Entrevista | Esperanza María Ceballos Vacas Decana de la Facultad de Educación de la Universidad de La Laguna (ULL)

Esperanza María Ceballos: «El papel del docente que ahora se jubila fue esencial y de mucho esfuerzo»

"La precariedad salarial y de condiciones de vida era sangrante para todos ellos durante la dictadura", destaca la decana

Esperanza María Ceballos Vacas.

Esperanza María Ceballos Vacas. / La Provincia / El Día

Miguel Ayala

Miguel Ayala

Las Palmas de Gran Canaria

La Comunidad Autónoma de Canarias se enfrenta al relevo de los y las docentes que en educación primaria y secundaria fueron quienes dotaron de conocimiento a las primeras generaciones de isleños que tuvieron acceso a una formación completa, profesionales a quienes les ha llegado el momento de jubilarse. Visto ahora con la distancia que otorga el paso de los años ¿cree que desempeñaron un buen papel?

Su papel fue esencial. De eso no cabe duda. Buena parte de ese profesorado, tanto maestras y maestros como profesorado de enseñanza secundaria, lleva ya varios años jubilado y el resto se está jubilando ahora. Este profesorado tuvo que afrontar la extensión de la educación obligatoria al 100% de la población, desde los seis hasta los 16 años; la mayoría, sin haber recibido previamente la formación para ello. Fue un enorme esfuerzo.

Afrontaron sin formación previa la extensión al 100% de la población de la educación obligatoria

Lo tuvo entonces complicado esa generación de profesionales de la docencia en el Archipiélago canario para ejercer su labor sin demasiados medios, como se presupone que ocurría en aquella época.

Ya desde los años 70 y 80 del siglo XX hubo movimientos de renovación pedagógica que, aunque minoritarios, tuvieron un importante papel en la transformación democrática de la educación. Se trataba de un cambio de modelo de la sociedad que también impregnó al sistema educativo. Probablemente este profesorado disponía de menos materiales y recursos didácticos de los que existen ahora. Pero también fue una época, especialmente a partir de la LOGSE (Ley Orgánica General del Sistema Educativa) y el resto de políticas educativas promulgadas en aquella época, de mucha ilusión y de compromiso con el cambio del sistema educativo. También se abrieron muchos nuevos centros escolares y se mejoraron sus condiciones materiales. Este clima de ilusión no se ha vuelto a producir con las siguientes reformas educativas.

¿Hablamos de un periodo en el cual la motivación era un motor tan importante como imprescindible que incluso sirvió para esquivar las carencias?

La precariedad salarial y de condiciones de vida era sangrante para todo este profesorado durante la dictadura. La Ley General de Educación (LGE) de 1970 dio un impulso, pero fue insuficiente. Tras la democracia, se dignificaron los salarios y los centros escolares y, con ello, la imagen social del profesorado y la escuela. Esta mejora tuvo un importante efecto llamada hacia la docencia, que aglutinó en aquel entonces a profesionales con un sólido sentido de compromiso educativo, pero también a otro sector menos comprometido, atraído por la mejora de las condiciones laborales de la enseñanza.

El cambio del sistema educativo generó un clima de ilusión que ya no se produjo con las siguientes reformas

Toda esa época, sobre todo a partir de finales del siglo XX y principios del XXI, coincide con la incorporación de estudiantes en las universidades canarias. ¿Cuenta el Archipiélago en materia educativa con un relevo mejor preparado que aquel profesorado en el cual recayó aquella ilusionante tarea?

Sí, indudablemente, el relevo generacional está mejor preparado, ya que ha pasado por un proceso formativo muy diferente cualitativa y cuantitativamente, empezando por la ampliación universal en dos años de la enseñanza obligatoria. En el caso de las maestras y los maestros, la extensión de la formación inicial en un año tuvo que esperar hasta 2010, pasando de diplomatura a grado universitario, y la del profesorado de secundaria hasta 2007, a través de un Máster. Esto no significa que no tengamos que seguir mejorando la formación inicial de todo el profesorado.

¿Son a día de hoy muy distintos los objetivos que deben cumplir los nuevos profesionales de la docencia de aquellos que tenían que alcanzar quienes hace más de cuatro décadas iniciaron la formación educativa en las Islas Canarias?

