Los ‘boomers’ cuelgan la tiza
Las jubilaciones masivas del ‘baby boom’ acaban con la última generación de profesores que vio nacer y ha moldeado la educación de los canarios durante las últimas tres décadas

Los ‘boomers’ cuelgan la tiza / Adae Santana

La educación canaria está absorta en un cambio de ciclo. La generación de profesores de la tiza y la pizarra, la que vio nacer la educación isleña y que ha sido responsable de formar a miles de canarios, se está retirando. En los últimos cuatro años, la Consejería de Educación ha contabilizado más de 3.500 bajas de los docentes que cumplen 30 o 40 años de servicio. Los mismos que a finales de los 80 y principios de los 90 se tuvieron que incorporar de forma masiva a las aulas isleñas para afrontar uno de los retos más ambiciosos que ha tenido nunca la educación canaria: acabar con el analfabetismo.
La generación del baby boom que se incorporó en masa a las aulas después de que Canarias asumiera las competencias en educación en 1983, se marcha tranquila y satisfecha por su labor. Los profes han cumplido con creces la tarea que les fue encomendada al inicio de sus carreras. Y la muestra es que a día de hoy es casi imposible encontrar a un isleño que no sepa leer ni escribir.
No era una demanda sencilla de satisfacer. «Canarias era por aquel entonces la región con más analfabetismo de España, con tasas que rozaban el 12% de la población», explica el investigador del Grupo Interdisciplinar de Investigación sobre el pasado Educativo de la Universidad de La Laguna (ULL), Jaime Bernal. Con el traspaso de competencias se abrían las puertas a mejorar la situación y abrir una nueva etapa en el Archipiélago. La Administración autonómica se propuso entonces tejer una red pública de educación sólida que alcanzara todos los rincones de las Islas. «Al asumir las competencias educativas se agilizaron los trámites para crear nuevos centros», destaca Bernal.
Canarias se puso manos a la obra para planificar los nuevos colegios e institutos que repartiría por todo el Archipiélago hasta llegar a los 871 que funcionan actualmente. Pero un crecimiento tan abrupto como el que contemplaba el Archipiélago requeriría algo más que una adecuada planificación territorial: profesionales. «Es entonces cuando la Administración canaria decide aumentar el número de plazas disponibles en la Escuela de Magisterio y obligar al profesorado que había ejercido durante la dictadura a realizar un proceso de reciclaje, para adaptarlos a una enseñanza más democrática e igualitaria», revela Bernal. Los profesores que acudieron a la llamada urgente de incorporación a las aulas fueron los nacidos entre los 60 y los 70. Los conocidos como boomers. Los mismos que hoy cuelgan la tiza y dejan paso a una nueva generación.
Sacar a la población del analfabetismo solo fueron los cimientos sobre los que se sostendría el sistema educativo canaria. Para que se haya mantenido en pie tantas décadas, la generación que ha visto crecer el sistema educativo canario también ha tenido que enfrentarse a retos que jamás se hubieran planteado, como la irrupción de las nuevas tecnologías, las continuas adaptaciones a las leyes educativas nacionales o la integración abrupta de la formación a distancia.
«Hemos tenido un recorrido inmenso», rememora Charina Medina, profesora jubilada de Literatura del IES Vega de San Mateo, en Gran Canaria. Ella fue una de esas jóvenes entusiastas que entró en los años 90 a dar clase en la recién nacida enseñanza pública canaria. Nunca se desvió de su propósito pues, desde muy joven sus padres le inculcaron que el lugar adecuado para aprender era aquel en el que «entraran todos». Pese a ser muchos los recuerdos que atesora de su etapa como docente, para la eternamente optimista Charina Medina los más vívidos son aquellos referentes a los retos tecnológicos a los que se ha tenido que enfrentar en estos 30 años de enseñanza.
«Cuando empezamos éramos los profes de tiza y pizarra, y preparábamos nuestras actividades con máquina de escribir», rememora. La única manera de acercar a los estudiantes al mundo era describirlo a viva voz, ahora basta un click para que pueda viajar a cualquier obra de arte, museo o lugar del planeta. «Los límites han desaparecido», destaca la profesora. También rememora la pandemia de coronavirus. Un momento que califica de «transformador». «Nos enseñó que todo cambia en un instante», sentencia y concluye: «cuando trabajas en educación debes ser consciente de que la magia existe».
