Enfoques | Degradación del litoral canario
Destrucción costera: el precio del turismo descontrolado en Canarias
Los expertos de las universidades del Archipiélago alertan de que alrededor del 58% del litoral ubicado en núcleos turistificados sufre alteraciones en cuanto al color y el sustrato del sedimento
"Los empresarios deben entender que en su propio bien está reconciliar el turismo con la naturaleza y la sociedad"

El tsunami turístico colapsa la costa canaria / La Provincia
Un recurso agotable que acabará por desaparecer. La paradoja de la explotación como principal activo turístico conducirá al litoral canario a morir de éxito. Ni una previsible subida del nivel del mar causada por la crisis climática, ni tampoco los desastres naturales se perfilan como los únicos responsables: los estudios académicos apuntan al impacto del sector turístico como la principal causa del deterioro costero.
Los rápidos procesos de edificación hotelera que comenzaron a proyectarse en la década de los 60 cambiaron por completo el paisaje natural de áreas que en la actualidad se configuran como los principales núcleos urbano-turísticos. Emplazamientos como Maspalomas, Puerto de Mogán, Adeje o Arona urbanizaron entonces su suelo para convertirse en la imagen de ‘la marca Canarias’.
Estos 'puntos calientes' disgregados entre los 1.550 kilómetros de litoral canario, suponen uno de los activos más preciados en la promoción del modelo de sol y playa. Un factor clave que lleva a afirmar a investigadores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) que alrededor del 58% de las playas urbanas situadas en La Palma, Tenerife y Fuerteventura han sufrido transformaciones, produciéndose alteraciones y cambios en el sustrato y color del sedimento respecto al que se apreciaba hace 65 años en condiciones naturales.
La acción antrópica asociada a la turistificación de un territorio modifica el ecosistema natural, como es el caso de la playa del Duque en Adeje, un paraje que originalmente era de callados, pero que se alteró para ser una playa artificial. Lo mismo sucede con otras partes del litoral canario que se encontraban en desembocaduras de barrancos, como la playa de Las Teresitas, o Anfi del Mar y Taurito, en Gran Canaria. “Hasta la fecha, la gestión de esta actividad económica ha estado basada en la creación de paquetes turísticos a través de la constante transformación de playas, y no en la promoción de los atributos naturales presentes en un territorio”, argumenta una de las voces coordinadoras de la investigación, Leví García, geógrafo del Instituto Universitario de Oceanografía y Cambio Global (IOCAG).
Pero, ¿el daño es irreversible? Devolver a la costa urbanizada a su estado original es para los expertos un gran improbable. Tras seis décadas de crecimiento turístico en las Islas Canarias, la comparativa de imágenes satélite pone de manifiesto el cambio generacional de las playas, en donde las más perjudicadas son las de aspecto 'caribeño', es decir, las de arena dorada o blanca. Y es que el litoral más sensible a sufrir variaciones se encuentra precisamente en zonas asociadas al hospedaje.
La degradación del litoral pone en entredicho la viabilidad de que este recurso finito y escaso mantenga su grifo económico abierto eternamente, como parte de un modelo que, paradójicamente, le lleva a destruirse a sí mismo. Precisamente, una de las soluciones que se proponen para "descongestionar" estos parajes, es el cese de la actividad antropogénica. Un hecho que se pone especialmente de relieve en las playas artificiales, áreas que en su estado original no estaban destinadas a ser accesibles o usadas para el turismo masivo.
El litoral de las islas más turistificadas, como es el caso de Tenerife, presenta una mayor tendencia a sufrir alteraciones por la artificialización del paisaje, mientras que La Palma mantiene una gran superficie de playas naturales
"Si en playas como Las Teresitas no existe arena de manera natural, es porque las concisiones geológicas, tanto marinas como terrestres, no lo permiten", alega Tavío. Por este motivo, el mantenimiento de la costa artificial es un proceso que conlleva la creación de una infraestructura, como rompeolas o diques, que disminuyan los efectos de las mareas y movimientos del fondo arenoso.
Incongruencias
A pesar de que la turistificación en las Islas Canarias está relacionada con la construcción de infraestructuras como escolleras o la creación de playas artificiales diseñadas para ajustarse a las preferencias estéticas del turista, existen incongruencias en la forma en que se promociona el destino. Los valores asociados a la imagen de un punto turístico que se aprecian en la narrativa publicitaria se configuran en torno a la idea de un paraje virgen y natural.
La promoción turística suele destacar la belleza prístina y salvaje del territorio, ensalzando su carácter intacto, cuando en realidad muchas de las zonas costeras se han intervenido manera significativa. Este contraste pone de manifiesto una "contradicción en la narrativa turística": se ofrecen entornos artificiales a visitantes cuya llegada y disfrute depende de la alteración de esos mismos paisajes.
