Vacunarse para viajar: la salud en el equipaje de mano

La llegada del verano incrementa el número de desplazamientos a países extranjeros y aumenta la presión en los centros de Sanidad Exterior que velan por la protección de los turistas

Un pasajero, con su maleta, lista para tomar un vuelo en un aeropuerto de las Islas.

Un pasajero, con su maleta, lista para tomar un vuelo en un aeropuerto de las Islas. / Arturo Jiménez

Santa Cruz de Tenerife

El ser humano siempre ha sentido el irrefrenable deseo de viajar. Esa pulsión empujó durante siglos a exploradores y aventureros, que descubrieron nuevos horizontes y dibujaron los primeros mapas del planeta tierra. Pero los orígenes del turismo se sitúan en el siglo XVII con lo que se dio en llamar el grand tour, un viaje de iniciación por toda Europa limitado –eso sí– a los jóvenes varones de las familias más pudientes.

Europa ya no es suficiente

Desde entonces, el turismo y sus distintos modelos han cambiado. Viajar no está solo al alcance de unos pocos y conocer la vieja Europa ya no es suficiente, cada vez más turistas se adentran en territorios de los tildados como «exóticos» y eso, evidentemente, no está exento de riesgos. Aventuras, playas increíbles e impresionantes postales de belleza salvaje se sitúan en el lado positivo de la balanza de viajar. En el negativo están los riesgos para la salud, que pueden ir desde las típicas molestias gastrointestinales –la conocida como diarrea del viajero– hasta las infecciones respiratorias. Pasando, además, por las enfermedades transmitidas por los mosquitos –que incluyen el dengue o la malaria– y todo tipo de infecciones dermatológicas. Todo un catálogo de terrores que no solo son capaces de arruinar cualquier viaje sino que, a medio y largo plazo, son un riesgo importante a considerar para el conjunto de la sociedad.

Un documento más: la cartilla de vacunación

Para viajar, por lo tanto, hay que tener la salud muy en cuenta. Al pasaporte y las tarjetas de crédito hay que añadir este aspecto como elemento indispensable en el equipaje de mano. Vacunarse para viajar no solo es obligatorio para poder entrar en determinados países sino que es, a la vez, una responsabilidad. En la maleta, de vuelta a casa, se pueden colar infecciones que en el peor de los casos pueden ocasionar brotes de enfermedades prácticamente erradicadas en el lugar de origen. La situación se puede agravar más aún si se trata de una enfermedad infecciosa. La relativamente reciente experiencia con el covid avala este temor.

Instituto de Enfermedades Tropicales

Jacob Lorenzo es el director del Instituto de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias de la Universidad de La Laguna y apela, en primer término, a la responsabilidad de cada viajero. Deben ser conscientes de los riesgos a los que se exponen y las enfermedades que pueden importar si retornan con un virus en la sangre.

«En Canarias, y gracias al programa de vigilancia entomológica que coordina la Dirección General de Salud Pública, y que cuenta con el apoyo técnico del Instituto, no existen insectos que trasmitan ciertas enfermedades, pero no es así en otras regiones», adviert. El peligro, por lo tanto, es doble: «No solo retorna el turista infectado, sino que pueden ser vehículos de expansión de estos patógenos».

Una sanitaria administrando una vacuna.

Una sanitaria administrando una vacuna. / Andrés Gutiérrez

Dónde y de qué me vacuno

Por eso, la primera y necesaria pregunta que debe responder el viajero es doble: «¿Debo vacunarme para el destino que he escogido?» y «¿a dónde debo acudir para hacerlo?». En Canarias, este servicio depende directamente de la Delegación del Gobierno, que cuenta con dos Centros de Vacunación Internacional (CVI) situados en las islas capitalinas: Gran Canaria y Tenerife.

