Las Palmas de Gran Canaria, la ciudad que 'envidia' el verde a Santa Cruz de Tenerife
Arquitectos de Gran Canaria ponen en valor la capacidad de desarrollar una masa vegetal de gran porte que ha tenido históricamente la capital tinerfeña

Las Palmas de Gran Canaria, la ciudad que 'envidia' el verde a Santa Cruz de Tenerife. / LP/DLP
La falta de masa verde es uno de los males que tracionalmente ha padecido Las Palmas de Gran Canaria. En contrapunto a esta realidad, el área metropolitana de Tenerife presume de árboles frondosos, muchos de ellos de gran porte y que permiten dar sombra a avenidas, parques y plazas. El parque García Sanabria, en el corazón de Santa Cruz de Tenerife, da buena cuenta de ello, aunque esta característica se extiende por diversos rincones de la trama urbana, unos más que conocidos y otros que pasan más discretos, incluso para los propios santacruceros.
Para el arquitecto Vicente Díaz, profesor en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), «el porte del verde y de los árboles» son el gran punto fuerte de la capital tinerfeña. Díaz destaca varios rincones de la ciudad como auténticos «refugios climáticos» y no se limita al más que conocido parque García Sanabria. Entre sus lugares preferidos de la ciudad está la barriada de La Victoria, a un tiro de piedra del estadio Heliodoro Rodríguez López.
La red de plazoletas abiertas de la Victoria, Magallanes, Alcalá Galiano, Churruca y Gravina conforman un conjunto urbano en el que las viviendas giran alrededor de espacios verdes que hacen de centralidad. «Es un lugar de ensueño para vivir, son patios vecinales pero a los que se puede acceder sin ningún problema», indica el arquitecto. La de La Victoria es una barriada de casas sociales que nació con el Mando Económico de Canarias a finales de los años 40 y creció con edificios de hasta cuatro plantas en la década de 1960.
Parque Viera y Clavijo
En la capital grancanaria hay barriadas de la misma época -caso de Escaleritas-, pero la presencia del verde es menor. El articulista de El Día Jorge Rojas Hernández señalaba en 2018 que estas plazoletas «provocan en el paseante el mismo efecto balsámico que la place des Vosges parisina». Y aunque las comparaciones pueden chirriar, lo cierto es que en este espacio destacan los árboles de gran porte, los bancos, las macetas con flores sumamente cuidadas, zonas infantiles, un lagar en miniatura y hasta una fuente central en la plazoleta de Alcalá Galiano -que además funciona-, entre otros elementos.
Díaz también resalta los árboles «con mucho atractivo» en el parque Viera y Clavijo y pone una mención especial para los que están en la plaza de San Francisco, en el corazón histórico de la ciudad, donde destaca un gran ejemplar centenario de Ficus macrophylla o higuera de Bahía Moretón. «La ciudad tiene muchos rinconcitos y calles enteras que son refugios climáticos; en Las Palmas encuentras eso en pocos sitios», precisa.
Lo cierto es que Las Palmas de Gran Canaria ha carecido siempre de un gran refugio climático en el centro de la trama urbana. Para el arquitecto Fernando Briganty el parque García Sanabria supone para la capital tinerfeña «un gran pulmón verde en proporción a la escala de la ciudad, que además representa el patrimonio vegetal de la isla», al mismo tiempo es un contrapunto, «un reducto verde dentro de la masa de hormigón y asfalto». Con sus 67.230 metros cuadrados y fundado en 1926, no existe un equivalente en la otra capital del Archipiélago, al menos en el centro de la ciudad.
La Rambla de Santa Cruz
Según Briganty, a este parque, declarado Bien de Interés Cultural (BIC), habría que añadirle la Rambla de Santa Cruz. En este caso, se trata de un eje peatonal con árboles de gran porte «que cose la mayor parte de la ciudad baja», algo que tampoco existe en la otra capital del Archipiélago. El arquitecto precisa que esta avenida facilita «recorrer la ciudad de manera amable», al circunvalar todo el centro. La vía, con un paseo peatonal central arbolado a ambos lados, tiene sus orígenes en el siglo XVII, aunque sería a lo largo del XIX y las primeras décadas del siglo pasado cuando tomó su configuración actual.
