LA RADICALIZACIÓN DEL ESPACIO PÚBLICO
La década dorada de la industria de la política
El aumento del interés político desde la ruptura del bipartidismo, en 2014, ha impulsado la consultoría y la demoscopia y las tertulias televisivas casi sin fin
José Luis García Nieves
«España fabrica más política de la que puede consumir». La frase, atribuida a un diplomático extranjero, la puso en circulación hace un tiempo el periodista Enric Juliana. Y puede que algo de razón tenga. Desde hace una década, coincidiendo con la crisis de representación tras el cataclismo económico, España vive una inflación de política. Y cuanto mayor es el aparente hartazgo, mayor es la mercancía política en circulación, y más amplia la conversación pública, marcada por el ruido y la furia. Según un estudio reciente del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el 59 % de los ciudadanos están muy o bastante interesados en los asuntos públicos. Así que, no. Parece que aún no hemos consumido suficiente política. Un género que vive una edad de oro sin fin que se manifiesta en diferentes escenarios.
LA CALLE
Una sociedad más politizada
Al principio, está la demanda. «Efectivamente, hay un incremento del interés político en España, fundamentalmente desde 2011 hasta aquí, muy intenso, pero desde la pandemia ha retrocedido otra vez», explica Pablo Simón, profesor de Ciencia Política en la Universidad Carlos III de Madrid. En su opinión, ese aumento de demanda bebe de dos contextos.
«Ha habido, de un lado, un cambio ligado a una situación endógena: ruptura de partidos, gobiernos de coalición, mociones de censura, reclamaciones de independencia… Son cosas que no nos habían pasado antes y generan más interés y más atención del público. Pero también estamos en un tiempo inestable a nivel global. Nos preocupan las elecciones americanas, hay un brexit, la extrema derecha en auge en muchos países… La atención del público es más intensa que en tiempos con mayor estabilidad general.
España ha tendido a acompasarse con democracias de nuestro entorno. Y ya somos una democracia madura, tenemos más de 40 años. No nos pasan cosas muy distintas a lo que ocurre en muchos países», señala el politólogo. Coincide Blanca Nicasio, profesora de Ciencia Política de la Universidad Cardenal Herrera-CEU: «Venimos de unos años de politización del espacio público: la crisis económica deriva en crisis política, social y cultural, que fomenta una mayor demanda para entender fenómenos, causas, efectos. Además, la ruptura del sistema de partidos, los nuevos liderazgos, los nuevos discursos…
La política se abre con el 15M. Hay más demanda y es una oportunidad para los politólogos, para mostrar a la ciudadanía su área de conocimiento. Y los medios también tienen interés en hablar de lo que pasa. Este boom va vinculado a ese proceso de politización del espacio publico. ¿Hasta dónde va a llegar? No lo podemos saber».
EL PLATÓ
La política muta en espectáculo
En un determinado momento, el mercado de oferta prestó atención a la demanda, y ahí se produce «el salto a la espectacularización, a convertirlo en producto de consumo, una cierta burbuja de la política», opina la socióloga y profesora de la Universida de Valencia, Aída Vizcaíno. «Es una política muy de inmediatez y de consumo, porque no hay un mayor interés social en la reflexión o en los grandes conceptos, sino mayor consumo de la actualidad. Lo que vemos en televisión es una política alimentada por la adrenalina de la inmediatez, y la política es una fuente de producción constante de información inmediata», señala sobre el actual momento mediático.
Este es un fenómeno esencialmente madrileño, donde operan la mayoría de grupos mediáticos. Y ha seguido creciendo desde 2014. En el debate de política general de 2022, por citar un ejemplo, se acreditaron casi 400 periodistas. Son cifras de espectáculo deportivo. Hay demanda y hay oferta. Cada día, entre semana, 5,2 millones de espectadores ven un noticiero. De la mañana a la noche, en teles públicas y privadas, las tertulias políticas llevan una década salpicando la parrilla.
