Enfoques

La mayoría de las barbaridades arquitectónicas de Canarias son anteriores a las leyes

"No quiero ni imaginarme cómo estaríamos" sin la Ley de Espacios Naturales de 1987 o la Ley de Costas de 1988, plantea el arquiteco urbanista Faustino García Márquez

Adefesios arquitectónicos de Fuerteventura

Soraya Déniz

Iván Alejandro Hernández

Iván Alejandro Hernández

Aunque la maraña de leyes o las normas de protección no acaban de ofrecer todas las garantías, Faustino García Márquez, arquitecto en la especialidad de Urbanismo que durante más de una década fue jefe de servicio de Ordenación Territorial en el Gobierno de Canarias, sí considera que sin la Ley de Espacios Naturales de 1987 o la Ley de Costas de 1988 "no quiero ni imaginarme cómo estaríamos". "El problema es que ya se habían hecho bastantes barbaridades (...) esa ha sido siempre una de nuestras maldiciones, mucha indisciplina y construcciones donde no se debería haber construido nunca", recuerda García.

Durante la Presidencia de Román Rodríguez en el Gobierno de Canarias, a principios del siglo XXI, García -que también tenía responsabilidad en Ordenación del Territorio- señala que se optó "por otro modelo", impulsado en parte por las movilizaciones. "Era el modelo de las directrices de ordenación general y del turismo. Que no era decrecer, que es muy difícil de entender todavía. Era simplemente parar, nada más y empezar a rehabilitar, a no ocupar más suelos, etcétera. ¿Qué pasó? En 14 años, de 2003 a 2017, las directrices fueron derogadas absolutamente todas", detalla García.

Miguel Ángel Clavijo, director general de Cultura y Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, considera que el debate sobre qué se puede considerar feo o bello es "complejo", pero en cualquier caso defiende la tesis de que "nunca antes en la historia de Canarias sus habitantes han vivido mejor que ahora y eso, obviamente, tiene un precio. En este sentido, Clavijo sostiene que "la industria turística ha sido la que ha salvado el Archipiélago" y ha contribuido a mejorar el nivel de vida de sus habitantes.

Construcción de hotel abandonado en Los Charcones.

Construcción de hotel abandonado en Los Charcones. / iStock

Construcciones ilegales

En cualquier caso, considera que los mayores deterioros del paisaje se dan con "las construcciones ilegales", apunta Clavijo, aquellas que no están planificadas, pero matiza que "no es que se quiera destruir, sino que obviamente tiene que ver con situaciones de marginación, porque la gente tiene que vivir en algún lado". En cuanto a la posible afección al patrimonio cultural y la memoria del pasado, considera que esto tiene una vinculación directa con la educación de la sociedad. "Si hay una comunidad educada, obviamente va a tener más posibilidades de mantener sus señas de identidad que están vinculadas al entorno", dice Clavijo.

Además, el director técnico de Arqueocanarias, Valentín Barroso, considera que las mayores afecciones a la memoria se han producido con los cultivos agrícolas y no con las construcciones urbanas o turísticas. "Probablemente lo que más ha destruido patrimonio en Gran Canaria, y en concreto que hay muchos poblados de superficie, es la conversión de terreno, de grandes superficies de terreno, en terreno de cultivo", asegura.

Los promotores de la manifestación del 20A bajo el lema 'Canarias tiene un límite' en el Faro de Maspalomas

Los promotores de la manifestación del 20A bajo el lema 'Canarias tiene un límite' en el Faro de Maspalomas / Quique Curbelo

Hoy, las manifestaciones del 20 de abril y del 20 de octubre, bajo el lema Canarias tiene un límite, han vuelto a poner el foco en las mismas tesis que defendía Manrique o Ben Magec. Al albur de ese movimiento, Tomé trae a colación un mapa crítico elaborado en conjunto que muestra numerosos proyectos constructivos que a su juicio contribuyen a seguir afeando al territorio. "Es una necesidad de entender la destrucción del territorio porque estamos muy bombardeados por grandes intervenciones urbanas en las islas", específica

Reyes recuerda que Ben Magec lleva usando el lema Canarias tiene un límite desde inicios del siglo XXI y considera que el movimiento ecologista en Canarias, actualmente, "cabe en un taxi y sobran huecos". Si bien, en función de los conflictos que se suceden en las islas, los movimientos sociales "tienen sus olas" y, por ejemplo, en Tenerife considera que se ha producido un crecimiento en ese sentido. "Lo que pasa es que en el movimiento ecologista estamos todos los días con el chispi-chipi y a veces prende y a veces no prende", indica.

Adefesios arquitectónicos de Tenerife

Soraya Déniz

Cambio climático

Al respecto, Tomé considera que los movimientos sociales han generado un movimiento de efervescencia y de reeducación de la población sobre la gestión del territorio. En su sector, se remonta incluso a la burbuja inmobiliaria como punto de inflexión para iniciar otros debates en los que "se hacen nuevas preguntas que tienen que ver con la sostenibilidad, materiales mucho más adecuados, economías mucho más arraigadas a las comunidades locales o decir que no a determinados proyectos".

Por su parte, Mirallave pone el foco en adaptar las estructuras Canarias al cambio climático, algo en lo que coincide García. "Yo creo que en este momento estamos en un momento clave. Si la amenaza del cambio climático no es capaz, por simple supervivencia, de enseñar que tenemos que actuar de otra forma respecto a la naturaleza y respecto a nuestra vida, no solo colectivamente, sino también en el plano personal, cambiando nuestras actitudes y nuestras elecciones, nuestras decisiones… Yo creo que hay esperanza y que tiene que haber una", concluye.

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