Los comienzos fueron aún más difíciles en la Formación Profesional, que por aquel entonces estaba más cerca de ser un experimento que una verdadera apuesta educativa. Jesús Ruiz, ex docente del CIFP Virgen de Candelaria, fue uno de los primeros que, hace 32 años, aterrizó en unas clases repletas de ‘balas perdidas’ a los que se les daba una segunda oportunidad formativa. «Yo fui uno de los primeros en poner en marcha en Canarias la FP de actividades físicas que en ese momento no existía», resalta Ruiz. Tras terminar la carrera en Madrid, llegó a las Islas atraído por esa inminente necesidad de dotar a los nuevos centros públicos de profesionales. «Cuando empecé a trabajar todo estaba por construir», revela Ruiz.
Durante las tres últimas décadas ha podido ver cómo la FP ha conseguido revalorizarse, aunque admite que «aún arrastra» alguna de las concepciones del pasado que la hacían una enseñanza para «quienes no valían». Su empeño por sacar lo mejor de esta modalidad ha cristalizado en una consolidada FP de Actividades Físicas con la que Ruiz ha llegado a crear escuela.
Un nuevo ciclo
Con la marcha en masa de estos veteranos profesores, el sistema educativo canario lucha por no quedarse huérfano. El proceso de jubilación ha sido especialmente acusado en el cuerpo de Maestros de infantil y primaria y en el de Profesores de Enseñanza Secundaria. Entre 2020 y 2023, según los datos proporcionados por la Dirección General de Profesorado de la Consejería de Educación, 3.779 personas se han dado de baja del sistema de enseñanza público. De ellos, 3.575 (el 94%) lo han hecho por jubilación. Desde 2014, Canarias ha jubilado a 9.003 de aquellos profesores que moldearon a la sociedad canaria en los primeros años de vida de esta nueva educación adaptada a las necesidades del territorio.
En estos momentos, además, el 52% del profesorado que ejerce su actividad en Canarias es mayor de 50 años y dado que la mayoría se acoge al derecho de jubilación a los 60 años con 31 de servicio, en el plazo de diez años se va a tener que renovar a más de la mitad del personal docente en las Islas.
Desde 2014, Canarias ha jubilado a 9.003 de aquellos profesores que moldearon a la sociedad canaria y, teniendo en cuenta la media de edad de la plantilla, se espera que en un plazo de diez años se retire más de la mitad de los docentes que hoy ejercen en los centros educativos
«Nuestro empeño en los últimos años ha estado solo en reponer estas plazas, sino incrementar la plantilla», asegura Mónica Ramírez, directora general de Personal y Formación del Profesorado. De ahí que en los últimos años se hayan tomado medidas extraordinarias para evitar que esta merma influya en la calidad educativa, ya sea abriendo o ampliando listas de contratación u organizando ofertas públicas de empleo más recurrentes para estabilizar al personal interino. Así, Canarias ha logrado no solo mantener a flote la plantilla en los tres últimos cursos, sino también incrementarla. A día de hoy, el Archipiélago cuenta con más de 28.500 docentes en las enseñanzas de régimen general y especial, y gracias a la incorporación de nuevos docentes ha logrado reducir el número medio de alumnos por profesor a la cifra más baja en 34 años: 9,5 estudiantes.
Sin embargo, planificar la contratación para cubrir rápido las jubilaciones es solo una de las piezas de este intrincado engranaje para mantener la calidad educativa. La otra es reducir al máximo la interinidad. Así lo expone Bernal que insiste que «para mantener la calidad es necesario, al menos, que la plantilla se mantenga».
Como añade Yasmina Álvarez, investigadora del Departamento de Historia y Filosofía de la Ciencia, la Educación y el Lenguaje de la ULL, no solo es fundamental «no aprovechar las jubilaciones para reducir plantillas» sino evitar que dicho reemplazo sea asumido por personal interino. «La interinidad está sujeta a la rotación y sabemos que el hecho de no tener un equipo docente fijo puede resentir la calidad educativa», insiste Álvarez. Y es que, en un centro en el que no exista un equipo fijo, es muy difícil mantener un proyecto de aprendizaje en el tiempo. «La interinidad debería ser excepcional y ser una figura para cubrir bajas», insiste Álvarez.
Suspenso en interinidad
Pese a que desde 2021 se alcanzó un acuerdo para reducir la temporalidad en las administraciones públicas hasta el 8% -para cumplir con las indicaciones de la Unión Europea-, Canarias aún no ha logrado por el momento, satisfacer este requisito. Según el informe ¿Cuánto trabaja el profesorado?’ publicado por la Federación de Enseñanza de Comisiones Obreras (CC OO), Canarias es la comunidad autónoma con mayor tasa de interinidad de España. En concreto, a septiembre de 2024 el 47,3% de los docentes eran temporales, frente al 26,9% de la media nacional. Esto supone que al menos 13.500 docentes se encuentran en situación de inestabilidad y, para cumplir el límite del 8% de temporalidad en la administración pública, se requeriría que esta cifra se situase en 2.296.