Estos centros ofrecen servicio a todo el Archipiélago, lo que implica que los viajeros que procedan del resto de islas deben desplazarse hasta ellos para vacunarse. Carlos Santana, director del Área Funcional de Sanidad y Política Social de la Delegación del Gobierno en Canarias, precisa que estos espacios también ofrecen atención telefónica y soluciones alternativas para los habitantes de las islas no capitalinas. «Organizamos campañas puntuales de colaboración con centros del Servicio Canario de Salud y muchas veces se puede dar respuesta a las necesidades del viajero ofreciendo información telefónica por parte de nuestros médicos especializados y remitiéndoles a su centro de salud para la prescripción y la administración de las vacunas que requieren».

De un día para otro

El volumen de solicitudes, que aumenta ostensiblemente en época de vacaciones, provoca problemas y saturación en muchas regiones del país. En Canarias, aseguran desde la Delegación del Gobierno, el tiempo de espera para conseguir estas vacunas «a lo sumo, no pasa de dos o tres días por regla general». «Nuestro compromiso es que cualquier persona pueda venir a vacunarse de un día para otro», afirma Santana.

Unos datos, los de la media de espera para una consulta en Sanidad Exterior, que no comparten sin embargo todos los expertos relacionados con este ámbito sanitario. Rafael Granados es el médico responsable de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín y reclama más medios para cubrir una «creciente» demanda.

Este experto aconseja a las personas que tengan planeado hacer un viaje que acudan a consulta, al menos, con cuatro semanas de antelación. Es más, estas deben ser previamente organizadas para contar con el tiempo necesario para abordar varios temas, desde el historial del paciente a las vacunas necesarias e información detallada sobre el tipo de ropa que debe llevar al viaje o la preparación de un botiquín básico para salvar cualquier incidencia.

Una herramienta esencial

La vacunación, continúa, es «una herramienta esencial» para la prevención de enfermedades infecciosas potencialmente graves e, incluso, letales. «Deberían, siempre, formar parte de la planificación del viaje y debe hacerse con el tiempo suficiente, especialmente si el destino es un país tropical, subtropical o en vías de desarrollo, con una elevada prevalencia de determinadas enfermedades infecciosas».

El médico recuerda que no solo hay que vacunarse en función del destino escogido sino que es completamente necesario estar al día con la vacunación ordinaria. «Algunas de las enfermedades que se previenen con la vacunación general en España pueden estar activas en el lugar de destino elegido», como es el caso del sarampión. «Una vacunación incompleta puede convertir al viajero en una persona vulnerable frente a esas enfermedades».

Nómadas digitales y covid

Cada vez son más las personas que deciden viajar y que, por lo tanto, requieren de este servicio. Una tendencia al alza que se agudizó incluso antes de la pandemia con la crisis económica de 2008, cuando muchas personas decidieron aventurarse en el extranjero para buscar trabajo. Un fenómeno que no ha hecho sino aumentar en los últimos años con la popularización del trabajo a distancia, los conocidos como nómadas digitales.

Según avanza el portavoz de Sanidad Exterior, Carlos Santana, antes de que el covid irrumpiera, en Canarias se atendía a una media de entre 5.000 y 7.000 personas al año por centro. «Los datos actuales son muy superiores a 2019, cuando ya habíamos experimentado un incremento». En el centro de Tenerife se ha dado cita a 5.035 viajeros desde el pasado 1 de enero y hasta esta misma semana. Eso, frente a las 4.167 personas recibidas durante el mismo periodo del año pasado. «Al ritmo que vamos, este año podrían alcanzarse las 20.000 personas vacunas en toda Canarias».

Infografía con un avión en forma de jeringuilla.

Infografía con un avión en forma de jeringuilla. / El Día

Más requisitos con la fiebre amarilla y la meningitis

Un crecimiento que se sustenta en varios factores. Se han endurecido los requisitos para viajar con vacunas contra la fiebre amarilla y la meningitis tetravalente en el caso de destinos tropicales o de países de peregrinación religiosa. Otro cambio importante es que los viajes ya no se concentran un solo periodo. Si antes se acumulaban en verano y Navidad, coincidiendo con las vacaciones de mayor duración, en la actualidad cada vez se organizan de forma más dispersa a lo largo de todo el año. «Se amplían desde abril hasta octubre».

