Enfoques

Ten-Bel, de lugar de vacaciones modélico al Chernóbil de Tenerife

El complejo turístico Ten-Bel vivió su esplendor como ciudad de vacaciones hace medio siglo

Sus apartamentos hoy son viviendas, pero el deterioro es tal que más bien parece un pueblo afectado por radiación nuclear

Ten-Bel, el Chernóbil de Tenerife

FOTOS: Arturo Jiménez

Santa Cruz de Tenerife

Hace 61 años el empresario belga Michel Albert Huygens (1917-2002) impulsó Ten-Bel, la considerada primera ciudad de vacaciones canaria construida en 80.000 metros cuadrados de Arona, junto a Las Galletas, una localidad de residentes locales junto al mar. Lo forman Alborada, Drago, Géminis, Maravillas, Bella Vista, Frontera, Primavera, Carabela y Eureka, nueve complejos que suman unos 5.000 apartamentos, parques, zonas ajardinadas, instalaciones deportivas, tiendas, bares, farmacia, oficina de Correos, entidades bancarias, terrazas, discoteca, un tren interior propio, bicicletas y coches de alquiler a pedales. La guinda fue el primer centro comercial del sur de Tenerife.

Ten-Bel (Tenerife-Bélgica) era el destino turístico de moda para ingleses, alemanes, franceses, holandeses, escandinavos, belgas y peninsulares, así como el preferido por el turismo interior tinerfeño, en particular, y canario, en general. Transcurrían los últimos años de la década de los setenta y el esplendor de los ochenta del siglo pasado. En una sociedad en constante cambio y evolución -marcada por la Transición y la consolidación de la Democracia-, el éxito de la inversión de Huygens, obtenida con la venta de su empresa belga, superó todas las previsiones. Todo lo que un turista necesita -muchos aprendieron a serlo en Ten-Bel- en un barrio y a precios asequibles. Para atender la demanda, el promotor creó Ten Bel Touring, su turoperador, que completó con un chárter de la extinta aerolínea española Spantax.

Ten-Bel trajo a Canarias un modelo de complejo turístico vigente en centroeuropa superada la mitad del siglo XX. Alborada da la bienvenida al visitante. Sus 426 apartamentos están dispuestos en forma zigzagueante e incluye el edificio comercial con la torre convertida en seña de identidad del lugar. Otro nombre, La Ballena, es sinónimo del esplendor que vivió este enclave vinculado a la piscina que llenaba el mar; la noche era para las discotecas Krystal o El Chaparral. Tanto esplendor comenzó a resquebrajarse con el bum de la construcción, que propició edificaciones en el entorno y la diversificación de la oferta. A eso se añadió el varapalo que supuso la condena por fraude a los Hygues, en su país.

Panorámicas y detalles de lo que esté en mal estado (incluida carretera) | 13/11/2024 | Fotógrafo: Rafael Arturo Jiménez Rivero

Panorámica de la urbanización Ten-Bel, en el municipio de Arona, Tenerife. / Rafael Arturo Jiménez Rivero

Cambio de modelo y decadencia

La llegada de otra familia belga, Vangeel, introduce un modelo de gestión que deriva en la venta de apartamentos turísticos, hasta entonces, para uso residencial. En 15 años, la facturación osciló entre 11 y 18 millones de euros, según los datos que han trascendido. Pero la decadencia habitaba ya en Ten-Bel, hasta el punto que el fin de la nueva era lo marcó un concurso de acreedores posterior a un expediente de regulación de empleo que redujo la plantilla de 209 empleados a 45.

Todo se fraguó y desarrolló desde el ámbito privado con el beneplácito de las administraciones. Hoy, Ten-Bel sigue siendo propiedad privada cuyo mantenimiento es responsabilidad exclusiva de los propietarios, hasta el punto que un grupo de residentes se ha organizado y realiza labores de limpieza y reparación, una tarea ingente ante el nivel de deterioro acumulado desde finales del siglo XX.

Carreteras plagadas de socavones, zonas comunes destrozadas, parques que lo fueron alguna vez, pintadas en bancos o algo parecido, muros (o restos), new jerseys de hormigón (colocados en cualquier lugar), la plaza-teatro convertida en zona residencial en casetas de campaña, chabolas de madera y algunas caravanas; aceras (difícil encontrar una en buen estado)... «Todo sigue igual», sentencia Tomás Expósito, de Drago. En medio de todo esto, Alborada se mantiene como el reducto de aquella ciudad de vacaciones con actividad turística.

Panorámicas y detalles de lo que esté en mal estado (incluida carretera) | 13/11/2024 | Fotógrafo: Rafael Arturo Jiménez Rivero

Zonas comunes en la urbanización Ten-Bel, en el municipio de Arona, Tenerife. / Rafael Arturo Jiménez Rivero

Fuera del ámbito municipal

Otro dato. La propiedad contrata la gestión y explotación de Ten-Bel con terceras empresas, que se han ido sucediendo desde los primeros años de este siglo. Circunstancia convertida en un problema añadido para los propietarios de los apartamentos, que han sufrido (y sufren) cortes en el abastecimiento de agua (asunto recurrente y actual) y de energía, con un episodio muy grave que requirió del uso de generadores durante 43 días (29 de diciembre de 2021-10 de febrero de 2022) por parte de 4.000 vecinos ante el cierre del suministro por impago. Servicios que gestionaba la sociedad.

Ten-Bel no ha sido recepcionada por el Ayuntamiento de Arona, hecho que debía haber ocurrido desde que se terminaron las obras, pero no se ajusta al proyecto aprobado. Por tanto, las calles y las zonas comunes no han pasado a manos municipales y permanecen en un limbo administrativo, producto de la dejadez de los diferentes responsables municipales y de los promotores privados y propietarios, que hace que el Consistorio no tenga competencias para su mejora y mantenimiento.

En junio de 2017, el concejal de Urbanismo aronero (entonces y ahora, desde 2023), Luis García, explicó que en unos días se reuniría con los propietarios y técnicos municipales para abordar esta situación y plantear soluciones: «Queremos buscar una salida integral, no un parche. Ahora mismo estamos analizando la documentación que nos han presentado para recepcionar lo antes posible las cesiones obligatorias, como las viales, las infraestructuras o las zonas verdes. Esperamos que en lo que queda de año podamos avanzar más que todo lo que se ha hecho en los últimos años». Siete años después, con vicisitudes políticas en medio, el gobierno local opta por el silencio. Mientras, Ten-Bel languidece y sus problemas crecen.

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