Este mismo informe advierte de que Canarias arrastra un déficit de 5.450 profesores para bajar los ratios y mejorar la atención a la diversidad, así como mitigar la sobrecarga del profesorado. La Consejería de Educación, sin embargo, no cesa en su empeño de revertir la situación y, desde entonces, ha publicado varios concursos-oposición que han permitido a muchos adquirir una plaza de funcionario. «En los últimos años siempre hemos ofertado el 120% de las plazas que se quedaban vacantes por jubilaciones u otro motivo de baja», insiste Ramírez. Sobre la interinidad, la directora general insiste en que una vez se resuelvan los procesos en marcha -algo que ocurrirá en pocas semanas-, la tasa se reducirá hasta el 27%. No obstante, como recuerda la responsable del área «la interinidad siempre está subiendo».
El futuro de la educación
Pero las jubilaciones masivas no son el único factor que configura el profundo cambio que está sufriendo la educación. Desde hace unos años, y en mayor medida con la publicación de la Lomloe (Ley Orgánica por la que se modifica la Ley Orgánica de Educación), se quiere transitar hacia un modelo de aprendizaje que no se base en la adquisición de conocimientos a través de los métodos propios de la disciplina científica, sino en la adquisición de competencias.
Esta última legislación rige, además, gran parte de las acciones hacia las que debe avanzar el ámbito educativo. Así, se ha modernizado para incluir en sus planes didácticos acciones para avanzar hacia la igualdad social, comprometiéndose a reducir la brecha de género existente en el acceso a distintas carreras, como las científico-técnicas. También se aspira a potenciar la competencia digital de los alumnos en las aulas, lo que ha obligado, a su vez, a formar al profesorado en las Tecnologías de la Información.
Bernal y Álvarez advierten de que este esfuerzo administrativo -que ya lleva 15 años de recorrido-, sin embargo, no ha calado de la misma manera en todos los centros. «Existe mucha disparidad, y por ejemplo, a día de hoy, los centros privados o concertados trabajan mucho más con las TIC que los públicos», sentencian. Los investigadores por ello invitan a reflexionar sobre la idea de tecnificar los espacios educativos. «Más que eso tendríamos que debatir sobre cómo enseñar a las nuevas generaciones una ética responsable sobre la misma», indican.
El día a día ha mostrado a los docentes que los retos del futuro van más allá del cambio impuesto desde el Estado. Los profesores se enfrentan a aulas cada vez más diversas, con alumnado que procede de todo tipo de culturas; a la transmisión perniciosa de información en las redes sociales; y a la necesidad de que las nuevas generaciones sean más conscientes de la responsabilidad que tienen con el medioambiente.
Para preparar a las nuevas generaciones para el futuro que se vislumbra, los expertos insisten en que solo hay un camino: «fomentar el pensamiento crítico y la reflexión». «El alumnado es nativo digital y esto va a seguir creciendo, los centros y las familias deben dar una respuesta», concluye Álvarez.
Pese a los retos de futuro, tras más de 30 años dedicados a educar a tres generaciones de canarios con los vaivenes propios de la política educativa y del desarrollo tecnológico, los profesores se jubilan con la garantía de que el futuro está asegurado. «Me voy tranquilo porque sé que lo dejo en buenas manos», insiste Ruiz, que sabe que su puesto está cubierto. Además, durante sus tres décadas de trabajo ha creado un equipo que ahora seguirá el camino que él emprendió a principios de los 90 en solitario. «Me he dedicado a formar e informar para que todo quedase consolidado», insiste el profesor, que sentencia: «se ha quedado gente muy válida».
Sus sensaciones las corroboran los expertos. «Los profesores que llevan más tiempo han pasado por un proceso de formación permanente, y quienes les reemplacen también se han formado para responder a las necesidades y adaptarse a la realidad cambiante», sentencia Bernal.
Medina ha podido comprobar de primera mano lo «increíble» que puede llegar a ser esa «nueva remesa» de docentes. «Están comprometidos y tienen ganas de hacer cosas», asegura la profesora de Literatura retirada, que añade que la gente joven no solo tiende la mano a sus compañeros de más edad, sino que, además, «buscan sacar lo mejor de los niños». «Yo me voy muy tranquila, sé que el futuro está en buenas manos».
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