Libros
Cayetano Cordovés: «Como editor, soy un facilitador de sueños literarios»
La editorial tinerfeña Diego Pun es una de las más importantes del Archipiélago, especialmente en lo que se refiere a la literatura juvenil y el libro ilustrado
En esta entrevista, Cayetano Cordovés habla de la labor de un editor y de la necesaria conexión con el resto de agentes literarios, además de su inminente expansión hacia Latinoamérica

Cayetano Cordovés, de Diego Pun Ediciones. / Arturo Jiménez
La editorial tinerfeña Diego Pun es una de las más importantes del Archipiélago, especialmente en lo que se refiere a la literatura juvenil y el libro ilustrado. En esta entrevista, Cayetano Cordovés habla de la labor de un editor y de la necesaria conexión con el resto de agentes literarios, además de su inminente expansión hacia Latinoamérica. El año pasado, y de la mano de la escritora Mónica Rodríguez, la editorial celebró la obtención del Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil con Umiko.
¿Cuando nació Diego Pun Ediciones? ¿Cúal es su historia?
Llevamos 16 años publicando.
El nombre de la editorial tiene también su curiosidad, ¿no es cierto?
Sí, Viera y Clavijo, cuando organizaba las famosas tertulias de Nava en La Laguna, terminó siendo perseguido por la Inquisición. Hubo entonces una temporada en la que decidió salir de La Laguna. Acabó en la Hacienda de Daute, en Los Silos, donde conoció al molinero de la zona, que era una especie de juglar un poco loco al que le gustaba subirse a los árboles, cantan romances y que sostenía que sabía un montón de idiomas. A Viera y Clavijo le fascinó este personaje y, de hecho, durante una época adoptó su nombre como pseudónimo. La editorial tomó ese nombre como una especie de homenaje a esa parte más popular de la literatura y a la tradición oral.
Una editorial, máxime en Canarias, debe ser toda una aventura empresarial.
No es algo fácil. Más que una aventura es una locura. Por un lado, tenemos muchos encantos y mucha creatividad. Pero por otro lado estamos lejos del continente y, en muchos de los casos, lejos del lector, del canal de distribución y de los mediadores. Y eso es muy importante: estar cerca de ellos con nuestros libros, que no son con un fondo comercial al 100%. Nosotros mantenemos una apuesta por una estética y por una calidad literaria que muchas veces choca con la las modas o con las tendencias más comerciales. Por eso necesitamos estar cerca del canal del lector: del mediador, del librero, del bibliotecario e ir a eventos y a presentaciones. Estar aquí te lo dificulta. Por eso uno de los objetivos que tenemos en Diego Pun es la internacionalización. Y cuando digo internacionalizarnos, también significa hacerlo dentro España. Y luego, por supuesto, en América. Tenemos que estar en el mayor número de ferias posible, ir a encuentros profesionales en diferentes partes de España o del extranjero, para que nos vean. Ahí es de verdad cuando nos ponen cara, ven nuestros libros y se quedan fascinados con nuestro trabajo. El simple hecho de estar tan lejos del continente, quieras o no, dificulta esa parte más comercial. Pero estamos convencidos del proyecto que tenemos entre manos.
Diego Pun está muy enfocada en la publicación de libros dedicados al público infantil y juvenil.
Efectivamente, estamos especializados en literatura infantil y juvenil y en el libro álbum o ilustrado. ¿Qué pasa con el libro álbum o ilustrado? Que no sólo es para niños y adolescentes. También hay una tendencia para adultos o para adolescentes y es que tiene muchas capas. Un niño puede leer ahí una historia y se queda con una primera capa pero un adulto puede encontrar otras dependiendo hasta de su estado anímico o del día que tenga. Cada uno disfruta o percibe unas cosas.
¿Qué cambios se han operado en la industria editorial de las Islas en estos 16 años desde que decidieron abril?
Bueno, a ver, lo primero que me sorprende es la tremenda calidad literaria que hay en Canarias. Y cuando digo calidad literaria me refiero tanto a escritores como ilustradores. Hay varias editoriales canarias que publican autores canarios y yo creo que es una gran oportunidad. Gracias a todos estos años de trabajo me he dado cuenta de que hay una calidad exquisita en el Archipiélago y es algo que compruebo cuando salgo fuera de Canarias y valoran nuestros textos.