Como símbolo de la espectacularización, La Sexta emite cada día cerca de 10 horas de programación política, sin contar los programas específicos de la noche del fin de semana. «Hubo un gran momento de eclosión, de analistas políticos, de programas políticos durante la emergencia de los nuevos partidos. Coincide con un formato relativamente nuevo en España que es el infotainment. En paralelo, hemos tenido muchos comicios, muy seguidos», apunta Pablo Simón, politólogo de la Universidda Carlos III y habitual de estos espacios.
Hay un dato que conviene no perder de vista: es barato llenar horas de programación con bustos parlantes. Periodistas, consultores, politólogos... Más barato que producir otros contenidos. La década de oro de la política ha creado un colegio de tertulianos. Y la colaboración en estos espacios tampoco está por las nubes, reconocen las fuentes consultadas. Desde la crisis de las televisiones, la participación esporádica ronda los 300 euros. Depende, en cualquier caso, de si el medio es público o privado, o de si el tertuliano tiene contrato blindado con su grupo mediático, con cantidades fijas.
LA INDUSTRIA
Los nuevos gurús de la consultoría y encuestas más baratas
España fabrica más política de la que puede consumir y esa materia prima necesita de una industria de procesamiento. El auge de la política, podría decirse, ha creado un ‘complejo político industrial’ en diferentes disciplinas.
Verónica Fumanal, consultora política y expresidenta de la Asociación de Comunicación Política (Acop), señala: «Comunicación y política ya son dos caras de la misma moneda. Es inevitable que se profesionalice cada vez más el sector porque la competencia es mucho más dura. No solo entre propios políticos sino la que un político tiene con todos los impactos a nivel audiovisual».
En este contexto, la consultoría «es un sector en alza», que cada vez tendrá mayor impacto, vaticina. «Cualquier alcalde de ciudad media necesita un asesor en comunicación, que ya no es un jefe de prensa, eso es solo una parte. En Acop hemos visto que el sector se ha ampliado muchísimo. Antes, estos servicios se utilizaban más por grandes partidos a nivel nacional y ahora todo el mundo tiene asesores en comunicación. Hay multitud de másteres en comunicación política. A nivel local es uno de los nichos de negocios mas importante. La comunicación forma parte de la misma acción política».
El consultor, el estratega, es una figura que ha adquirido prestigio, casi mítico en algunos casos, pero no es la única industria que ha prosperado. Esta es también la era de las encuestas, de los gurús que ‘predicen’ el futuro y lo susurran al oído del político. «Todos los medios quieren tener una casa afiliada porque eso permite generar noticias, intentar condicionar a la opinión pública y coincide con un cierto abaratamiento en la elaboración de las encuestas», explica Pablo Simón.
Durante los últimos días antes de las últimas generales, hace un año, se publicaron en España más de un centenar de encuestas. Algunos días hasta seis. Además de la presión de los medios, desde el ámbito académico se apunta a factores como que los investigadores (otro sector al alza) cada vez piden más datos. No solo nacen nuevas empresas demoscópicas locales; se está produciendo el desembarco de otras casas de encuestas internacionales. Es el caso de la británica YouGov, o de la francesa Cluster17. Fuentes del sector reconocen además esa rebaja de costes.
Hoy, por 6.000 euros, explica un cliente del sector, se puede tener un panel on line que obtener información. «Lo normal es que una buena encuesta te cueste, para uja comuidad autónoma con unos cinso millones de personas, unos 16.000 euros. Si le añades análisis cualitativo, con sociólogo y dos focus group, por ejemplo, ya son unos 30.000 euros», añaden desde un partido político.