La paisajista y también profesora en la ULPGC Flora Pescador resalta, precisamente, una actuación que en su día supuso una ruptura de las Ramblas al abrir la ciudad al macizo de Anaga, elemento distintivo de la geografía de la capital tinerfeña. Se trata de la sede del Colegio Oficial de Arquitectos (COA) en Tenerife. Obra de Javier Díaz-Llanos y Vicente Saavedra, «se ha convertido en un centro de interés cultural para toda la ciudad». Con una estética brutalista -fue inaugurado en 1972-, el edificio «se desplaza hacia un lado, deja un hueco grande y deja ver la geografía del fondo de Anaga».
Pescador destaca esto último como una manera de «darle entrada a la cordillera de Anaga» en lugar de darle la espalda, como ocurría hasta entonces, «esta operación cambió la percepción del espacio natural y cómo se inserta la ciudad con sus límites naturales». Es más, la paisajista resalta que el edificio le da «otro sentido» a la Rambla. Y es que en la plaza contigua -que forma parte del conjunto- se encuentra la escultura Lady Tenerife de Martín Chirino, obra que forma parte del recorrido escultórico de dicha avenida. Por último, resalta la capacidad de regeneración de espacios degradados de la ciudad; en especial el Palmetum, en el frente marítimo, un antiguo vertedero.
Tenerife Espacio de las Artes
Esa simbiosis entre lo urbano y lo natural se ve claramente en el barranco de Santos. El arquitecto Manuel Feo, profesor en la ULPGC, define al TEA (Tenerife Espacio de las Artes) como «una obra maestra» que al mismo tiempo «es capaz de relacionarse con otra infraestructura tremenda», en referencia a la actuación realizada a lo largo del cauce que atraviesa el centro santacrucero. El TEA es obra del estudio suizo Herzog & de Meuron, con obras destacadas en media Europa, como el estadio Allianz Arena de Múnich.
Feo resalta el TEA como «un centro atractor cultural, capaz de producir un discurso alrededor del mundo del arte contemporáneo e histórico, también por esa condición de museo encima de una plaza, con una biblioteca, junto al barranco». Cauce este último con el que «es capaz de trabajar con la topografía y construir una especie de naturaleza artificial». Esta pieza se uniría así a la actuación que se ha realizado a lo largo del barranco de Santos, obra de Juan Manuel Palerm Salazar. En comparación, tachó el proyecto de recuperación del Guiniguada como «de incorrecto» por los condicionantes y al no plantear seriamente destapar el cauce.
Feo pone en valor la capacidad que ha tenido Santa Cruz de Tenerife para crear elementos distintivos a través de concursos arquitectónicos internacionales. Ya no solo con las obras de Santiago Calatrava -el Auditorio Adán Martín y el Recinto Ferial-, también es el caso del TEA y la remodelación de la plaza de España, obra del mismo estudio suizo. «En Santa Cruz han usado al arquitecto como un vehículo de construcción propia y de significación», apunta.
Tranvía de Tenerife
Aunque si algo caracteriza al área metropolitana de Tenerife es el binomio conformado por dos ciudades que en la teoría son independientes pero que en la práctica funcionan con fuertes sinergias entre ellas. Los centros neurálgicos de Santa Cruz y La Laguna están separados por 11 kilómetros -vía carretera- de continuo urbano. Para la arquitecta Elsa Guerra, «la singularidad de ambas reside en la policentralidad». En este sentido, compara esta característica frente a la configuración de Las Palmas de Gran Canaria «que es una ciudad más compacta, en Tenerife tenemos dos polos, no digo equivalentes, pero sí bastante potentes», tanto en población como en el número de servicios.

Un tranvía en la parada de Las Mantecas, en La Laguna (Tenerife). / LP/DLP
Guerra pone en valor que ambas estén unidas mediante un sistema de transporte guiado, cosa que en Gran Canaria no existe y apenas está aún en fase de implantación la Metroguagua, una línea preferente de guaguas de gran capacidad que recorre solo la zona baja. La línea 1 del tranvía de Tenerife conecta el centro de las dos ciudades y al mismo tiempo vertebra los barrios que discurren entre medias. Precisamente, Briganty también pone en valor la existencia de este medio de transporte público por su efecto «dinamizador de la movilidad, sencillez de movimiento y multiplicador de la oferta de transporte acercando dos ciudades con características muy diferentes».
Guerra pone en valor las sinergias que se crean entre los diferentes servicios y potencialidades de ambas ciudades, totalmente complementarias. «En Tenerife ha sido siempre algo habitual ir a cenar a La Laguna cuando eres de Santa Cruz o a las áreas más rurales, a la periferia del ámbito metropolitano», apunta, «en cambio en Las Palmas, cuando vas a Telde o a Arucas vas a esos sitios, no tienes esa sensación», es decir, de un área metropolitana que funcione como un todo.
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