantener la paz internacional?

Yo creo que sí, por supuesto. Al final, España ha demostrado sobradamente el compromiso que tiene con la seguridad internacional y con la paz. En el Líbano se contribuye a garantizar la paz y la estabilidad en esa zona tan conflictiva de la frontera con Israel. Yo considero que es muy importante estar desplegado.

Si no estuvieran los cascos azules, ¿la situación sería diferente?

Eso es. Las unidades desplegadas allí vigilan el cese de las hostilidades y han apoyado al ejército libanés para que se despliegue en el sur del Líbano y que las fuerzas israelitas dejen la zona y se vayan a su país. Además, se presta apoyo a la población libanesa desplazada para que vuelvan a sus casas y la presencia allí también sirve para dar una sensación de seguridad en el sur. Y, por último, también se presta apoyo al gobierno libanés cuando él lo solicita para intentar, entre otras cosas, que por la frontera no haya tráfico de armas o de algún material que no tienen ellos controlado. La labor fundamental es finalmente garantizar la paz y la estabilidad en esta región tan sensible.

¿Todos los isleños tenían allí las mismas funciones?

El objetivo de todos es salvaguardar la paz y la estabilidad, pero cada uno tenemos un papel específico dentro. Algunos son conductores, otros enfermeros, otros tiradores, etc. En mi caso me encargué de la logística. Tenía personal de mantenimiento y nos encargamos del mantenimiento de los vehículos, de los frigoríficos, de los grupos electrógenos, del armamento, de las transmisiones, etc. Tenía otro equipo de abastecimiento y otra unidad de transporte, de personal y de carga. Y también a mi cargo había una unidad de sanidad, con médicos y enfermeros, con psicólogos, con veterinarios. Prácticamente yo era el encargado de toda la logística, de coordinar todas las actividades del contingente español.

¿Por qué cree que le asignaron el Líbano y no otra misión?

En Canarias hacemos las misiones ONU que están vigentes, que tenemos en España. Hay otras misiones de la Unión Europea y de la OTAN y Canarias ha participado en algunas de ellas. En Afganistán, en Irak, hace muchos años en Bosnia, en Kosovo y en Mali. Abarcamos todo tipo de misiones. Si es verdad que de Naciones Unidas ahora mismo la misión activa es la del Líbano. Pero sí que seguimos abarcando el resto.

¿Cómo es el día a día allí?

Es muy importante la cohesión. Antes de irnos desplegados hacemos una fase de preparación y de alistamiento del personal, cada uno con su puesto específico y es muy importante la cohesión de la unidad porque al final nos vamos seis meses fuera de casa. La familia militar es nuestra segunda familia. La mayoría de las misiones se hacen durante el día, aunque estamos en la alerta siempre, 24 horas los siete días a la semana. Y durante la noche cada uno descansa en su habitación.

¿Y tienen tiempo libre?

Hay tiempo libre, como es lógico, y se intenta que el personal no esté con mucho tiempo de asueto. También es verdad que es diferente el día a día de un enfermero que el de un conductor. Cada uno tiene su papel específico. Yo intentaba hacer una rutina diaria con ejercicio cuatro días a la semana, una carrera o ir al gimnasio, para mantener la mente espabilada y sana. Después una ducha, un desayuno y ya empezaba mis labores como jefe de la unidad logística durante la mañana y la tarde. Por la noche se descansa y también suele haber un día de más tranquilidad, que suele ser los domingos para que la gente también desconecte.

¿Pueden salir?

En el Líbano no se podía salir de la base. Pero bueno, tener un día más libre siempre está bien para que no sea siempre trabajo y trabajo las 24 horas.

¿Los civiles aceptan bien la presencia de este tipo de unidades en sus países?

Pues, a pesar de que llevamos desde el 2006 desplegados en el Líbano, el trato con la población es exquisito, es excelente. Al final, ellos saben que tenemos que estar allí, saben que es por su seguridad y lo agradecen. Hay muestras infinitas de cariño hacia el contingente español y hacia el resto del contingente de otros países.

