El histórico regatista grancanario Luis Doreste Blanco ganó dos medallas de oro olímpicas en los Juegos de Los Ángeles 84 (clase 470), la primera insignia dorada del deporte de nuestro país, y Barcelona 92 (clase Flying Dutchman).

Miembro de una destacada familia de regatistas, en la que han destacado su hermano mayor Josele Doreste, medalla de oro en los JJ OO de Seúl 88, y sus hermanos Noluco y Gustavo, con títulos en mundiales y participaciones olímpicas.

Durante sus primeros años desarrolló sus estudios y su preparación olímpica en Barcelona, viviendo en la Residencia Joaquín Blume de Esplugas de Llobregat.

Luis Doreste ha pasado por las clases Optimist, Europa, Snipe y crucero, así como en las clases olímpicas 470 (Los Ángeles, 1984), Flying Dutchman (Seúl, 1988 y Barcelona, 1992) y Soling (Atlanta, 1996).

«Llegamos a Los Ángeles con pocos días para conocer el campo de regatas y rompimos una vela. Afortunadamente, el entrenador apostó por nosotros y compró una nueva, algo que hoy es impensable. Ni se plantea. Si rompes una vela, no hay que comprarla, la tienes allí», confesaba el regatista sobre su llegada a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles. «Nosotros íbamos en precario», añadió.

«Como no habíamos ganado ningún campeonato anterior, éramos relativamente jóvenes y eran nuestros primeros Juegos, pues en el Comité Olímpico quizás no contaban con nosotros para una posible medalla, pero nosotros sabíamos que estábamos entre las cinco primeras tripulaciones y que podíamos luchar por una medalla», dice.

Doreste presume de recordar con detalle cada una de las seis regatas que disputó en aquellos Juegos (Molina y él se permitieron el lujo de renunciar a la séptima, porque ya eran campeones). Y eso que «no llegaron con la mejor de las preparaciones posibles», añade.

Aunque pocos contaban con ellos, Doreste matiza que Molina y él sí sabían que eran «algo más favoritos de lo que la gente pensaba».

«Ese mismo año habíamos quedado primeros en la Semana Olímpica de Roma, terceros en la Semana Olímpica de Palma y segundos en la Semana Olímpica de Kiel (Alemania), mes y medio antes», apuntó.

«Las cosas luego rodaron muy bien, tan bien que pudimos ganar el oro antes de la última prueba y administrar y entrar novenos en la penúltima, sin tener que arriesgar», concluye.