«Más que una aventura, abrir una editorial en Canarias es toda una locura pese a la creatividad que hay en las Islas»
¿Se está publicando mucho en Canarias?
Mira, a nivel mundial se está publicando mucho. Eso es algo que por un lado es bueno y por el otro lado no tan bueno. Cuanto más se publica más cosas buenas hay, pero también hay más cosas malas; eso es evidente. Pero ahí es donde está la clave del mediador, de todas esas personas que intervienen en el proceso del libro. Llámese el editor –con el compromiso que tiene de qué publicar y qué no– el librero, el bibliotecario, el docente o el narrador de cuentos. Yo creo que toda esa gente que intervenimos en el proceso del libro somos responsables de ofrecer al público libros de calidad al usuario. Sí que se están publicando muchos y el tema de infantil y juvenil está funcionando bien, sí. Todos lo que formamos parte del sector tenemos que ser responsables y cuidar de esto, toda la sociedad. Esto es como cuando tienes un niño, que quieres que se alimente lo mejor posible. Vas al supermercado y miras bien los ingredientes, ¿no? Pues en los libros igual. Los libros nos alimentan el alma y nos hacen ser más críticos el día mañana.
¿La peor parte de la labor de un editor, o al menos la más fea, es la de decir que no a un escritor?
Es súper complicado y lo que pasa es que para decir que no puedes tener mil motivos: porque tengas el cupo lleno o porque no encaje en tu línea de distribución, por ejemplo. Pero claro, hay otros dos motivos que son más complicados de explicar, que es que no te guste . Ves esa pasión en el autor, que suele ser brutal, y cuesta mucho. Tú piensa que nosotros en Diego Pun tenemos una característica y es que –en el 98% de las ocasiones– yo conozco personalmente a los autores antes de publicarlas, ya sean escritores o ilustradores. Muy rara vez publico algo de alguien que no conozco. No significa que el escritor me caiga bien o me caiga mal, sino que lo que queremos es que sea gente que esté comprometida con el libro, que crea que el libro es un buen producto y que yo sepa que puedo contar con él tanto en el proceso de edición como en el de su promoción, que es algo que siempre hacemos juntos. Trabajamos muy estrechamente no solo antes de que el libro esté acabado, sino en las presentaciones y a la hora de recibir la respuesta de los lectores, cuando ya está en la calle. Es un aspecto muy importante y es una cosa que nos caracteriza. Nosotros, que también nos dedicamos a organizar eventos culturales, tenemos la suerte de conocer así a muchos autores, no solo de aquí sino también del extranjero. Conocen así nuestra filosofía de trabajo y se suelen interesar en publicar con nosotros. Eso, creo, nos hace diferentes. Cuando uno va a crear un libro intervienen muchísimas personas: el escritor, el ilustrador, el corrector, el diseñador, el comercial, etcétera. Somos muchas personas y te aseguro que puedes tener el mejor texto del mundo, la mejor ilustración, que si tienes un diseñador que no sabe tratar las imágenes, no elige la mejor tipografía o lo pone desordenado, no sirve para nada el resto. La imprenta también es esencial, puedes contar con una calidad de colores de ilustración brutal pero si el trabajo de impresión no va acorde, pues todo se viene abajo. Todas las personas que intervienen en el proceso tienen que estar comprometidas, al final lo que sacamos es como un hijo.
«Gracias a estos años de trabajo me he dado cuenta de que hay una calidad exquisita en el Archipiélago»
Mirando hacia atrás y haciendo un poco de repaso, ¿hubo algunas publicaciones que marcaron o cambiaron el rumbo de la editorial?
En Diego Pun tenemos dos vertientes muy diferenciadas. Por un lado está la narrativa y, por el otro, el del libro álbum que te comentaba antes. En el caso del libro de narrativa, el hito lo que nos hizo despuntar y ser más conocidos fue cuando empezamos a trabajar con mucha calidad la temática canaria. Cuando sacamos la colección de leyendas canarias y publicamos los libros de Guillermo Cabrera Ancor, Fayna y Acorán, que tratan sobre temática canaria desde el punto de vista de un niño aborigen, hubo un cambio. Cuando empezamos a tocar esa parte canaria con rigor, con una calidad literaria y de ilustración importante, fue cuando ya nosotros despuntamos. Y no solo eso, sino también porque cuidamos mucho al autor y lo que publicamos. Yo puedo tener muchos autores de la península o latinoamericanos, pero tengo también a muchos autores canarios. Creo que ese equilibrio nos ha ayudado a llegar a donde estamos ahora. La apuesta que hicimos por la temática canaria fue definitiva.