Sin embargo, el paisaje costero del Archipiélago encierra en sí mismo una gran variedad de ecosistemas. La imagen ‘tropicalizada’, de orillas blanquecinas y aguas turquesas, dista de ser una fiel representante de la diversa realidad dibujada en los paisajes. Según un informe sobre biodiversidad del Instituto Universitario de Estudios Ambientales y Recursos Naturales de la ULPGC, Canarias representa tan solo el 1,5% del territorio español, pero se erige como la comunidad autónoma que alberga más de la mitad de los endemismos vegetales del país. Además, acoge 24 de los 125 hábitats naturales incluidos en la Red Europea Natura 2000 y cuatro de los 15 parques nacionales de España, ubicados en Lanzarote, Tenerife, La Gomera y La Palma.
Debido a su origen volcánico, el litoral de Canarias tiende a estar compuesto de rocas y altos, donde las playas de arena o callados representan únicamente un 17% del perímetro. Tenerife, al ser una de las islas con mayor afluencia turística en Canarias, experimenta una intensa transformación de su entorno costero. El crecimiento exponencial de la industria turística en las últimas décadas impulsó esta modificación significativa del litoral, generando un impacto visible en su paisaje natural y sus ecosistemas que los investigadores estudian mediante ortofotografías.
A través del Catálogo General de Playas, el centro examina la degradación del litoral canario en tres islas del Archipiélago con paisajes desiguales: La Palma, Tenerife y Fuerteventura. En cuanto a 'La Isla Bonita', se distingue por ser la más joven y occidental del Archipiélago, además de representar el mayor porcentaje de superficie ocupada por playas naturales, con un 74%. Al ser de naturaleza volcánica, en su litoral se levantan imponentes acantilados, interrumpidos a veces por deltas de lava -formaciones rocosas originadas por la colisión de la colada de un volcán con el mar-. Un caso que se ajusta a esta descripción precisa es la de la playa de Tazacorte.
Las intervenciones asociadas a la acción humana implican la importación de arena desde otras partes del mundo, a menudo África, además de la construcción de los ya mencionados espigones para estabilizar el ecosistema artificial. Aunque estas modificaciones han hecho posible el uso turístico de lugares antes inhóspitos, alteran de manera irreversible la dinámica natural de la costa, afectando tanto a los ecosistemas marinos como terrestres. La erosión costera se ha acelerado en varias áreas, y la biodiversidad local ha sufrido una disminución debido a la artificialización del entorno.
En el extremo opuesto, un 10% de playas majoreras han sufrido algún tipo de modificación del terreno, con predominancia de playas semiurbanas. Fuerteventura es el caso de estudio con la mayor superficie de playas naturales, además de distinguirse por su litoral de arena blanca o mixta.
Cinco meses después de las manifestaciones en contra del modelo de sol y playa, el turismo juega una doble carta como catalizador de problemas sociales y principal motor económico del Archipiélago, que ya recoge un gasto histórico por visitante que suma 13.025 millones de euros, según indican las estadísticas de Frontur, a través del INE, y de Promotur, con apoyo del Istac.
La industria por antonomasia en el Archipiélago avanza incontenible hacia su meta de batir la cifra récord de 16,2 millones de visitantes, registrada el año pasado. Los datos auguran máximos históricos en una semana clave para el sector: cinco meses después de los impactos de la turistificación en las Islas Canarias se resignificaron a golpe de manifestación, las mismas organizaciones convocantes de Canarias tiene un límite organizan otras protesta, esta vez en los puntos más turísticos del Archipiélago.
El llamamiento coincide con la celebración del Día Mundial del Turismo, celebrado el viernes 27 de septiembre, bajo las demandas de un cambio de modelo más sostenible. Una semana enturbiada, en la que la consejera de Turismo y Empleo del Gobierno de Canarias, Jessica De León Verdugo, dio 'carpetazo' a las reclamaciones de moratoria turística, mientras el Tribunal Constitucional dejaba en manos del Ministerio para la Transición Ecológica la demolición del Hotel Riu Oliva Beach de las dunas de Corralejo, aflorando de nuevo las vicisitudes entre el Ejecutivo regional y el Estado.
La nueva línea de estudio desarrollada por el grupo tiene su germen en la repercusión internacional del 20 de abril. "¿La costa tiene un límite? Sí, por eso no podemos seguir aspirando a ser el Caribe". A raíz del informe titulado Uso y transformación de las playas como recurso turístico por promotores y gestores en las islas oceánicas. Un conflicto por la conservación del geopatrimonio y las preferencias sociales en Canarias, los investigadores se preguntan ahora: ¿Dónde ha ido la población residente que visitaba las playas artificiales antes de que fueran lugares turistificados?
Hoteles, avenidas, kioscos y demás infraestructuras de playa asociada al sector servicios se asienta en el escenario costero, añadiendo presión demográfica, o bien impidiendo el correcto desplazamiento de la arena. Las playas se transforman de acuerdo a las demandas de la industria turística y los expertos afirman que este proceso no solo genera un impacto ambiental, sino también una creciente preocupación entre la población local por un "modelo insostenible a largo plazo si no se adoptan medidas correctivas". "El urbanismo que desarrollamos en las zonas turísticas dista mucho de añadirle valor a la naturaleza", sentencia el catedrático de Marketing Turístico de la ULPGC, Sergio Moreno.