Los retos educativos de entonces y de ahora son muy diferentes. Hasta la LOGSE (1990), el curriculum estaba basado en la transmisión de conocimientos muy básicos con el objetivo de favorecer el desarrollo económico de España. A partir de 1990, el curriculum no solo pretendió la transmisión de nuevos contenidos más complejos, sino también el aprendizaje de actitudes, valores y normas para una convivencia democrática. Con la LGE se había llegado a un 60% de escolarización obligatoria efectiva, pero con la LOGSE se alcanzó por primera vez en nuestra historia el 100%. Esto supuso que el sistema se viera abocado abruptamente a enfrentarse a toda la diversidad cultural, económica, de valores… que supone atender al total de la población en edad escolar obligatoria. Hoy en día se han añadido nuevos retos derivados de la democratización y la globalización como la igualdad de derechos entre sexos, razas, religiones…; la tolerancia y resolución positiva de los conflictos; las tecnologías de la información y la comunicación, etcétera.

En sociedades como la canaria, la desigualdad económica, social y cultural explica datos como los de PISA

Los datos en las Islas Canarias sobre rendimiento y resultados educativos no son lo buenos que deberían. ¿Falla más el trabajo del profesorado o el interés de los estudiantes en esa valoración?

Un sistema educativo democrático de calidad aspira a que los resultados del 95% de su alumnado sean óptimos. Esto no se ha conseguido en ningún país. Por tanto, todos tienen que seguir mejorando. En sociedades como la de Canarias, la excesiva desigualdad económica, cultural y social, explica en gran medida los resultados poco satisfactorios del informe PISA (Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes). No se puede responsabilizar solo a la educación. Únicamente, un conjunto de políticas coherentes, económicas, sociales y culturales, podría mejorar esos resultados. 

Aulas masificadas o el mal estado de las instalaciones provocan que la calidad educativa no sea lo óptima que desearíamos

Y en ese mismo sentido, ¿qué nuevas vías cree desde su amplia experiencia en el ámbito de la enseñanza que se deben transitar para captar el interés del alumnado tanto de primaria como de secundaria?

Solamente un currículum centrado en los desafíos, demandas e intereses sociales e individuales será capaz de captar la atención y motivar al alumnado. Mientras que lo que enseñe en la escuela tenga sentido exclusivamente desde la perspectiva adulta y desde la lógica interna de las disciplinas, será complicado motivar al alumnado. Además, sería necesario poner en práctica metodologías didácticas que favorezcan que el alumnado comprenda y utilice el conocimiento en el mismo momento en el que se produce el aprendizaje.

Será complicado motivar al alumno si lo que enseñan en la escuela tiene solo sentido desde la perspectiva adulta

¿Cuenta la futura plantilla docente para ello con los mecanismos y medios necesarios en la Comunidad Autónoma de Canarias?

Como decana en la Universidad de La Laguna (ULL), me voy a referir a las condiciones que tenemos en nuestra facultad para la formación inicial del profesorado. Nuestras aulas acogen a casi 2700 estudiantes de grado y 400 de posgrado con una plantilla insuficiente de personal técnico de gestión y de administración y servicios y de profesorado, lo que implica grandes dificultades organizativas y de gestión, y también académicos, con una excesiva masificación en las aulas, con grupos de hasta 120 y, a veces, hasta de 140 estudiantes en el aula.

¿Y en qué estado se encuentran las instalaciones?

Nuestra facultad lleva más de 30 años esperando por unas instalaciones dignas que nunca han llegado porque no hemos sido una prioridad. Mientras tanto, seguimos en aulas desperdigadas entre cuatro edificios separados entre sí que, además, compartimos con otros servicios e instituciones, con las dificultades organizativas y de identidad que esto implica para nuestra facultad. Por último, todos son inmuebles muy antiguos que se encuentran en mal estado, con humedades, aseos clausurados, falta de accesibilidad, etcétera, lo que nos genera continuos problemas y un enorme trabajo de gestión para conseguir ‘parchear’ lo poco que tenemos. Todo ello provoca que la calidad de la enseñanza no sea lo óptima que desearíamos. 

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