Hay interés por los temas locales, entonces.
En Canarias sí, y mucho. Por desgracia, fuera no tanto. Cuando llevo los libros de este tipo a la Península me sorprende que me cuesta mucho que los lean. Pero en Canarias esta temática se vende mucho, muchísimo. También te digo que es que nosotros cuidamos mucho los detalles: la visión, el texto y las ilustraciones. Intentamos ser novedosos e innovadores. Y es importante porque a través de este tipo de libros estás conociendo tu territorio y generando identidad con esta tierra. Hacer esto a través de la lectura sinceramente creo que es lo mejor. Después hay muchas actividades complementarias o paralelas que tú puedes hacer en torno a ese libro. En los colegios se pueden trabajar muchísimas materias a partir de ahí, como la geografía o la historia.
«Cuanto más cosas se publican más cosas de calidad hay, pero también hay más cosas malas; eso es evidente»
Otro hito sin duda llegó el año pasado con la concesión del Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil a Mónica Rodríguez por uno de los libros editados por ustedes, Umiko.
Eso fue una notición y nos ha ayudado mucho a ser más conocidos tanto en la Península como en Latinoamérica. Mónica Rodríguez tiene una infinidad de premios y este es uno que precisamente no había logrado. Fue una sensación increíble porque había sido una apuesta muy arriesgada por nuestra parte. Se trata de una novela ilustrada de 300 páginas con unas 200 ilustraciones . Conocí a Mónica en un evento de la Fundación Cuatro Gatos en Miami. De ahí la importancia que te comentaba antes de ir a los eventos y conocer a la gente del sector. La conocí y desde entonces nos llevamos bien, fue una experiencia muy bonita aquella en Miami. Pasados unos años le escribí recordándole que si tenía algún proyecto nos avisara y justo salió este libro. Me lo planteó junto con Daniel Piqueras y es una pena que el premio haya sido solo para Mónica, aunque es cierto que el Nacional es un premio para un escritor. Este libro tiene un parte de las historias que se cuenta a través de las imágenes de Piqueras. Desde que me plantearon la idea me fascinó. Últimamente estoy trabajando en definir más y mejor mis colecciones porque antes desde que el libro me emocionaba, lo intentaba publicar. En el momento en el que vas creciendo y la gente te conoce, no puedes tener un abanico tan amplio. Y este caso fue un proyecto muy arriesgado al ser una novela ilustrada. Pero he llegado a la conclusión de que mi labor es la de ser un facilitador, un facilitador de sueños literarios. Los creadores vienen con un proyecto muy especial y yo les doy vida.
¿Esa debería ser la función principal de un editor?
Sí, aunque tu función incluya también asuntos de índole más comercial. Las grandes editoriales quizás se dedican más a buscar el best seller y aquí en cambio lo que intento es darle al autor todas las facilidades del mundo. Eso Mónica, por ejemplo, siempre lo destaca.
Tal es así que va a seguir publicando con Diego Pun...
Sí, y te puedo adelantar que tendremos en breve un libro que ella ya editó en México y que nosotros vamos a lanzar en España. También tenemos otro suyo en proyecto que será inédito.
También han recuperado la que es la primera novela canaria, Vida del noticioso Jorge Sargo, de Viera y Clavijo.
Sí, y es especial por el vínculo que tenemos con Viera y Clavijo. Esto fue gracias a Ernesto Rodríguez Abad, que fue el que tuvo la idea sabiendo que José Antonio Ramos Arteaga –profesor de la Universidad de La Laguna– había hecho una adaptación de este texto a una obra de teatro. Llegó a la presentarla en la Biblioteca Nacional. Es la primera novela conocida escrita y ambientada en Canarias y es un proyecto muy especial. Contamos para ello con la ayuda de Adán Rocío Palmero.
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