Asunción Campos-Herrero y Cristina Gutiérrez Campos-Herrero son madre e hija. Ambas estudiaron Derecho en la ULPGC en los años 90. La madre es titulada de la primera promoción de la ULPGC (1985-1990) y su hija estudió de 1995 a 2000.
¿En qué marco se produce vuestro ingreso en la Universidad Las Palmas de Gran Canaria y en qué titulación?
Asunción Campos-Herrero Navas: Ingresé en la Facultad de Derecho cuando aún dependía de La Laguna, coincidiendo con los años en los que se reivindicaba la creación de la ULPGC.
Cristina Gutiérrez Campos-Herrero: Yo accedí a la Facultad de Derecho en el año 1995, cuando la ULPGC estaba ya plenamente consolidada.
¿Fue importante que Gran Canaria tuviera su propia universidad para que usted recibiera formación superior o habría podido salir de la isla para seguir estudiando?
ACHN: Fue muy importante, sobre todo para terminar la licenciatura, porque inicialmente sólo se podía cursar la diplomatura en Gran Canaria. Yo decidí estudiar cuando ya era plenamente adulta, trabajaba y tenía dos hijas, así que me era imposible salir de la isla para estudiar. Al crearse la ULPGC se amplían los estudios y ya no solo se imparte el primer ciclo, con lo que se podría concluir la titulación sin salir de Gran Canaria.
CGCH: Salir de la isla habría supuesto un mayor esfuerzo para mi familia, así que la ULPGC facilitó mucho que accediera a estudios superiores.
¿Había tradición universitaria en casa?
ACHN: Si la había. Mi padre era maestro y entendía que era muy importante acceder a la Universidad. De hecho, mis padres y mis hermanos pequeños se trasladaron a Madrid para que todos ellos pudieran asistir a la Universidad, y yo, que ya era mayor de edad, me quedé sola en Gran Canaria trabajando. Por eso era una espinita que tenía clavada y decidí estudiar Derecho años después.
CGCH: Sí, y además mi madre había estudiado Derecho siendo yo adolescente, así que fue un gran aliciente para decidirme a estudiar lo mismo.
¿Eran muchas las mujeres en aquellos primeros años de la ULPGC? ¿Qué perfil tenían?
ACHN: En mi época en la facultad de Derecho había muchas mujeres jóvenes, prácticamente igualábamos en número a los hombres.
CGCH: Yo diría que, entre el 95 y el 2000, en la Facultad de Derecho las mujeres ya superábamos a los hombres en número. Era una carrera que ya estaba muy feminizada.
¿Qué supuso profesionalmente esa oportunidad para usted?
Ambas: Poder dedicarnos al ejercicio de la abogacía por cuenta propia.
¿Dónde ha desarrollado su actividad?
Ambas: En nuestro propio despacho profesional. Haber estudiado lo mismo y poder trabajar juntas sin duda ha sido algo que aún nos ha unido más.
¿Volvería a hacer lo mismo?
Ambas: Definitivamente sí. Es una profesión muy vocacional. Cada caso es un reto y cada vez que salen las cosas bien para los intereses de los clientes es una gran satisfacción.