LA CULTURA
De Netflix a las librerías
El negocio de la cultura también es un reflejo del auge global de la política. Basta ver el catálogo de las plataformas audiovisuales desde hace un tiempo: Borgen, Baron Noir, The Parliament, Vota Juan, Juego de Tronos, El Reino, House of Cards, Bodyguard, Sucesor Designado, Succession, The Politician, Marseille, La ciudad secreta, Intimidad, El vicio del poder, El instante más oscuro…
El poder y la política, temas universales, ocupan los espacios de ficción audiovisual desde hace años. Algo similar ha ocurrido con el negocio editorial, con un bombardeo constante de novedades en torno al momento político nacional y global: desde las más académicas a las divulgativas o las orientadas a la comunicación, además de las memorias, de regreso desde hace años.
El ensayo es un género en auge. «Hay un incremento de publicaciones en torno a la política. Muchas novedades giran en torno a la banalización o la radicalización de la política», constata Juan Pedro Font de Mora, presidente del Gremio de Libreros , que, sin embargo, añade: «Sinceramente, creo que la mayoría de clientes lo que buscan es evadirse de la política. [...] Se publica mucho en España, pero en la última feria del libro en ningún momento hubo un ensayo en la lista de más vendidos».
LA CIENCIA POLÍTICA
La madurez académica
Más allá del consumo acelerado y la consolidación de una ‘industria auxiliar’, la ciencia política también ha vivido un salto en España. La emergencia de Podemos, una formación dirigida por politólogos, se entiende como un factor decisivo para el aumento de la demanda. «El bum de la Ciencia Política y el aumento de la demanda del alumnado llega con la crisis económica y Podemos. Pasamos de ser muy pocos a ser clases de 40 o 50 personas», señala la socióloga Aida Vizcaíno. Una década después, esta disciplina sigue despertando interés entre los estudiantes. Desde la crisis de 2011, se han matriculado en los diferentes grados de Políticas unos 1.500 alumnos. Cada año se preinscriben como primera opción en torno a 90 jóvenes. El récord, 106, fue precisamente en 2014, el año de la irrupción de Podemos. Pero los estudios han mutado. La mayor demanda se ha desplazado hacia los dobles grados, en busca de mayores garantías de futuro laboral.
«El doble grado de Derecho-Políticas no tiene nada que envidiar, en cuanto al nivel del alumnado, a la Pompeu Fabra o la Carlos III», señala Carlos García-Rivero, catedrático y coordinador del grado de la Univerdidad de Valencia. El número de alumnos crece a un ritmo de en torno a un 10 % anual.
«Sobre todo se interesan en el doble grado: Derecho y Políticas es el que más alumnos tiene, seguido de Periodismo y Ciencias Políticas. Y el interés que despunta en los últimos años es por Ciencias Políticas y Dirección de Empresas. Son alumnos que buscan un enfoque internacional a su formación, abriéndose la vía del sector público y privado», coincide Nicasio.
Científicos punteros ¿Se ha consolidado la Ciencia Política en España? «Se han abierto más centros que nunca. En lugares en los que Ciencia Política era un complemento deudor de Derecho, se ha ido emancipando, con departamentos más internacionalizados, más centros de investigación, más profesionales que se dedican a la docencia y sus propios proyectos… Hay una progresiva madurez», constata Pablo Simón, de la Carlos III. «La madurez de la disciplina se ve en las publicaciones», añade García-Rivero. «Cada vez es más común ver nombres de investigadores españoles en las mejores revistas del mundo, cosa que era menos frecuente hace 25 o 30 años. La presencia en los mejores congresos del mundo es algo normal hoy por hoy, y hay algún centro que está al mejor nivel internacional como la Pompeu Fabra, e investigadores punteros como Eva Anduiza, Ignacio Lago, Xavier Coller, Ignacio Sánchez Cuenca, Pedro Riera o Mariano Torcal, por citar algunos, aunque hay bastantes más que ponen habitualmente sus nombres en las mejores revistas del mundo. Las nuevas generaciones también vienen pegando fuerte manteniendo ese nivel», concluye el catedrático de la Universidad de Valencia.
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