El modelo de sol y playa busca ajustar los ecosistemas de acuerdo con los intereses de los visitantes, que prefieren las costas de arena dorada o blanca, mientras que en los residentes no se percibe ninguna preferencia sobre dónde tomar el sol
Además, los cambios en la orografía del litoral influye en la riqueza que a simple vista no llega a verse: la marina. El cambio climático es otro de los agentes indiscutibles que contribuyen de manera crucial en la desaparición del litoral canario tal y como se conoce. Esto se refiere a una reducción en el número de playas, su superficie, además de la temperatura y acidez del agua salada, que se ponen de manifiesto en las manchas marinas de microalgas asociadas al 'bloom' de cianobacterias.
"Para cambiar el modelo de negocio hay que entender la playa como una unidad de gestión jurídica, administrativa, medioambiental, económica y social. Diversificar el sector pasa antes por un modelo integral de la costa y de las playas", apunta. Repensar cómo se concibe el modelo turístico es una necesidad de cambio reactivo "que viene impuesta por el cambio climático".
La búsqueda de otros modelos turísticos menos agresivos con el medioambiente sitúan a la actividad del geoturismo como protagonista. Sin embargo, cambiar un modelo estructural afincado desde hace décadas en el Archipiélago, además de una gran dependencia del sector turístico, reflejada en el elevado peso del comercio, el transporte, la hostelería y el ocio (37,8% del PIB vs. 28,4% en España). "Las playas cumplen un papel fundamental en la diversificación de la propia economía", apunta el catedrático.
Un objetivo a conseguir es que los turistas que se hospedan en Canarias creen una consciencia sensible con los espacios naturales y puedan apreciar los puntos turísticos más allá de su belleza estética. Hecho que ya se traduce en la creación de nuevos eslóganes publicitarios como Respeta el medioambiente de las islas y ellas te abrirán su corazón, seleccionado por Turismo de Islas Canarias. En este sentido, Moreno reimagina el turismo por la implantación de una dinámica que ya se emplea en Hawái, donde los visitantes pagan una tarifa de entrada a la Bahía de Hanauma, un espacio natural protegido donde se atiende al turista proporcionándoles información con centros de interpretación y pautas de comportamiento. "No vas a la playa solamente para disfrutar de ella, sino desde el respeto y el aprecio al territorio".
Dinámicas como esta podrían aplicarse a lugares que forman parte del patrimonio cultural del Archipiélago que disponen de entrada regulada, como es el caso de la playa de Papagayo en Lanzarote, según señala el catedrático. "Cuando entras no sabes bien por qué pagas, ni entiendes que ahí se ubica el monumento natural de Los Ajaches".
¿Afecta en el residente la publicidad turística?
Desde que la expansión turística comenzara, el desarrollo de la 'marca Canarias' estuvo asociada a una especial apuesta por la publicidad. Lo que se entiende en el extranjero por el concepto de "Islas Canarias" se construye a partir del llamado posicionamiento e imagen, con campañas publicitarias con eslóganes como "Islas Canarias, latitud de vida". Sin embargo, este proceso de comunicación afecta de manera colateral a la percepción propia de los residentes, "quienes en muchos casos desconocen los propios atractivos locales".
No obstante, aunque la 'cultura de playa' y el "qué suerte vivir aquí porque hace buen tiempo", son premisas que calan hondo en la idiosincrasia de los propios residentes, la investigación del IOCAG concluye que la promoción turística de Canarias no se ha ejecutado de acuerdo a los intereses de los locales, quienes muestran un espectro de preferencia más variopinto según el color de la arena y la orografía de la playa, a diferencia de los turistas.
"A veces sobreestimamos lo que quiere el visitante e infravaloramos el contexto. Si somos capaces de poner en valor por qué la arena es de color negro, podremos proteger mejor el territorio", El desarrollo de un nuevo modelo de gestión pasa por el empoderamiento de conceptos identitarios y culturales. ¿Las soluciones a esta problemática? El neuromarketing aplicado al turismo y la preservación de los pocos entornos vírgenes que quedan en el Archipiélago.
El pasado 20 de abril, los efectos del turismo dejaron de ser una charla trivial de sobremesa para convertirse en un tema candente en el debate político. Las protestas en Canarias, aunque resonaron con fuerza, parecen tener un eco limitado, en donde el verdadero estruendo se escucha en las nuevas líneas de investigación que nacen a raíz de esta crisis. El oxímoron asociado a la costa canaria y su ‘morir de éxito’ queda lejos de ser un recurso literario. Lo que alguna vez fue un paraíso natural, ahora corre el riesgo de sucumbir bajo el peso del turismo de masas, condenado a destruir aquello que lo hizo único.
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