Para atender esos cambios, las oficinas de Sanidad Exterior en Canarias han extendido su horario. Disponen, precisa Santana, de un equipo de siete médicos y siete enfermeros distribuidos entre ambas sedes. «Con ese personal damos cobertura suficiente a las necesidades de los viajeros del Archipiélago».

En consejo: mejor no viajar

Los expertos desaconsejan, en general, visitar países tropicales, subtropicales o en vías de desarrollo. Pero si el viajero está decidido, la recomendación de Sanidad Exterior es tener una previsión de entre tres y seis semanas antes del desplazamiento. Debe tener en cuenta que algunas vacunas, como la de la fiebre amarilla, requieren de cierto tiempo para que surtan su efecto biológico protector. En ocasiones son necesarias incluso dos y hasta tres dosis. Desde Canarias, los viajes más frecuentes tienen a Tailandia o Indonesia como destinos favoritos pero «en estos lugares no hay ninguna vacuna obligatoria». Los que sí que requieren de un pinchazo son los que escogen países del África subsahariana, Sudamérica y otras zonas del sudeste asiático.

Asociación de Médicos de Sanidad Exterior

Por su parte, el presidente de la Asociación de Médicos de Sanidad Exterior, José Gallego, sí que considera que en Canarias –al igual que en el resto del país– hay una escasez de personal que dificulta «en algunos casos» poder acceder a una cita, especialmente entre finales de primavera y septiembre. Aunque destaca, eso sí, la profesionalidad de los médicos de este servicio y su afán por atender a todos los pacientes.

Las incluidas en el calendario ordinario son gratuitas pero hay otras que hay que pagar. Es el caso, por ejemplo, de las de fiebre amarilla, meningitis o la polio, que tienen un coste que ronda los 20 euros. Sobre Canarias, el presidente recuerda que el cambio climático trae consigo el aumento de las enfermedades transmitidas por los mosquitos, un aspecto al que hay que estar muy atentos en las Islas. Gallego lamenta que el suyo sea un «servicio que se está abandonando» y con serios problemas por la deficiencia de personal. El presidente de la Asociación denuncia que no haya siquiera un sistema adecuado de clasificación de los pacientes: «Trabajamos con programas obsoletos y arcaicos y eso nos dificulta dar respuesta a viajeros urgentes».

En lo que va de año, el las Islas se ha atendido a más de 5.000 personas; a este ritmo, más 20.000 viajeros serán vacunados este 2025

Derivar los servicios a la sanidad pública

La directora de Ciencias de la Salud del Campus de Alicante de la Universidad Europea de Valencia, Noelia Rodríguez, sugiere como una posible solución «derivar» este servicio a hospitales y centros de salud, como ya se hace en regiones como la suya. Coincide en afirmar que Sanidad Exterior está masificada en buena parte del país y que en muchos casos toca practicar «el turismo de hospital en hospital» para dar con una unidad especializada que dispense este tipo de profilaxis a tiempo. «Estamos ante la tormenta perfecta porque en verano se produce una reducción del número de médicos, que deben disfrutar de su propio descanso, a lo que se suma el aumento de la demanda». Por eso insiste en la necesidad de ampliar los recursos y que estos no se limiten únicamente a los centros de vacunación internacional.

La opinión de un viajero experto: el montañero Juan Diego de Amador

En la otra cara de la moneda están los viajeros, que muchas veces se convierten en auténticos expertos. Juan Diego Amador es un geógrafo y aventurero canario con una amplia experiencia viajando a destinos exóticos en busca de altas montañas a las que escalar. En estos últimos años ha comprobado de primera mano el incremento de turistas en prácticamente todos los destinos, «lo que supone que en las temporadas altas no sea fácil conseguir cita». «Mi mejor consejo es decidir el destino con suficiente margen como para poder anticiparnos y garantizar que nuestro plan de vacunación está completo. No hay experiencia por la que valga la pena poner en riesgo nuestro bien más preciado, la salud».

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