¿Qué aprendizaje se trajo de allí?

Se aprende en el día a día. Tanto aquí como en zona operaciones. Se aprende de tu trabajo, de tus compañeros, de tu subordinado y de tu superior. Y sobre todo también se aprende de la forma de trabajar o de los medios, las capacidades, de los procedimientos que tienen los otros países extranjeros que trabajan contigo. Y al final los valores como es la cohesión, la disciplina o el compañerismo, intrínsecos a la profesión militar, se intensifican mucho más en zona de operaciones porque estamos viviendo seis meses y es tu segunda familia.

Animaría al resto a participar en este tipo de misiones...

Yo llevo solo cinco misiones, no sé si son muchas o pocas, pero yo sí que animo a los militares a participar en este tipo de misiones porque no solo se aprende profesionalmente, sino personalmente. Al final, uno sale de la zona de confort. Estamos acostumbrados al trabajo, a la familia, al fin de semana, a las vacaciones y, cuando uno va a otro país y ve la realidad, se da cuenta de que muchas veces no vemos lo bueno que tenemos aquí en España y en Canarias. Son países más pobres, en conflicto, y aprendes a valorar lo que hay en casa.

¿Eso es lo que le empuja a aceptar nuevas misiones en el extranjero?

Eso depende también de cuando salen las unidades, no de la persona. Depende del plan de disponibilidad de España. Hay una serie de misiones en España y van rotando. Cuando llega a Canarias, pues ahí te cogen o no, tú decides si ir o no. Sale la oportunidad y uno la aprovecha. También hay que ver la situación familiar de cada uno.

¿Los militares canarios tienen ganas de participar en este tipo de operaciones o impera el miedo?

El personal quiere ir, es voluntario. El personal canario es un currante, un trabajador, disciplinado. Quiere aprender e ir de misión y quiere salir de la zona de confort. Hay de todo, pero en general quieren salir y hacer cosas diferentes y nuevas para apoyar a la población de estos países. Y trabajar para mejorar la seguridad de España y la seguridad internacional.

Entiendo que no todo es bueno. ¿Recuerda algún momento especialmente complicado?

En la última misión del Líbano nos fuimos a final del 2021 y había muchos casos de covid allí. Entonces, antes de desplegarnos a zona de operaciones, tuvimos que hacer una cuarentena en casa y, al llegar allí a la base, también tuvimos que hacer otra. El objetivo era no perder capacidad operativa de las unidades y se tomó la decisión de intentar hacer todo por grupos estancos. Trabajar, dormir, hacer educación física. Todas las actividades en grupos de cuatro o cinco personas. Fue durante dos o tres meses, fue una medida muy restrictiva. La verdad que fue dura porque estar siempre con las mismas personas intentando no relacionarse con el resto fue complicado, pero al final valió la pena porque contuvimos el virus.

Y en la calle, ¿vivió algún momento de tensión?

No, con las dos del Líbano la verdad es que estuvo todo bastante controlado. No pongo la mano en el fuego, pero son misiones bastante tranquilas. Lleva desde 2006, ya está implementada, es decir, que el personal sabe dónde va, lo que tiene que hacer y no hay unas misiones así muy descontroladas.

Pero sí vivió momentos más tensos en las otras misiones...

Hay momentos más tensos, en todos sitios hay riesgos, como es lógico. Es inherente a esta profesión, igual que el bombero o el policía. Pero nuestra preparación es constante, intensa y completa. Seis meses antes nos preparamos para la misión y los medios que tenemos en estas operaciones son los idóneos para cumplirla. Sí que hay riesgos, como es lógico, pero al final se asumen.

¿Le queda alguna misión pendiente?

Veremos, veremos. Yo ahora mismo dejo el mando del Grupo Logístico XVI, desconozco cuál va a ser mi futuro. Después de hacer cinco misiones en Asia, se queda uno con la espinita clavada de alguna misión en África. Pero bueno, el tiempo dirá.

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